Escribe Walter Ernesto Celina
walter.celina@adinet.com.uy - 12.07.2012
Tres mujeres sostienen el hilo conductor
de una historia de seducción, amor y vida que nace en el siglo decimonoveno,
atraviesa el veinte y se proyecta bellamente en el actual.
La antigua acepción del diccionario
de la Real Academia
Española define el vocablo seducción ligándolo a un modo de engaño, hecho con
astucia. De forma similar, por mis recuerdos del derecho positivo, lo acogía la
normativa penal.
El cambio, que es factor dominante
de la existencia del hombre y las cosas, lo viste con nueva fisonomía y rasgos de tersura.
La seducción, para teorías
contemporáneas, ocupa el campo de las relaciones amorosas. Su motor reside en los
impulsos sexuales y vínculos afectivos primarios.
Han quedado atrás los consejos
amatorios del poeta romano Publius Ovidio, producidos al comienzo de la era
actual.
Finalizando ya el siglo XIX las
constricciones socio-culturales en la sociedad uruguaya y rioplatense
aherrojaban sentimientos y emociones. Sin embargo, bajo la aparente
inmovilidad, la ciencia, la política y las pulsaciones intelectuales estaban
rompiendo los antiguos esquemas.
La modernidad poética, propulsada
por Rubén Darío, removía la literatura. A la luz del nuevo tiempo Quiroga,
Sánchez, Rodó, de Viana, Herrera y Reissig y muchos más, ocupaban el nuevo
escenario. Con dos mujeres notables. María Eugenia Vaz Ferrerira y Delmira
Agustini.
¡Delmira! Ambivalente, con un rostro
hacia la familia y otro a la sociedad. Desafiante,
auténtica. Escribió al amor sin miedo, rompiendo prejuicios.
Su miel gotea de “El libro blanco”, “Cantos de la mañana” y “Los
cálices vacíos” (aparecidos en 1907, 1910 y 1913; “El rosario de Eros”, una compilación final de su familia, es de
1924).
Con voz cristalina su mano dijo: -A
veces ¡toda! soy alma; y a veces ¡toda! soy cuerpo!
O estas otras palabras de mujer
plena: -“¡Oh, tú que me arrancaste a la torre más fuerte! Que alzaste
suavemente la sombra como un velo, que me lograste rosas en la nieve del alma,
que me lograste llamas en el mármol del cuerpo…”
Contrajo un noviazgo largo y un matrimonio
brevísimo. Estrenó la ley de divorcio por la sola voluntad de la mujer. Acudió
a la cita en la pieza de su excónyuge y amante residual. Un odio extraño, una
pasión ciega, primitiva, la envolvió en la muerte. Ella, dos tiros en la
cabeza. Luego él, de uno certero. Fue el 06 de julio de 1914.
Pero fue de la mano de otra poetisa
memorable, que se llamó Idea Vilariño (1920-2009), que la francesa Christine
Laurent (Lyon, 1948) conoció las entretelas y los pétalos de la personalidad de
Delmira.
Ella y un gran equipo acordaron
volver a la vida a la mujer que seducía con sus palabras y conducta de mujer
independiente. Filmaron ¿Mañana?
(¿Demain?). La película fue vista en el Festival de Rotterdam y desde el 25 de
julio entrará al circuito exhibidor de Francia.
Hay una enseñanza. Importa la
comprensión de los talentos del pasado, así como el examen de las estrecheces
que vienen de atrás, que limitan y cuestan desatar. Romper moldes estrechos ayudará
a vivir una sociedad más transparente y respetuosa de los individuos.-
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