jueves, 3 de diciembre de 2009

LOS TÍTULOS CLÁSICOS DEL CINE

Escribe Walter Ernesto Celina
waltercelina1@hotmail.com - 23.11.2009

En tiempos en que la política invade casi compulsivamente los espacios periodísticos, proponer un cambio de temática no resultará una originalidad pero, al menos, para una parte de los lectores, podrá ser menos tedioso.
Plantearse realizar el registro de los 10 mejores filmes de la historia del séptimo arte no es tarea sencilla. Antes bien, anticipa que es un asunto controversial.

La revista Sight and Sound, británica, promovió hace unos años una encuesta entre la crítica especializada, que luego fue ampliando hacia los directores más famosos.
De este modo, emergió un ranking integrado con diez películas.
Una selección de filmes pioneros resultó predominante en el listado, por lo que me ha parecido más ajustado calificar a los escogidos como títulos clásicos, aunque algunos -pocos- podrían aún reputarse como relativamente modernos.

La buena cultura cinematográfica uruguaya, uno de cuyos críticos eminentes fue Homero Alsina Thevenet (desaparecido no hace mucho), catapultó las denominaciones seleccionadas, muchísimo antes de lo que verificara la publicación británica.
Cine Club (entidad que no soportó el auge de la televisión), Cine Universitario, Cinemateca Uruguaya y el SODRE (antes del incendio del Estudio Auditorio) exhibieron el grupo de cintas. Y actualmente la Sala Nelly Goitiño, perteneciente a la entidad oficial, ha efectuado una programación con las piezas fílmicas de referencia.

Entro en materia.
¿Cuáles son las 10 más famosas?
1.- El ciudadano, de Orson Welles. 2. Vértigo, de Alfred Hitcocock. 3. La regla de juego, de Jean Renoir. 4. El padrino I y II, de Francis Ford Coppola. 5. Cuento de Tokio, de Yasujiro Ozu. 6. 2001, Odisea del espacio, de Stanley Kubrick. 7. El acorazado Potemkin, de Serguei Eiseinstein. 8. Amanecer, de F. W. Murnau. 9. 8 y medio, de Federico Fellini y 10. Cantando bajo la lluvia, de Gene Kelly y Stanley Donen.
Se trata de obras señeras. Sin embargo, como toda clasificación, encasilla la realidad y la reduce. Los elementos subjetivos no pueden, asimismo, separarse de cualquier valoración.
Como siempre es bueno cotejar las opiniones ajenas con las propias, estoy tentado de examinar con cada lector las listas que cada cual haría.
Y para que no se infiera que pueda estar propenso a esconder el bulto, con absoluta modestia, de este gran grupo priorizaría tres, a saber: El Acorazado Potemkin, El ciudadano y Cantando bajo la lluvia.
Sobre algunas de sus características me extenderé en su momento.-

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