viernes, 25 de mayo de 2012

LATIGAZO EN LA FISCALÍA


Escribe Walter Ernesto Celina

La magistratura nacional tiene dos vertientes diferenciadas, aunque funcionalmente concurrentes. La del Poder Judicial (estructurado con una autonomía importante, aunque no plena) y la del denominado Ministerio Público y Fiscal, dependiente del Poder Ejecutivo, a través del Ministerio de Educación y Cultura. La resultante son dos magistraturas diferenciadas.
En noviembre de 2011 un ardoroso debate tuvo lugar en el seno de la gremial de fiscales. Un sector -constituido por Mirtha Guianze, Ana María Tellechea y Ricardo Perciballe- defendía el punto de vista que el cargo de Fiscal de Corte -de culminación de la carrera- fuera ocupado por un integrante del escalafón.
En el fondo, este grupo de técnicos se alzaba contra la ingerencia del Poder Ejecutivo en el ámbito de su especialización jurídica. Desde afuera, un criterio opuesto era alimentado por ministros de la Suprema Corte. Levantaban la tesis que pudiera ser un juez. Es decir, un elemento ajeno a la fiscalía, extraído de otro poder del Estado.
La carrera fiscal está regulada por el decreto-ley 15.365 y normas modificativas. Cae de suyo que la antigüedad (que no es vejez, sino experiencia) y la calificación, que dan la noción de “antigüedad calificada”, son los componentes esenciales para que el Poder Ejecutivo designe al más competente. Lo demás, es otro poco de lo mismo: selección de amigos, cubileteos políticos, toma y daca o ampliación de la corruptela de los “cargos de particular confianza”. Efecto: descomposición de la “carrera administrativa”, consagrada por la Constitución.
¿Quién habría de recibir el regalo?
La senadora Susana Dalmás (excomunista y acompañante del grupo del vicepresidente Danilo Astori), anunciaba -el 28 de marzo último- un acuerdo amplio entre los partidos políticos. Objeto: conceder la venia         -pedida por el gobierno de José Mujica- para nombrar Fiscal de Corte al Dr. Jorge Díaz, aún juez en el área del crimen organizado.
Cabe preguntar: ¿Lo relevaban del Poder Judicial porque acusaba fatiga funcional, en mérito a la pesada tarea cumplida?
Tal vez. Aunque, por pura ironía histórica, este argumento fue el que agraciado tuvo para sacar de su puesto, de un seco plumazo, al Fiscal Penal Dr. Ricardo Perciballe. El funcionario nunca se quejó del volumen de su trabajo, ni tampoco solicitó traslado; ni pase en comisión al Parlamento…, por ejemplo.
Las relaciones del ex juez con el fiscal, según comentarios extendidos, no eran de plena concordancia. Este hecho tiñe, como cosa espuria, la primera resolución adoptada por el novel jerarca.
Cae de suyo que una persona, juiciosa y justa, no puede excusarse en una potestad discrecional para mover, por mero antojo o capricho, a un funcionario de relevancia, cual si se tratara de una butaca que se lleva de una sala a otra.
Hay otra gravísima evidencia. El senador del Partido Nacional, Dr. Jorge Larrañaga, admitió que antes de su designación, el Dr. Díaz habría anticipado que trasladaría al Dr. Perciballe.
Esto parece decir que el ex juez puso la cabeza, del que sería su inmediato defenestrado, sobre una bandeja de plata en el Senado. ¿Cuándo? Por coincidencia, al considerarse su complicada venia, que requería los 3/5 de votos del Cuerpo.
Surge que para el desalojo de la función que cumplía el Fiscal Perciballe no existió razón de mejor servicio que justificara el paso fallido del Fiscal General.
Es su acto anidan los gérmenes de la desviación de poder. Más, mirado políticamente, es un manchón antidemocrático, gestado en la cima del poder etático.

Según los medios, estos eran algunos pesados legajos sobre los que el Fiscal Ricardo Perciballe estaba a punto de dictaminar:
A.- Ex ministro Dr. Gonzalo Fernández (en mandato de Tabaré Vázquez), por presunta concusión de interés público y privado (derogación del Artº 76 de la Ley 2.230 - caso Peirano) y decreto de un seguro médico. B.- Casino Nogaró. C.- Aduanas. D.- Ministerio del Interior. E.- Narcotráfico.

La Dra. Ana María Tellechea, componente de la Asociación de Magistrados del Ministerio Público y Fiscal, alertando sobre los episodios, sostuvo que se registró una manifiesta “intromisión en la independencia de los fiscales”, agregando que “ahora quedamos todos propensos a que nos venga un latigazo de arriba”.
Con menos soberbia, gobernantes y magistrados deberían entender que sus desvíos no quedarán sin sanción en la opinión pública.-


EUROPA - EL NUEVO CABALLO DE TROYA


Escribe Walter Ernesto Celina
walter.celina@adinet.com.uy -11.05.2012

Con la reciente caída electoral de Nicolás Sarkozy, Francia se suma a la lista de 16 países europeos sacudidos por la crisis financiera mundial, la más extensa y profunda que haya soportado el sistema.
El primer temblor ocurrió en el año 2000 en la bolsa norteamericana y tuvo un efecto limitado. Una nueva burbuja se instala en el sector inmobiliario, que al 2004, tiene un crecimiento mayor al 10%. Créditos fáciles y en expansión continua, en contrapartida con la insolvencia de los tomadores. El crecimiento en EE.UU. se afirmaba en el consumo, pero el ahorro de los hogares era nulo. Los desajustes de fondo se resolvieron con maquillajes antiarrugas: Las hipotecas se transformaron en títulos, para habilitar la intervención bancaria. Por esta vía, el shock eléctrico también se trasladó a Europa.

Estas anotaciones son apenas una parte del fenómeno, ya que la globalización empalma con las exportaciones baratas, como las de China, o las colocaciones -a la baja, en cantidad y precio pagado-, provenientes de países productores de alimentos y materias primas.
En enero de 2009 el premier de Islandia colgó los zapatos así: “Yo y la dirigencia del Partido Socialdemócrata decidimos no seguir.” La cosa no ha parado más. Luis Rodríguez Zapatero, en España, se arrastró penosamente, cayendo hincado ante el derechista Mariano Rajoy, quien se hizo del poder.

No sólo la alegría va por los barrios. La tristeza también hace de las suyas. El eje europeo, consolidado por la canciller de Alemania, Ángela Merkel, y el expresidente francés, ha quebrado. Podría haber variantes en la política imperial europea, en que las principales potencias combinan intereses económico-financieros, medidas institucionales a través de aparatos crediticios y comités de presión sobre países cercanos o distantes, o más envíos de tropas intervencionistas, con  pretextos humanitarios… (A modo de ejemplo, cito a Francia, con soldados en Afganistán y remesas armadas a Libia y Costa de Marfil).

El accidentado paisaje del Viejo Continente vio, en 2010 en el Reino Unido, la mudanza del Partido Laborista al Conservador. El premier Gordon Brown le entregó su butaca a David Cameron. La música de fondo no era distinta a las anteriores: la contracción económica y los estertores financieros. Las cuentas del rosario muestran cómo se precipitaron los premieres de Holanda (Mark Rutte, conservador), el rumano (Mihail Razvan, derecha), el húngaro (Ferenc Gyurcsány, socialista), el irlandés (Brian Cowen, liberal), el dinamarqués (Lars Lokke, liberal), el portugués (José Sócrates, socialista), el griego (Yorgos Papandreu, izquierda), el italiano (Silvio Berlusconi, derecha), el belga (Philippe Busquin, socialista), el finés (Yyrki Katainen, centro-derecha), varios checos y la eslovaca (Iveta Radicova, centro-derecha), aunque en el tintero podrían haber más.
La catarata de movimientos en el tablero general de Europa es manifestación de una inestabilidad profunda, del reacondicionamiento de fuerzas en pugna, apenas sombreadas por una pátina de democracia electoral. Otra, bien discutida, es la de la Federación Rusa, en la que Vladimir Putin  se alza -no obstante- con el 64,7% de los sufragios.

Europa, que dio luz a grandes pensadores, científicos y artistas de todo género - que nos maravillaron y continuarán encantando a la humanidad-, presenta siempre la faceta de la otra mano, dura y opresiva. La misma que se reconoció en el colonialismo y en guerras convencionales o no, de las que las actuales siguen siendo continuación.
No pocos europeos sienten gozosamente las monarquías, instaladas como un apéndice parasitario, en sus sociedades, ante sus narices. Existe allí una zona social, con arraigado espíritu clasista, no universalista. En el otro extremo de la soga, las masas relegadas abriendo brechas, por el humanismo y la solidaridad, por la igualdad y la justicia. Vieja, y aún no resuelta contradicción, que golpea y lanza por oleadas protestas y tumultos.
Con este panorama algunos analistas -por fuera de la izquierda-, con sentido crítico sostienen que hay una rotunda desfiguración de la democracia, antes idealizada en tres dimensiones: política, económica y social.
Tzevetan Todorov, residente francés de origen búlgaro, historiador, filósofo, lingüista y, en 2008 Premio Asturias en sociología, ha dicho para “El País”, de Madrid, que “la democracia en la que vivimos hoy día es contraria al espíritu real de la democracia”. Sostiene que se pretende que “el único rol del Estado es desmantelar todas las legislaciones que protegen a los trabajadores, para darles lo que se les antoja a los reyes de la economía”. Y subraya: “si el poder político se pone a las órdenes del poder económico, estamos perdidos”.
Las idolatrías no son confiables. Europa es un nuevo caballo de Troya. Galopa en la crisis, con un vientre repleto de guerreros.-


LOS MUERTOS QUE VOS MATÁIS


Escribe Walter Ernesto Celina

Que los jóvenes sustentan la rebeldía, casi como una forma consustancial a su etapa vital, es una verdad generalmente admitida. No todas esas manifestaciones están signadas de la misma forma, también es cierto.
Apostar a los jóvenes, desde la familia, desde la sociedad y, en particular desde la educación, es una hermosa tarea. Ellos son el futuro y no hay futuro si cada progenitor, si cada docente, si cada ciudadano se desprende de la responsabilidad de facilitar la proyección humana y social de las generaciones que van en pos de su realización.
Todas la comunidades transitan los cambios. A los jóvenes de hoy no podemos medirlos con los raseros con que nosotros, los mayores, antes fuimos medidos.
La elevación de un adolescente, a la condición de joven vigoroso y ciudadano libre dependerá, en gran medida, de los suministros de que sea provisto.

 En 1950 -año más, año menos- los estudiantes de Montevideo y muchos del interior, agrupados en centros, asociaciones y federaciones, efectuamos un paro de actividades, por toda una jornada, para manifestar solidaridad con el patriota portorriqueño Pedro Albizu Campos, quien se había levantado con un puñado de compañeros contra el intento -materializado después- de poner a su país bajo la bandera de una nación opulenta y anexionista: los Estados Unidos. El oprobio se denominó “estado libre asociado”
Para el manejo de sus asuntos internos ellos cuentan con una “constitución”, ¡sujeta a los poderes revocatorios del Congreso de USA…!  
Nuestra generación había tenido oportunidad de abrevar en las ideas políticas del artiguismo, en el soplo dado por la Cruzada Libertadora que culminó en acciones militares y en la proclama independentista de La Piedra Alta, que declaró “írritos nulos, disueltos y de ningún valor para siempre todos los actos de incorporación, aclamaciones y juramentos arrancados a los pueblos de las Provincia Oriental por la violencia de la fuerza”.
Más aún. La afrentosa segunda conflagración mundial había fortalecido las ideas de paz y liberación y en el país se encendía un credo de justicia. La cultura se expandía por el magisterio de la escuela vareliana y la enseñanza en sus diversos niveles. El deporte brilló con Maracaná. La fuerza obrera y las capas medias crecían.
El gremialismo estudiantil asumió por entonces una presencia inusitada, dando su palabra.
Con ojos históricos, aquella decisión juvenil fue muy honrosa.
Albizu Campos falleció en la cárcel, torturado e infiltrado por radiaciones lascerantes. Precio de un patriotismo indoblegable.
 La banda musical  portorriqueña Calle 13, ganadora de numerosos premios “Grammy Latinos” y “MTV”, pasó recientemente por Uruguay. Fue aclamada en el estadio deportivo “Gastón Güelfi”, de Montevideo. Sus integrantes pidieron por el reconocimiento de su nación en los foros regionales.
Miles de jóvenes uruguayos conocen el tema “Calma Pueblo”, una de cuyas estrofas dice: “Creo en la gente, creo en mi bandera. Creo que los que me señalan con el dedo me tienen miedo, porque yo no tengo miedo. Calma pueblo que aquí estoy yo. Lo que no dicen, lo digo yo. Porque yo soy como tú, tú eres como yo.”
Cantan con los torsos desnudos. Piensan, hacen música y la lanzan al viento. Como su bandera. Y piden libertad. Viven y ofrendan su patriótica rebeldía.
Albizu Campos no ha muerto. Voces jóvenes lo reivindican.

lunes, 14 de mayo de 2012

UN REINO ¡POR UN ELEFANTE!



Escribe Walter Ernesto Celina


La vida política suele tornarse árida para algunos hombres y no parece ser bueno que, quien ha sido llamado a un alto destino, se sienta carcomido por el hastío.

Casi como en una historia de muerte anunciada José Luis Rodríguez Zapatero, el presidente socialista español, preparaba sus petates para dar entrada al gobierno a Mariano Rajoy, del derechista Partido Popular. El cuadro peninsular no podía -ni puede- ser más dramático: un desempleo consolidado en el 24,44%, equivalente a 5 millones 640 mil trabajadores. Al paro forzoso, recortes en cascada en las indemnizaciones por despido, educación, sanidad y seguridad social. Una crisis de fondo.

A todo esto, Juan Carlos de Borbón, Rey de España, decide distenderse. Fue cuando le confesó a su ujier de cámara:
-¡No aguanto más! Prosiguiendo al instante: -Llama a mi asistente de armas. Preparen mis equipos de caza. No quiero comentarios. ¡Así qué tú también te callas!
Ud. ha oído hablar de Botswana y sabe que es un país bastante lejano, ubicado en África. Cabe refrescar la memoria. Limita al sur con Sudáfrica, al norte con Zambia, al este con Zimbabwe y al oeste con Namibia. Ocupa un territorio mediterráneo, dominado por el desierto de Kalahari.
El rey Juan Carlos I ha tenido fuerte predisposición por el esquí y la vela, que ha dejado de practicar. Es radioaficionado. Pero, por nada, se despega de viajes secretos para otras habilidades. Es que el monarca busca animales fuertes y, también, mujeres hermosas.
En octubre de 2004 perseguía osos en Rumania. Dos años después, en Rusia, se vio envuelto en una investigación por el sacrificio de un oso domesticado, al que antes de matarlo sus amigos lo drogaron con vodka y miel.
Ahora, en medio del tsunami económico español, lió bultos de cacería y partió en silencio para Botswana, obsedido por reducir paquidermos.

Millones de españoles, con el agua al cuello, cuando se enteraron de la diversión del monarca no pudieron menos que estallar, manifestando su repudio. Tanto más, porque la familia real -un eufemismo que no alude a las nuestras- poco tiene de modelo a imitar.
Juan Carlos I de Borbón tiene una relación distante, desde hace años con Sofía -la reina-, a la que apenas valora como “muy profesional”. La dama zurce entuertos familiares, poniendo paños fríos a las situaciones más ríspidas. El rey, apodado en Europa como “le grand tombeur de femmes” (el gran volteador de mujeres), tiene por amante a la princesa alemana Corinna Zu Sayn-Wittgenstein, hace un tiempo radicada en Madrid.
Lo que no equivalen a meros líos de alcoba son otros capítulos del clan monárquico. El yerno de su majestad, Iñaki Urdangarín, es objeto de un expediente anticorrupción, lo que llevó a que el rey lo apartara de actividades oficiales y efectuara una declaración expresa, en la que sostuvo que “todos son iguales ante la ley”, para significar que el peso de esta no distinguiría entre los ciudadanos de a pié y los miembros de la realeza…


Otra muestra de los tambaleos principescos lo dio un episodio de armas que envolvió a Marichalar, nieto de 13 años de Juan Carlos I. El manejo por niños de aparatos de fuego ofensivos está prohibido en España, resultando que el chaval, hijo de la infanta Elena de Borbón, se arruinó un pie manejando uno de ellos. Las críticas no se pudieron obviar.
Lo que habría de suceder en el África sureña conmovió el trono y agitó a la opinión pública. La abdicación, a punto de cuajar, se mostraba como inevitable. La corona iba a buscar una nueva cabeza. Sólo un milagro salvaría al rey cazador. Y se produjo. Entre bambalinas, un caballeresco acuerdo Rajoy-Zapatero, aguantó la caída regia.


En medio de la debacle económica y financiera ibérica, el rey había salido con sigilo total a uno de sus recreos. Esta vez, para cazar de elefantes y, de ser posible, rinocerontes. En el cuarto día de campamento, un tropezón le provocó una fractura múltiple de cadera y lesiones en un pié. Fue regresado a España y, a poco de salido del quirófano, presentado en pantallas. ¿Qué hizo? Evasivo e infantil pidió disculpas, con estos monosílabos: “Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a suceder”.
La dama real, doña Sofía, brillaba por su ausencia. En esas horas viajó por el azul mar Mediterráneo, rumbo a Grecia, a un encuentro con su familia directa.

La abdicación del rey nunca estuvo más cerca. Ni gobierno, ni oposición le hicieron fuego.
“¡Tout va très bien, Madame la Marquise!” (¡Todo va muy bien, señora marquesa!). Mas ¡algo cruje y está cayendo en pedazos!
Tal vez, esta breve y actual historia permita advertir, entre otras cosas, lo que por nuestras tierras fue quedando en claro desde 1811: la diferencia entre república y monarquía. Este paquidermo, como se apreciará, no es botswanés.-