miércoles, 11 de julio de 2012

SEDUCCIÓN, AMOR, VIDA


Escribe Walter Ernesto Celina

Tres mujeres sostienen el hilo conductor de una historia de seducción, amor y vida que nace en el siglo decimonoveno, atraviesa el veinte y se proyecta bellamente en el actual.
La antigua acepción del diccionario de la Real Academia Española define el vocablo seducción ligándolo a un modo de engaño, hecho con astucia. De forma similar, por mis recuerdos del derecho positivo, lo acogía la normativa penal.
El cambio, que es factor dominante de la existencia del hombre y las cosas, lo viste con  nueva fisonomía y rasgos de tersura.
La seducción, para teorías contemporáneas, ocupa el campo de las relaciones amorosas. Su motor reside en los impulsos sexuales y vínculos afectivos primarios.
Han quedado atrás los consejos amatorios del poeta romano Publius Ovidio, producidos al comienzo de la era actual.
Finalizando ya el siglo XIX las constricciones socio-culturales en la sociedad uruguaya y rioplatense aherrojaban sentimientos y emociones. Sin embargo, bajo la aparente inmovilidad, la ciencia, la política y las pulsaciones intelectuales estaban rompiendo los antiguos esquemas.
La modernidad poética, propulsada por Rubén Darío, removía la literatura. A la luz del nuevo tiempo Quiroga, Sánchez, Rodó, de Viana, Herrera y Reissig y muchos más, ocupaban el nuevo escenario. Con dos mujeres notables. María Eugenia Vaz Ferrerira y Delmira Agustini.

¡Delmira! Ambivalente, con un rostro hacia la familia y otro a la sociedad.  Desafiante, auténtica. Escribió al amor sin miedo, rompiendo prejuicios.
Su miel gotea de “El libro blanco”, “Cantos de la mañana” y “Los cálices vacíos” (aparecidos en 1907, 1910 y 1913; “El rosario de Eros”, una compilación final de su familia, es de 1924).
Con voz cristalina su mano dijo: -A veces ¡toda! soy alma; y a veces ¡toda! soy cuerpo!
O estas otras palabras de mujer plena: -“¡Oh, tú que me arrancaste a la torre más fuerte! Que alzaste suavemente la sombra como un velo, que me lograste rosas en la nieve del alma, que me lograste llamas en el mármol del cuerpo…”
Contrajo un noviazgo largo y un matrimonio brevísimo. Estrenó la ley de divorcio por la sola voluntad de la mujer. Acudió a la cita en la pieza de su excónyuge y amante residual. Un odio extraño, una pasión ciega, primitiva, la envolvió en la muerte. Ella, dos tiros en la cabeza. Luego él, de uno certero. Fue el 06 de julio de 1914.
La Comedia Francesa trajo a la orilla montevideana a una mujer talentosa. Quedó tocada por una sensibilidad que aún vive en esta tierra.
Pero fue de la mano de otra poetisa memorable, que se llamó Idea Vilariño (1920-2009), que la francesa Christine Laurent (Lyon, 1948) conoció las entretelas y los pétalos de la personalidad de Delmira.
Ella y un gran equipo acordaron volver a la vida a la mujer que seducía con sus palabras y conducta de mujer independiente. Filmaron ¿Mañana? (¿Demain?). La película fue vista en el Festival de Rotterdam y desde el 25 de julio entrará al circuito exhibidor de Francia.
Hay una enseñanza. Importa la comprensión de los talentos del pasado, así como el examen de las estrecheces que vienen de atrás, que limitan y cuestan desatar. Romper moldes estrechos ayudará a vivir una sociedad más transparente y respetuosa de los individuos.-

OTRA PINTURA AL VUELO DEL CUQUE


Escribe Walter Ernesto Celina

Podría decirse que Danilo Astori y Leonardo Nicolini hicieron casi al unísono una meteórica carrera política. Sin brillos, casi entre sombras.
El primero fue vestido de senador cuando el Partido Comunista se avino a una fórmula electoral en la que, con sus votos, se le regaló por cinco años un sillón parlamentario.
El segundo era aquel modesto mensajero, especializado en repartir fotocopias de la prensa diaria entre algunos diputados del Frente Amplio. Y héte aquí, que el correísta comienza a alternar con Astori. En las mañanas le ceba mate y cuchichea, sonriéndole de paso a alguna funcionaria.
Tan meritorio currículo lo catapultó como diputado de Asamblea Uruguay, donde entró a ejercer cierto patronazgo. Por tal don alentaba al colorido Enrique Pintado -otro emigrante sin bandera, acogido por la agrupación astoriana-, quien resultó agraciado en la rifa de cargos. Por la misma graciosa virtud cortesana, el avieso Nicolini colocó como su suplente a una telefonista, que lo acompañaba en su perdurable ocio.
Mucho antes que se precipitara Pluna, viajó el cansino Nicolini por los cielos del Frente Amplio, perdió su banca, la tomó emocionada su amiga. En cuanto a Astori se agarró como pudo. Antes de una nueva elección (y en EE.UU.), se aseguró el Ministerio de Economía.
No es fantasía. Aunque parece serlo.

El Cuque, que es un político de alma y mira los partidos desde la tribuna  (y si cuadra del talud), con su pluma al viento le pintó un óleo muy bonito a Don Astori. Es una tela en la que cabrían, si apenas fuera un poquito más amplia, los ya mencionados Nicolini y Pintado, sin que pudieran dejar de tener un lugar el ex Ministro Víctor Rossi y el otrora capitán de vuelo Matías Campiani.
Recodando la afición carnavalera del hoy vicepresidente, recordaba el maestro de la sonrisa que “es el único contador de una empresa al que más que el superávit, le preocupa “La falta y resto”. Aunque siempre quiso ser murguista, fracasó porque tiene cara de cura.
Ojo, pero la cara de cura de Tabaré. Más que cara de cura, la de Danilo es de cardenal. Cardenal de aquellos del renacimiento frente a los cuales los Borgia eran bebés de pecho.
No dudo que, en aquellos tiempos, se habría manducado unos cuantos al spiedo y con cara de póker.
De rasgos duros y voz mansa, mientras para las mujeres es un pinta, para los hombres, con  su largo pelo blanco a lo Artigas en el Paraguay y chamuyo sentencioso, es una tía vieja a la que sus sobrinos le regalaron un “power point”.
Su sonrisa es de sordo. Excepto Beethoven, los sordos siempre sonríen  como pidiendo disculpas por su sordera. Beethoven, en cambio, desde el busto clásico que ponemos arriba del piano, nos mira desafiante, como diciendo: -Sí, soy sordo y a mucha honra. A ver si vos te animás a hacer 9 sinfonías como las mías. ¡Gil!
Cuque, que no es olvidadizo y evoca historias, mucho más que recientes, casi del hoy, anota que cuando despunta “Asamblea Uruguay, lleva como solista a Nicolini. Pero este se engrupe y lo rajan, como al Canario Luna…, luego de varios desafines en el cuplé de “Foco-ex”, un tema basado en el folklore español. Lo canta en los escenarios pero el público le pide bis porque su dicción es poco clara. Y la gente chilla. Especialmente Jaime Trobo, con  barba (excelente Lula), quien pide que lo retiren y pongan a la telefonista de Asamblea Uruguay, como suplente. Danilo pide que el Boyero lo retire del escenario (impresionante, Baráibar).”
Asimismo, Cuque recordará “el carnaval de las promesas”, aquel en el que Tabaré Vázquez prometiera que, después de su presidencia, vendría la de Astori…
Tampoco falta el momento en que a Nicolini “se le pudre el apéndice y se hace operar por el carné de pobre.”
Claro: en el 2009, cuando estas páginas recogen ciertos sucesos serios  pero bromeando, el rompecabezas estaba incompleto.
Si a Astori ahora le faltaba una pluma para volar, antes que le creciera cayó a tierra, en alas de Pluna y todo el elenco.
En 2006 había inducido a contratar un intermediario para salvar a la línea aeronáutica. Paul Elbese, Ficus Capital, Leadgate. Exultantes en la foto histórica, Víctor Rossi -un desaparecido político vazquista-, saludando a Matías Campiani y en el medio, agachado y casi de rodillas, el inefable Astori. En 2012 dos criados llevan las velas al funeral. Son los ministros astoristas Fernando Lorenzo y el colorido E. Pintado.
¡Qué cuadro compañero!
-Diga, don Cuque: ¿Ud. que maneja tan lindo los pinceles, no se anima a entrar en palacio, cual un Goya, para poner a punto este capítulo de la obra progresista?
(Fragmentos tomados de “50 años al santo bleque” - Jorge “Cuque” Sclavo - Edic. “El Galeón” - 2009)
    

STORA ENSO & ARAUCO


LA SOBERANÍA COMO ANTIGUALLA DE MUSEO
Escribe Walter Ernesto Celina - 02.07.2012


Hablar de Stora Enso y Arauco no es otra cosa que hablar de un cangrejal oculto bajo una piedra brillante, denominada Montes del Plata. Y en particular, de las características del malhadado contrato de inversión suscrito entre las dos corporaciones no nacionales con el Poder Ejecutivo de Uruguay.
El conjunto económico de referencia operaría una nueva y gigantesca planta de producción de celulosa en las inmediaciones de la localidad coloniense de Conchillas, en el paraje Cuchilla de Pereira, inmediato al Río de la Plata.
No es el objeto de esta reflexión analizar con qué visión política de renuncia a la soberanía actúa el progresismo gobernante en relación a tradiciones democrático-republicanas y de izquierda, por las que se batieron personalidades ilustres del país.
Me detendré en la consideración de aspectos formales que hacen al sistema de garantías jurídicas de un Estado de Derecho, el que se viola en aras de un negocio vidrioso.

Desde hace un tiempo la cuestión está en los estrados judiciales. Se originó cuando una de las Fiscalías Civiles tuvo dificultad para acceder a informaciones oficiales -de suministro obligatorio- sobre los términos del acuerdo de inversión pactado con la corporación extranacional.
La demanda obligó a que las partes dejaran sin efecto una cláusula de confidencialidad, con la que se quería mantener y lacrar como secreto un asunto de interés público.
Desatado el paquete y, como muchos ya presumían, saltan en todas direcciones -como accionados por resortes- horrores vandálicos contra  la juricidad interna. Algo pocas veces visto en el tiempo postdictadura.

El expediente en curso se caratula “Fiscalía Letrada en lo Civil de 3er. Turno c/ Estado - Poder Ejecutivo y otro - Demanda de declaración de nulidad absoluta de contrato de inversión entre el Poder Ejecutivo y Montes del Plata”. Juzgado Ldo. de 1ra. Instancia en lo Civil de 16º Turno - Ficha 2-534/2010”.
El alegato de bien probado que formula la Fiscalía muestra tres elementos singulares a saber: 1) Un amplio repertorio de hechos, los que abarcan títulos y entrevistas difundidas por medios de comunicación, declaraciones, actas parlamentarias, libros, etc., más los fundamentos de derecho. 2) Requerimiento de remisión del legajo para su examen en la órbita penal y, 3) Dos invocaciones, una liminar y otra final, a valores fundacionales de la nacionalidad.
Se evidenció que la confidencialidad pactada solo tuvo semejanza con la nocturnidad con que el zorro se desliza para entrar a un gallinero…

Para apreciar la índole del negocio me detengo -por economía de espacio- en la transcripción que hace el alegato de un comentario del Dr. Hoenir Sarthou (abogado y frenteamplista insospechado, añado), quien sintetizó las características del acuerdo entre la privada de marras y el gobierno, de este modo: Es difícil imaginar condiciones más favorables para cualquier empresario que las concedidas a Montes del Plata; exoneraciones tributarias, un puerto, una gran zona franca, autorización para mantener y adquirir tierras a nombre de sociedades anónimas, el compromiso de otorgar prioridad forestal a más tierras, la promesa de que el Instituto de Colonización no hará uso de la opción de compra que le permite la ley y, sobre todo, la garantía de que el Estado compensará a Montes del Plata por cualquier cambio tributario o legislativo que disminuya la rentabilidad, son algunas de las condiciones privilegiadas con las que nace este proyecto de inversión, y la segunda cosa que sorprende es que este contrato de inversión se haya manejado en secreto, al punto de que fueron necesarias reiteradas exigencias de un Fiscal para que se conocieran las condiciones pactadas.
De lo que puede leerse, y de la exégesis exhaustiva que efectúa el Fiscal, aparecen transgresiones al derecho vigente del Estado Uruguayo. Terminando, y con palabras del acusador, baste exhibir esta perla negra del analfabetismo jurídico, que alguien también podría calificar de convención impúdica: Y si bien por las cláusulas 9.1. y 9.2.5, se indicó que el presente Contrato se regirá por la ley de la República Oriental del Uruguay, enseguida, el Ejecutivo acordó que, a los efectos de la interpretación y ejecución del mismo, se tendrán especialmente en cuenta las disposiciones contenidas en los Tratados de Protección de Inversiones suscritos con la República de Finlandia y con la República de Chile, ratificados por las leyes Nºs. 17.759 y 17.059, respectivamente.
            De esta manera, se internacionalizó el contrato. Se trata de una cláusula de elección o selección del Derecho (pactum de lege utenda o de electio juris)…Se estableció un eslabón o enganche, propio de lo que se da en llamar ingeniería jurídica, que desplazó o substituyó a la normativa nacional de la República Oriental del Uruguay aplicable, y en cuanto se refiere, nada menos, que a la interpretación y ejecución del Contrato de Inversión. Se la substituyó por un Derecho Anacional Privado, una suerte de Derecho Feudal o Corporativo, que suplanta al Derecho Nacional o Patrio.
            El Derecho aplicable al contrato es el Derecho de los Tratados de Inversión a los que reenvía. Y el Derecho de  los Tratados de Inversión invocados termina siendo un Derecho Anacional Privado,  cuyo contenido deriva, esencialmente, de la jurisprudencia y de reglas y principios comerciales que sientan ciertos tribunales arbitrales privados internacionales, como se verá a continuación. Ese Derecho consiste en la llamada Lex Mercatorum, un Derecho Mercantil Privado, de creación privada, no estatal, que para nada tiene en consideración a los Derechos Patrios o Nacionales. Tampoco toma en consideración las Convenciones Internacionales de Derechos Humanos o normativas jurídicas que refieran a la protección del medio ambiente, de la salud pública o de la relaciones de trabajo, a modo de ejemplo.
            Por el Contrato se autorizó la vigencia de un Derecho Paralelo, paraestatal, de fuente privada y extranjera, que suspende al Derecho Patrio y que regirá en el territorio nacional en exclusivo privilegio de una empresa privada extranjera.
            Y la adopción contractual de este Derecho Anacional Privado Mercantil, mediante ese enganche por reenvío a los Tratados de Inversión, determinó la invisible incorporación  en el Contrato de Inversión de otras cláusulas. Quedaron incorporadas ciertas cláusulas implícitas, como ser las de ámbito general, de la inversión más favorecida o de la condición más beneficiosa y de las prohibiciones de nacionalización y de expropiación directa e indirecta.
            Mediante la previsión de este mecanismo de reenvío, el Contrato de Inversión adquirió la naturaleza de un cheque en blanco. Consumó una delegación normativa.
Por lógica: El Ejecutivo comprometió las competencias funcionales de los otros dos Poderes del Estado. Todas esas obligaciones legales y vinculantes fueron asumidas, por si y ante si, en nombre de la República Oriental del Uruguay; vale decir, actuando como un Poder único (subrayado WEC), sin participación ni escrutinio directo o indirecto por parte de la ciudadanía, en quienes justamente radica la Soberanía Nacional.

Razón ha tenido el Sr. Fiscal actuante en invocar, en el exordio de su escrito, la 1ra. Ley Independentista, dada en la Florida, en 1825, en la que declaró “írritos, nulos, disueltos y sin ningún valor para siempre todos los actos de incorporación, reconocimientos, aclamaciones y juramentos arrancados” al pueblo oriental con notas de violencia o perfidia. Donde, además, conminó a los Magistrados a borrar “desde la primera línea hasta la última firma de dichos documentos”, como señal irrecusable del poder de la Justicia.
A la usanza de los foristas clásicos, que cerraban sus discursos con invocaciones trascendentes, el Fiscal Dr. Enrique Viana apela a dos memorables sentencias artiguistas, dadas en 1811 y en 1815. La una expresa: que “El honor que respiro no me permitirá jamás hacer la menor ofensa a mi patria, aunque mediaran todos los intereses del mundo.” La otra previene que “El que se no se halle capaz de aplicar conmigo el hombro para sostener la obra de interés para todos los orientales, huya más bien de nuestro suelo. Pocos y buenos somos bastantes para defender nuestro suelo del primero que intente invadirnos.”
Se trata que primando los intereses nacionales, la soberanía no sea transformada en una antigualla de museo.-

martes, 3 de julio de 2012

ENCUENTRO INESPERADO DE “EL CUQUE”, QUE ESCRIBE Y PINTA


Por Walter Ernesto Celina
No soy amigo del Cuque y tampoco conocí a Gardel. Sólo me acostumbré a sus voces y, por sus respectivas historias, a saber un poquito de ellos y a retenerlos en el oído. En cuanto al Pepe, lo tengo metido en casa.
El Cuque que, si por algo se caracteriza es por ser polifacético, un  día iba con su caballete de pintor intrépido y desenfadado, llevando colgando de su otro brazo una valijita con  algunas pinturas, unos pinceles y su vieja paleta. ¡Y zas…! Se topa con el Pepe, cuando aspiraba ser primer mandatario.

Fue cuando Jorge Cuque Sclavo, con buen talante, le dio color a este cuadro:
“¡PUTA QUE ES DIFÍCIL HACERLE UN RETRATO A Ud., que para cualquiera hubiese sido un boniato o un  bollo, como lo prefiera!
Pero si me será difícil que hasta las mayúsculas y las minúsculas se me entreveran, ¿se da cuenta?
Y hasta lo fácil que hubiese sido que lo tuteara, que razones no me faltan. Ud. es tupa, mis hermanos también. Estuvieron en cana, como Ud.
Y como para que no diga que soy un batidor, le digo que yo también estuve al lado suyo, de algún modo, cuando empezó su lucha.
Yo tenía el bulín de la calle Espartero 1518, el famoso Depto. 1, que suplió a la Casa Clandestina y se transformó en el 1er. Cuartel Tupamaro que tuvo la Orga., yo vivía allí y qué lindo cuando era joven y tenía la “Vespa”, que en honor a la verdad, jamás me afanaron Uds. para sus enlaces u operativos. Vivió el “Ruso” Rosencof conmigo y me dijo de entrar en la Orga pero yo le dije que no, porque yo era bolche.
Sé que allí, en Espartero hubo de todo, a lo mejor hasta para decirle al “Che” que Uds. no le prestaban gente para la guerrilla de Bolivia, tal como dijo el “Ruso” después en sus Memorias, en el libro de Miguel Ángel Campodónico.
Después de la salida del Penal recuerdo que el Paco mi hermano y Juancito Almiratti lo visitaban por la cuestión de los emprendimientos que los presos políticos llevaban. Ud. tenía lo de las flores, junto con Lucía. Pudo ser justicia poética. Algo así como la “Vespa” que yo usaba para ir a “El Popular” y la suya para ir al Palacio Legislativo. ¡Qué lo parió!

A mi me gusta Gardel, tanto como a Ud. No tanto las canciones camperas, que los especialistas dicen que las canta con un refinamiento hasta arqueológico, con el perdón de la palabra. Yo soy más de los tangos, más urbano y disculpe mi cajetillismo no pocitense, sino del Reducto, donde nos criamos todos los Sclavo, barrio entonces obrero, cuando mi vieja nos ponía, a medida que nacíamos, colgados de la rama de un paraíso, al que luego mi Viejo poetizó, pintándola con barniz y usándola como un perchero. Cuentan que los obreros que pasaban por allí, los de la Fábrica de Fósforos, aquella sueca, los de los Laboratorios “Galién” y los de la metalúrgica “Mantero” nos columpiaban al pasar. También las putas de los quilombos de la calle Caridad, a quienes supe hacerles mandados, ya más grande, y a los propios fiolos que las explotaban.
Y con esto no quiero hacerle un tango. Así como Ud. no querrá llorarme la milonga. Sobre todo, porque no voy a votarlo. Ni a Ud., ni a Astori, ni a nadie…

Siguió un  poco más, cerró su valija y, dando una media vuelta, emprendió por su propia senda, más orejano que nunca.

(Fragmento de “50 años al santo bleque” - págs. 14/15 - Edic. El Galeón - 2009)

EL CUQUE LE LLEVA LA CUENTA AL GUAPO


Escribe Walter Ernesto Celina

El Cuque tiene algo que nunca lo abandona. Sigue siendo un muchacho de barrio, al estilo más tradicional.
Con acento plebeyo tira sus palabras al viento, que quedan clavadas en los muros. Sí, en los paredones solitarios que guardan las pintadas de las luchas y los engrudos electorales. Tal vez, haya sido por eso mismo que se animó -como guapo que se siente-, a dar algunas pinceladas “al bleque”, que así quiso bautizarlas.
Este Casius Clay made in Uruguay no trepida a la hora de escoger sus contendores. En vísperas de las elecciones pasadas se aproximó suavemente a Don Jorge Larrañaga, lo tomó de las solapas y lo sacudió de este modo:
“Con las orejas arrepolladas, gracias a ese naso achatado, bien podría ser un retador medio pesado de boxeo.
Y no sé si, por ese naso achatado y los golpes que evoca, podía ser el boxer que acompañaba por las mañanas a Michiñena (1), que llevo en el recuerdo de mis paseos por la Rambla, cuando yo vivía en Punta Carretas.
Tiene el aire de un retador, y mucho más con ese apellido que parece que le hubiese puesto un hábil publicitario para enfrentarse con el John L. Sullivan (2) histórico, que es el Cuqui Lacalle, al que en otra de esas películas que yo me hago, en los carteles del biógrafo, le pondría Cookie Thestreet (3).
El Guapo, como todo recién llegado, “venía no se sabe de dónde”, tal cual el indio del poema.
No se me aflija don Guapo, con Tabaré pasó lo mismo y eso que él tenía a Zorrilla (4) detrás.
Al fin y al cabo, Jorge es un nombre de Reyes. Y de boxeadores. Piense en el Bocha Pacheco, que fue el campeón de todos los pesos. Menos del uruguayo, que ése fue su drama.
Lo de Larrañaga no le viene mal, sobre todo que Ud. es blanco y la calle Larrañaga era donde quedaba la casa de Herrera. Así que a Ud. le asisten casi los mismos derechos que al nieto del Caudillo.
Le falta la cachila (5) pero yo lo veo a Ud.  a caballo como a Daisy Godiva (6). Hable con su asesor y que le meta una foto arriba de algún pingo de su stud (7) (en el Facebook. Sin bañarse.
Y con Analía Piñeyrúa en ancas, ya me lo veo en la parte de atrás de la Facultad de Ingeniería (8) oteando el horizonte, como quien mira para ver si viene el Buquebús.

Aclaración de numerales por WEC:

(1) Ex diputado del Partido Nacional, ya fallecido.
 (2) Antiguo actor de cine.   
 (3) En inglés suena como Cuqui  y el resto se traduciría como Lacalle.  
(4) Poeta, autor del poema homónimo.     
(5) Vehículo del ’30 en que viajaba Herrera, cuando los legisladores accedían a los “colachatas”.
(6) Alusión  a la exministra socialista Daisy Tourné.
Godiva, mujer anglosajona que desnuda recorría a caballo los campos. 
(7) Larrañaga es conocido por su afición turfística. Frecuenta los palcos privados de Maroñas.
(8) Donde existe una elevación topográfica frente al Río de la Plata.
    
(Fragmento de “50 Años al Santo Bleque”, de Jorge Cuque Sclavo - Edic. El Galeón - 2009)

“CUQUE”, UN POLÍTICO DE MI FLOR


Escribe Walter Ernesto Celina

Para que no haya equívocos: Escribí “Cuque” y no “Cuqui”. “Cuque” está en lo suyo, como despuntando las virtudes de nuestros políticos, por si las tuvieren.
Si se tratara de una mesa de juego, mirando al costado, es posible que nos dijera, levantando las cejas: “¿Se dan cuenta? ¡Soy un tipo de suerte!”
Pero, hete aquí, que esta no viene en papel brillante con una moñita.
El “Cuque” no precisa presentación, ante la exhuberancia de su talento creador, ya que de esto se trata. Ha transitado la literatura como novelista, cuentista, humorista, periodista y, en su incursión en el teatro, ha sido desde autor a actor, pasando por director, traductor y adaptador. Radialista y curador. Este singular ciudadano, por su vivacidad humorística y tacto político, siempre me trae a la memoria a Julio E. Suárez (“Peloduro”) y, por su humanismo, a Julio César Puppo (“El Hachero).

Pero, Jorge Sclavo prefiere presentarse así, en uno de sus retratos:
“Él se dice mi cuasi tocayo. Yo no. No confundir Cuque con Cuqui. Hasta mis mejores amigos todavía lo hacen.
Lo digo por última vez, lo prometo. Yo soy un humilde muchacho del Reducto. Si yo me llamase Lacalle de Herrera como él, me haría nombrar, sencillamente, Avenida Larrañaga.
Ya sé que la cosa hoy, Luis Alberto, tiene sus complicaciones por lo de la publicidad para estas Internas.
Por otra parte, yo sé que a Ud. le gustaría llamarse Cuque, porque suena más a guapo y menos a línea cosmética para bebitos. “Talcos, perfumes y jabones Cuqui”. O alfajores
Pero le aseguro que mi apodo no tiene ningún prestigio ni respetabilidad. Por lo que he sabido, Cuque en Guatemala quiere decir: soldado barullento, y en Cuba, gusano.
Por otra parte no tenemos nada en común. Ud. debe ser hincha de Trouville y el Champagnat.
Yo de Reducto y el Racing. Ud. tiene pinta del British. Yo, del viejo Rodó de la calle Colonia.
Ud. quiere hablar en paisano, es un Pepe, pero al revés. Yo quiero imitar a los reos, como buen clase media burguesito que soy.
Lo único que tenemos en común es que ambos fuimos famosos.
Y por la misma época.
Yo, junto a Manolo Guardia por el Café Concert, cuando el auge de ”Preludio”, desde 1988 a 1992, en la esquina más “milica” de todo Montevideo: Cnel. Mora y Gregorio Goyo (Jeta) Suárez.
Y Ud. Presidente de la República: Suárez y Reyes.
Y no sea baboso, no aproveche para decir que “Preludio” se llenaba porque “con los blancos se vivía mejor”. Llenábamos porque éramos buenos. Y Ud. llenaba, pero por otras razones.
Dicho todo lo cual podemos empezar a trabajar. Déjese el pelo quieto, no se me acomode más el jopo y deje de imitar al finadito Ted Kennedy.
Ambos ya fuimos. Estamos pintados…

(Fragmento tomado de “50 AÑOS AL SANTO BLEQUE”- Edic. “El Galeón” - MVD 2009)