martes, 7 de junio de 2011

LOS COMPROMISOS DE LA PRESIDENTA DILMA ROUSSEFF

Escribe Walter Ernesto Celina
walter.celina@adinet.com.uy – 05.06.2011

Una primera y especial consideración. Debe considerarse como un hecho auspicioso que gobernantes de países democráticos vecinos estrechen vínculos, confeccionen agendas de cooperación y movilicen proyectos de recíproco interés.
No es tarea sencilla, para un Estado de la pequeña dimensión del uruguayo, sentarse a la mesa de negociación con quienes manejan economías de gran escala.
Se trata de un desafío ineludible, con prevención que deberá encararse con trabajos inteligentes, inagotable perseverancia y sentimiento de soberanía. Nada de “ir colgado”, como apéndice, “en un estribo” de una potencia arrolladora.
La Sra. Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, preludió su reciente visita a Uruguay con una nota de corte informativo en la que expuso conceptos acerca de lo que anuda la relación bilateral de los dos países. A la vez, se detuvo en algunos emprendimientos conjuntos. No dejó de mencionar cuestiones atinentes a la política regional e internacional.
Así, señaló su compromiso con el permanente fortalecimiento de nuestra asociación, esclareciendo que esta alianza se sostiene por intereses comunes y complementarios, como por la identificación de nuevas oportunidades.
Cita los vínculos afectivos e históricos compartidos que, como se sabe, tienen un perfil de mayor intensidad al norte de Uruguay y al este, en la zona atlántica. Se obliga a incentivar los mecanismos existentes, en particular, de la denominada Nueva Agenda de Cooperación y Desarrollo Fronterizo, con enunciados atinentes a las áreas de salud, educación y seguridad, a más de las de saneamiento y medio ambiente.
Una digresión: Al respecto, desde el 2000, escribí no menos de 70 artículos, acogidos por el semanario Liberal de Santa Vitória do Palmar (Rio Grande do Sul) y en Tribuna Atlántica, una columna del portal Chuynet.com, la mayoría vinculados a conveniencias recíprocas en los entronques brasileño-uruguayos. Si el papel es resistente, la “clase política” ha demostrado lo que es la lenidad, ese tranco lento, similar a la indiferencia.
La presidenta del país norteño, deteniéndose en el momento histórico, caracterizado por el crecimiento económico y la estabilidad democrática que se vive en cada país, manifiesta que los empresarios brasileños están demostrando un creciente interés por Uruguay.
A continuación, efectúa una acotación que adquiere significación conceptual, viniendo de quien viene. Este es el párrafo: La integración de nuestros países no puede darse solamente por la adquisición -por firmas brasileñas- de activos uruguayos, sino por una articulación productiva de nuestras economías, orientadas hacia el futuro y, por esa razón, centrada en la innovación.
Luego de mencionar que en 2010 el intercambio comercial alcanzó el valor récord de 3,1 millones de dólares, aumentando la colocación de manufacturas uruguayas, apunta que Brasil es el “principal proveedor de Uruguay y el principal destino de los productos uruguayos."

La intensificación de las relaciones pasará por nuevos encuentros presidenciales, como de funcionarios de rango y por el seguimiento de la actividad de la Comisión de Planeamiento Estratégico entre los dos estados.
Rousseff pasó revista al acuerdo para el aumento de la capacidad de transmisión de energía eléctrica, mediante la línea San Carlos-Candiota; puente sobre el Río Yaguarón, conexión férrea Cacequí-Santana do Livramento y Rivera-Montevideo, implementación de la hidrovía con llegada a la Laguna Merín y de la realización de estudios para un puerto regional atlántico. Entre otros puntos, destacó la necesidad de acelerar laboratorios de biotecnología, nanotecnología y televisión digital (tras la adopción por Uruguay de la norma Isdb-T). La falta de concreción de varios proyectos viene de bastante atrás.
En el plano internacional hay dos destaques principales. Consolidación de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y reforma e integración del Consejo de Seguridad de la ONU, que le otorgue un sillón a Brasil. También, realizó una alusión al discutible estacionamiento de tropas en Haití.
Reivindicó el modelo democrático de crecimiento económico con inclusión, que parece tornarse un emblema común de los dos gobiernos, lo que desde la propia izquierda, tanto en Brasil como en Uruguay, se le ha criticado por tibio al Partido de los Trabajadores de Lula Da Silva, como al Frente Amplio.
Si esta carta de intenciones de la Sra. Dilma Rousseff se ejecuta, habrá continuidad en el enfoque del “progresismo” cisplatino, más negocios para los inversores externos, un “despertar” y un leve alivio para la gente que vive de su trabajo diario. Por fuerza, una facilitación del acercamiento de nuestros pueblos. Esto puede resultar en una ventana al porvenir no inmediato, a acciones transformadoras de los modelos imperantes.-
Cambio sustancial no habrá, más no correspondería mirar con indiferencia lo prometido. Entre otras cosas, porque el pan de la gente siempre importa.

CAMINANDO POR EL PRETIL

Escribe Walter Ernesto Celina
walter.celina@adinet.com.uy - 25.05.2011

Hechos reiterados, relativos al quiebre formal de la división de poderes, han sido obviados políticamente, lesionando una prestigiosa tradición republicana, hasta ahora seguida en el país.
La culpa puede repartirse por partes entre el Presidente José Mujica y el Frente Amplio y una oposición a la que las ovejas le pasan por entre las piernas.
Veamos de qué se trata.
La división de poderes en el sistema institucional democrático-republicano uruguayo está resguardado por disposiciones que tutelan el grado de independencia y autonomía de cada una de las tres ramas: ejecutiva, legislativa y judicial.
Cierto es que, la premisa de Montesquieu -acogida por la Constitución Nacional-, se baña en las aguas de la política que, con su variados intereses, penetra los resortes del poder etático, al decir del eminente constitucionalista Barbagelata.
No es ocioso recordar que el Presidente de la República ejerce ciertas potestades legislativas; la Suprema Corte de Justicia y Tribunales de Apelaciones se designan por el órgano multipartidario denominado Parlamento. A su vez, este mismo Poder Legislativo tiene algunas facultades recortadas y está inhibido de dictar normas sin la iniciativa del Poder Ejecutivo en materias determinadas y, aún, para elaborar ciertas leyes.
La separación de poderes no es, pues, absoluta. Hay vasos comunicantes, más allá de la especificidad genérica asignada a los órganos.
La tradición de funcionamiento de ellos hace que sus titulares asuman los roles desde sus respectivas sedes, cuidándose cada uno de no ser manejado, o siquiera sospechado de interferencias, presiones, dictados u órdenes.
Recuérdese que la dictadura “cívico-militar” -que padecimos desde 1973, con el coloradismo bordaberrysta y los “blancos baratos”-, pateó y tiró por la ventana a Montesquieu y, bajo las botas, unificó el poder en el Estado. Lo hizo uno, absolutizándolo.

Los cuerpos legislativos emanados de las urnas siempre fueron celosos custodios de sus potestades, frenando cualquier ingerencia extraña. Así, los secretarios del Poder Ejecutivo concurren al Parlamento en casos de ser invitados o citados a dar informes; los ministros de justicia son requeridos para temas legislativos, pero no para abordar situaciones jurisdiccionales.
La fidelidad a la Constitución se le toma a cada presidente electo en el seno de la Asamblea General, integrada por los representantes populares de los partidos. Sólo en actos protocolares ingresan al Poder Legislativo delegados de potencias extranjeras. Con el Frente Amplio se ha dado la excepción -ruinosa- de permitir que funcionarios del Fondo Monetario Internacional y similares hayan desembarcado en el Palacio de las Leyes.
Siendo los legisladores los jueces del Presidente, ante la ocurrencia de delitos graves o violación de la Constitución, cabría suponer que el primer mandatario, como “el César y su mujer, no sólo deben serlo, sino, también, parecerlo”.

Los senadores y diputados de izquierda, de otros tiempos, fueron defensores acérrimos de la soberanía de sus mandatos. Y se erigieron, con figuras de gran talla de otros sectores democráticos, en guardianes de una postura entroncada con las nacientes del mismo sistema institucional. Esto es, con los procesos que limitaron el absolutismo británico (Bill of Rights, 1689), adquiriendo dimensión posterior con las doctrinas de la revoluciones estadounidense y francesa y sus documentos ejemplares. Y, ya que estamos en el Bicentenario de la Emancipación Americana, ser fiel a estas ideas-mojones, sería una forma de cultivar el legado revolucuionario artiguista, que las acogió.
Un sentido de delicadeza hizo que hasta la Presidencia de Vázquez Rosas, incluida ella, ningún Presidente fuera visitante asiduo del Poder Legislativo. Tras los actos de “juramento” de cada 1º de marzo, cada 5 años, ninguno vino a dar espaldarazos y saludos solidarios, ni a capitanear reuniones, de ningún tipo, en la Casa de las Leyes.
José Mujica, sí. ¡Y nadie le paró el carro!
Los suyos, como en misa, diciéndole amén. Allí estaba quien, comulgando con los argumentos presidenciales, le sustrajo a su partido el voto decisivo para sancionar la ley que no fue…
Los adversarios, en tanto, sordos, mudos y ciegos. Obsequiosos por unos platillos de lentejas recibidos. La ingerencia no los excitó en nada.
En síntesis: El apoyo expresado al ex senador Fernández Huidobro por el Presidente Mujica marcó un manifiesto entremetimiento cuando la Cámara Alta daba sanción parcial al proyecto sobre la imputabilidad de militares. Pero, más grave fue, cuando -reiterando la misma conducta- citó a la bancada oficialista, ingresó de nuevo al Palacio Legislativo y, en la antesala del pronunciamiento de fondo que faltaba, sopesó los alcances y consecuencias del proyecto.
Esta insólita intrusión viola, lisa y llanamente, lo que declaró respetaría: La Constitución.
Burdo el presidente. Pusilánimes los parlamentarios.-

¡BIENVENIDO SEÑOR ZORRO!



Escribe Walter Ernesto Celina
walter.celina@adinet.com.uy - 28.05.2011

El título escogido podría emparentarse con alguna de aquellas fábulas legadas por Esopo o Iriarte. Pero, poco tiene que ver la materia a tratar con ellas, aunque del examen podría desprenderse alguna enseñanza moral. Siguiendo la labor sigilosa que desde hace algunos años venían cursando en el país varias empresas mineras extranjeras, escribí no menos de cinco notas en diversos medios.
Grupos transnacionales habían visualizado las enormes riquezas almacenadas bajo nuestro suelo y afilaban sus uñas. Por sondeos, prospecciones y extracciones pagaban al Estado derechos irrisorios y salarios mínimos a los trabajadores. A la vez, usufructuaban de una legislación permisiva, con contralores laxos.
Las reservas son de oro, hierro, níquel, petróleo y formaciones emparentadas, piedras semi-preciosas y otras.
Lo que modestamente sabía, como ciudadano atento, mejor podían conocerlo el ex Presidente Vázquez y cualquiera de sus ministros. Por entonces, uno de ellos, ex gerente de la filial uruguaya de Texaco Co.
Aquel silencio se prolongó hasta casi la finalización del primer mandato del “progresismo”, cuando lacónicamente Danilo Astori anunció “importantes inversiones en minería”.
Tras tanta clandestinidad, mostró su cara la transnacional hindú “Zamín Ferrous”. El pulpo extendería sus brazos desde la zona de Valentines.
El capital a aplicar superaría al de la controversial “UPM”, ex “BOTNIA”. Era, de seguro, un suculento plato.
El Ing. Fernando Puntigliano, hombre del gobierno vazquista en la Administración Nacional de Puertos, dejó sus funciones y pasó automáticamente a comandar el emprendimiento. Es el “country manager” (gerente y personero local máximo) de la compañía.
Ahora, es secundario saber a quien responde este “yuppy”, confeccionado a la medida de lo “público-privado”. Después de todo, Vázquez había demostrado cómo se puede encontrar la piedra con la cual tropezar, para caer de rodillas ante el FMI…
Iré al grano.
La “Red de Economistas de Izquierda del Uruguay” (REDIU), en las postrimerías de 2010 publicó “La Torta y las Migajas”, en una edición de “Trilce”. El académico Ruben Elías, con el título “El hierro del Uruguay para el futuro de nuestros hijos”, entre otros elementos, aporta una decena de objeciones al proyecto “Aratirí” de la inversora de la India.
Me permito sintetizarlas así:
1.- La empresa controlará “in totum” el negocio(ón), que abarcará desde la extracción al acarreo y exportación. 2.- Utilizará un “paquete tecnológico” depredador, inferior al empleado en Europa. Afectará la agropecuaria, generará desarreglo ambiental y deuda social. 3.- No creará empleo permanente, ni calificación de mano de obra; sólo habrá un “boom” transitorio, vinculado a la instalación.
4.- Siguiendo conceptos de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina), el objetivo de desarrollo de país no es compatible con este tipo de inversoras. Así, el plazo de compromiso operativo establecido, podrá ser extendido a la espera de momentos más rentables, en detrimento de la ocupación del personal contratado.
5.- Asimismo, estas transnacionales conjugan su poder en el mercado con acciones políticas diversas. Trabajan los “acuerdos de libre comercio”, auspician las regulaciones de la Organización Mundial del Comercio y de instituciones financieras (Fondo Monetario, Banco Mundial, Banco Interamericano”). Promueven cambios de la legislación local (Código de Minería en Uruguay).
6.- Estos emprendimientos penetran a través de facilidades y ventajas acordadas por los gobiernos, desconociendo las necesidades presentes y futuras de la población. Van en detrimento del partimiento nacional, producen gastos ilimitados de agua y para su provecho alteran la matriz energética. 7.- Cualquier conflicto jurídico se dirime a través de tribunales extranjeros, generando una juridicidad supranacional.
8.- Dos tercios del comercio internacional ocurre entre complejos industriales-financieros gigantes. La mitad del volumen de las transacciones sucede al interior de las corporaciones y subsidiarias. 9.- Estos proyectos están exentos de la obligación de efectuar inversiones de interés para el país. La minera “Aratirí” no propone ninguna nueva fuente de desarrollo industrial. 10.- Las multinacionales están opuestas a los mecanismos regulatorios, sin más intereses que los propios.

El segundo gobierno frenteamplista ha abierto las puertas del país, ha extendido la alfombra y ha dicho: ¡Bienvenido señor zorro!
A el también, en su gallinero, le volarán las plumas.