domingo, 10 de noviembre de 2013

VIDRIERA VATICANA (III)

EL PAPA FRANCISCO FALSEADO DESDE UNA DIÓCESIS INGLESA
Escribe Walter Ernesto Celina
10.11.2013

Si desde muy antiguos tiempos doctores ha proclamado la Iglesia Católica para la defensa de su doctrina y hoy dispone de personalidades prestigiosas que pueden hacerlo, desde cualquier lugar, mal podría asumir dicho papel un ciudadano del mundo que no se identifica con ella.
La prevención corresponde pues el culto a la verdad es un atributo esencial para el esclarecimiento de las ideas y los debates políticos, ideológicos, filosóficos con que el hombre pretende abrir el paso a nuevos y mejores tiempos.
Si un hecho que se ofrece por cierto resulta inexistente, quien lo produce es un mentiroso.
Si hace que esa falsedad se repita sin límite, es un goebbeliano puro. Un artífice político de la mendacidad.
Desde el mes de marzo de 2013, en diversos idiomas, se ha “reproducido” una imaginaria entrevista entre quien fuera el Cardenal argentino Bergoglio -actual Papa Francisco- y el periodista estadounidense Chris Mattews.
Se trata de un cuidado texto en que el prelado estaría exponiendo una filosofía acendradamente neoliberal, arremetiendo contra un “socialismo” genérico, al que se acusa de ser causante de la pobreza…
Se desconoce cuál es el pensamiento más íntimo del religioso, aunque resulta evidente que no es el suyo un léxico agresivo, descomedido o despreciativo. Ha hablado de las políticas neoliberales y de sus efectos en la marginación operada en su país. Ha disentido con el estilo de las damas de “Caritas” de Argentina, las que concurren a centros lujosos de Palermo a reunir fondos para los desposeídos. Ni el lenguaje que usaba antes, ni el que ha utilizado luego de su proclamación como Jefe del Estado Vaticano y Pontífice sacerdotal, traduce  groserías o maltratos.
Tampoco ha acometido contra los presidentes no tradicionales de América Latina, a varios de los cuales ha recibido de buen talante. Son los mismos que aparecen estigmatizados en la versión falsa.
Cuando la especie de laboratorio fue divulgada se dijo que se trataba de un reportaje realizado por un periodista “ateo”, y que no se emitió en razón que Bergoglio hacía “picadillo” al entrevistador.
¿En qué parte de la web aparecía esto?
¡Nada menos que en la página de la Diócesis Católica de Salford, en el Reino Unido!
¿Quién era el periodista, presuntamente implicado?
Alguien de vasta experiencia y reconocida fama en los Estados Unidos: Christopher  (Chris) Matthews, de la cadena MS-NBC.


El entrevistador, lejos de ser ateo, es un católico con ascendencia irlandesa. Nació en Philadelphia el 17 de diciembre de 1945. Cursó bachillerato en La Salle College High School. Se graduó en 1967 en el College of the Holy Cross. Se licenció en Economía en la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill. Fue colaborador directo del Presidente Carter.    
 Es presentador de noticias y comentarista político en la cadena  MS-NBC. Llega a 83,6 millones de hogares de EE.UU., emitiendo desde Nueva Jersey. La red fue fundada por Microsoft y la unidad NBC de General Electric. Parentesco de izquierda, ninguno.
La tergiversación, finalmente, cedió. La diócesis no pudo presentar información sobre el origen de la versión mentirosa y fue retirada de su portal en Internet.
Para jugar sucio en el plano político, por algún tiempo los falsarios desconocieron el 8vo. mandamiento de su comunidad: “No levantarás falsos testimonios, ni mentirás”.
¿Y el Papa Francisco?
Duerme con un ojo abierto.-     

‘Los hombres no podrían vivir juntos si no tuvieran confianza recíproca, es decir, si no se manifestasen la verdad’
S. Tomás de Aquino, s. th. 2-2, 109, 3 ad 1
La virtud de la veracidad da justamente al prójimo lo que le es debido; observa un justo medio entre lo que debe ser expresado y el secreto que debe ser guardado: implica la honradez y la discreción. En justicia, ‘un hombre debe honestamente a otro la manifestación de la verdad’
S. Tomás de Aquino, s. th. 2-2, 109, 3


VIDRIERA VATICANA (II)

EL PAPA  VISTO POR UMBERTO ECO
Escribe Walter Ernesto Celina
10.11.2013

¿Hay un Papa de izquierda en Roma?
No se trata de una pregunta original puesto que se la formulan los católicos interesados en la superación de muchos de los asuntos que sacuden a la Iglesia Apostólica Romana. La interrogación  está, asimismo, por fuera de esta comunidad religiosa. Se corresponde a un estado de ánimo cierto.
También se la ha planteado una personalidad mundial de relieve: el pensador Humberto Eco.
Se trata de un miembro del Foro de Sabios de la Mesa del Consejo Ejecutivo de Unesco y Doctor Honoris Causa en 38 universidades. 
Nacido en Alessandria, en la Italia nórdica, vivió en un villorrio piamontés y se educó con salesianos. 
Doctorado en  Filosofía y Letras en la Universidad de Turín, en 1954,  su tesis fue “El problema estético en Santo Tomás de Aquino”. Ejerció cátedras en las Universidades de Turín, Florencia y Milán. En la Universidad de Bolonia trabaja en semiótica. Es fundador de la Escuela Superior de Estudios Humanísticos.
Él ha puesto en la vidriera al Papa Francisco de una manera distinta, con erudición y pensamiento autónomo, para dejar con mucha asepsia picando una pregunta final:
El Papa Francisco es un jesuita que eligió un nombre franciscano y prefiere hospedarse en hoteles sencillos y no en los de lujo. Sólo le queda lucir un par de sandalias y hábito de monje, echar del templo a los cardenales que manejan un Mercedes Benz y regresar a la isla siciliana de Lampedusa para defender los derechos de los inmigrantes africanos detenidos allí.
        Por momentos, parecería que Francisco fuera la única persona que queda, que dice y hace “cosas de izquierda”.
        Sin embargo, también se lo ha criticado por no ser suficientemente de izquierda: por no alzar públicamente la voz contra la Junta Militar argentina de los años 70, por no apoyar la teología de la liberación, que busca ayudar a los pobres y los oprimidos, y por no realizar pronunciamientos definitivos sobre el aborto o la investigación con células madre. ¿Cuál es exactamente la postura del Papa Francisco?
En primer lugar, creo que es un error considerarlo un jesuita argentino. Tal vez deberíamos considerarlo un jesuita paraguayo. Después de todo, es probable que su educación religiosa se viera influenciada por el “sagrado experimento” de los jesuitas paraguayos. Hoy día, lo poco que sabe la mayoría de la gente sobre esos acontecimientos se debe a la película de 1986 “La misión”, que protagonizan Robert De Niro y Jeremy Irons y que –tomándose considerables licencias– condensa 150 años de historia en unas dos horas.
Para resumirla en pocas palabras: de México a Perú, los conquistadores españoles perpetraron masacres inenarrables con el apoyo de teólogos que veían a los pueblos indígenas como salvajes y pensaban que tenían justificación divina para conquistarlos.
A comienzos del siglo XVI, el valiente misionero e historiador español Bartolomé de las Casas cambió de bando, renunció a sus siervos aborígenes y volvió a España para abogar por una forma de colonización más pacífica. Criticó la crueldad de conquistadores como Hernán Cortés y Francisco Pizarro y presentó a los indígenas bajo una luz totalmente nueva.
A comienzos del siglo XVII, los misioneros jesuitas decidieron reconocer los derechos de los aborígenes (en especial los guaraníes, que vivían principalmente en Paraguay en condiciones casi prehistóricas) y los organizaron en “reducciones” o comunidades autosuficientes. Los jesuitas les enseñaron a autoadministrarse, en total comunión con los bienes que producían –aunque con la meta de “civilizarlos”, lo que quiere decir convertirlos–. A algunos indígenas también les enseñaron arquitectura, agricultura, el alfabeto, música y arte, produciendo en algunos casos escritores y artistas talentosos.
La estructura socialista de esas aldeas podría hacernos pensar en la “Utopía” de Tomás Moro o en “La ciudad del sol” de Tommaso Campanella, pero los jesuitas se inspiraban en las comunidades cristianas primitivas. Aunque crearon consejos de aborígenes electivos, en última instancia eran los Padres los que controlaban la administración de justicia. “Civilizar” a los guaraníes también significaba prohibir la promiscuidad, la pereza, la ebriedad ritual y a veces el canibalismo.
En suma, los jesuitas establecieron un régimen paternalista estricto. Y por eso, como ocurre con todas las llamadas utopías, puede que desde afuera admiremos la perfección organizativa, pero de ningún modo querríamos vivir allí.
 Más tarde, el conflicto por la esclavitud y la amenaza de los “bandeirantes” o cazadores de esclavos llevó a la creación de una milicia popular –respaldada por los jesuitas– que combatió valerosamente contra los dueños de esclavos y los colonos. Poco a poco, los países católicos de Europa llegaron a ver a los jesuitas como agitadores peligrosos y, en el siglo XVIII, siguiendo una directiva del Papa Clemente XIV, España, Portugal, Francia y otros países los expulsaron. Con ello, el “sagrado experimento” llegó a su fin
 Muchos pensadores de la era del Iluminismo arremetieron contra el gobierno teocrático de los jesuitas considerándolo el régimen más monstruoso y tiránico que hubiese visto el mundo, pero otros tenían una visión distinta: Ludovico Antonio Muratori, por ejemplo, hablaba de comunismo voluntario inspirado por la religión, y Montesquieu dijo que los jesuitas habían comenzado a curar el flagelo de la esclavitud.
        Ahora bien, si decidimos interpretar las acciones de Francisco desde este punto de vista, debemos tener en cuenta el hecho de que han pasado cuatro siglos desde el “sagrado experimento”; que la idea de libertad democrática hoy tiene amplio reconocimiento, incluso entre los integristas católicos; que el Papa actual seguramente no tiene intenciones de llevar a cabo experimentos similares en la isla de Lampedusa; y que sería bueno que lograra desarticular paulatinamente el
“Istituto per le Opere di Religione”, el llamado Banco Vaticano. Sin embargo, de vez en cuando, no es tan malo ver un atisbo de la historia en los acontecimientos que hoy se desarrollan a nuestro alrededor.

VIDRIERA VATICANA (I)

EL PAPA FRANCISCO HACE UNA CONDENA VERBAL
10.11.2013

El Papa Francisco acaba de denunciar la cultura del soborno y la corrupción imperante en los ámbitos públicos y privados. Habló del tráfico de "un dinero sucio" que se convierte en "pan sucio para los hijos".
Aceptar sobornos "es un pecado grave", advirtió durante la misa  matutina que celebra en la Casa Santa Marta, dentro del Vaticano.
"Se comienza con un sobre y después es como la droga". Y agregó: "Dios recomendó llevar el pan a la casa con nuestro trabajo honesto" y "no dar de comer a los hijos con pan sucio"
"Hijos, quizás educados en colegios caros, quizás crecidos en ambientes cultos, que han recibido de su papá como alimento la suciedad, porque su padre, llevando pan sucio a casa ha perdido la dignidad. ¡Y esto es un pecado grave!". 
Se refirió, asimismo, a algunos "administradores de empresas, administradores públicos, administradores del gobierno" -que si bien podrían "no ser tantos"-, hacen de esto "una costumbre mundana”, a la que tildó como “fuertemente pecaminosa".
El Papa Francisco, con claridad, pega en el clavo cuando denuncia los métodos espurios.
Con facilidad podemos estar contestes -tirios y troyanos, comulguemos donde comulguemos- que esta práctica corroe la institucionalidad democrático-republicana y forma ladrones de guantes blancos, de doble apellido, y una serie de ladronzuelos secundarios.
Cabría objetar que el Papa Francisco achica la cuenta al momento de presentarla pues, no apela a ningún medio para que sea pagada.
No obstante, sus palabras no están desprovistas de valor. Muestran una gran llaga contemporánea.
Agregaría que, más allá de cualquier forma pragmática de sanción, en la exposición subyacen algunos items para una reflexión más profunda. Entre otros ¿cuál es el origen de la moral, cómo se la practica, cómo se  la traduce en el derecho, cómo se corrigen  los incumplimientos?
Pero, sin ir tan a fondo, de algo estoy seguro. Ejerciendo los mandamientos de la moral media prevalente -no ya los deuteronómicos de “no robarás” o “no desearás a la mujer del prójimo”- este aislado discurso papal no alcanzaría para convencer al ladrón, ni al hombre adúltero y, menos aún, al tratante de blancas, quienes no cejarían en sus hábitos.
Dentro de cada sistema económico la moral suele ser vista desde ángulos distintos, según de quiénes se trate.
Alí Babá difícilmente hubiera podido cambiar la moral de sus 40 acompañantes y, desde otro ángulo, es posible que mucha gente jamás hubiera dejado de apostar por Robin Hood, aquel ladrón justiciero para los pobres.-