En la historia del cine no se puede hablar de comedias memorables sin mencionar al genial Charles Spencer Chaplin (Carlitos). El actor inglés (1989-1977) saltó a la fama con películas mudas. Con un personalísimo estilo, amalgamó el perfil del payaso circense con los de mimo y acróbata. Su personaje trascendente del desheredado -Charlot, un vagamundo- encarna la lucha del individuo contra las adversidades y profundiza sentimientos muy puros de amor a los semejantes.
En la etapa del cine sonoro apela a la sátira y a los componentes dramáticos y, además de su función actoral, opera como director, compositor y productor.
Falleció en la navidad suiza de 1977.
Fue un fundador de la comedia cinematográfica. Su genio atrapó a los públicos de una sociedad distante. Hoy, ver sus filmes, suscita alegría, admiración y ternura.
Ninguna de sus películas figura en la selección de la revista inglesa Sight and Sound (Imagen y Sonido), a la que aluden algunos de los títulos que vengo comentando.
Sus directores fueron Gene Kelly y Stanley Donnen; productor, Arthur Freed; actores, el propio Kelly, Donald O’Connor, Debbie Reynolds, Jean Hagen, Cyd Charisse.
Se trata de una comedia musical reidera que realiza la descripción del pasaje del cine mudo al sonoro.
Kelly se distinguió en Broadway como bailarín de claqué (zapateador de taco y punta), habiéndose iniciado en Pittsburgh (Pennsylvania) en la escuela de baile de su madre.
En Invitación a la danza (1956) -totalmente bailada- trabaja como director. En Baile de dioses (1960) aporta una coreografía jazzística para el Ballet de la Ópera de París.
Fue actor distinguido en Heredar el viento (Inherit the wind), 1960, de Stanley Kramer. Expira en febrero de 1996.
Viró hacia la comedia pura, alcanzando un gran estilo y autoridad directriz. Suyas son: Indiscreta (1958), Charada (1963) y Dos en la carretera (1967).
Cantando bajo la lluvia ocupa el décimo lugar en el ranking inglés citado al comienzo, pero nadie ignora que se trata de una de las mejores creaciones de su género.
El baile cantado con júbilo, bajo una copiosa lluvia, es una demostración de maestría, tan original de este filme, como algo digno de verse no sólo una vez, sino siempre. Tal el entusiasmo que promueve.
Sus movimientos ocurrieron con tres peculiaridades. La primera: al filmarse, el actor se encontraba enfermo, con alta temperatura. La segunda: para resaltar el efecto del chapoteo en el agua, esta fue mezclada con leche. Tercera: la utilización simultánea de varias cámaras permitió que la canción quedara registrada con una sola toma.
Con justa razón fue nominada a varios premios del Oscar. Se le declaró de interés cultural, histórico y estético por la Biblioteca del Congreso de EE.UU. y ha sido seleccionada para su preservación por el Registro Nacional de Filmes del mismo país.-