domingo, 7 de octubre de 2012

IMPROVISACIÓN OLÍMPICA


Escribe Walter Ernesto Celina
walter.celina@adinet.com.uy  - 11.09.2012

Las modalidades de la improvisación y del acomodo, históricamente criticadas desde la izquierda, se trasladaron  al progresismo palaciego, esto es, a los gobiernos nacionales y  municipales que licuaron los principios y postulados programáticos que un día buscaron cambios reales en el país.
El rico acervo que llevó a construcción del Frente Amplio y a su reconstrucción, tras los años de plomo y mordaza, cayó en saco roto. No hay día en que, a contramano de la inteligencia corriente, el gobierno no sorprenda con alguna rareza. En puridad, no se trata de excentricidades. La intención siempre está como el cangrejo debajo de la piedra. Y, como para darle mayor desvalor agregado, con insoportable ignorancia.
Me detendré en un adefesio que ingresó al Parlamento con la Rendición de Cuentas -modificación anual del Presupuesto Quinquenal-, cuyo tratamiento está boqueando en el Senado.
Se trata de unas pocas palabras, contenidas en una disposición proyectada en seno del Poder Ejecutivo.
Navegó el esperpento bajo las miradas chuecas del Presidente Mujica y sus ministros, por lo que lleva la firma de cada uno de los componentes del colectivo. Más aún: de toda la gruesa camada de subsecretarios y de tres áreas especializadas: la oficina de Planeamiento y Presupuesto, el Ministerio de Economía y Finanzas y el block burocrático de la Secretaría de la Presidencia más la Oficina del Servicio Civil, enclavadas en la torre ejecutiva, que le dicen…
Es difícil, no imposible, saber entre cuántos funcionarios de particular confianza, especializados en la nada -y muy bien pagos (por todos los compatriotas)- pasó el monstruito.
Se trata de una compilación de términos que desmerecen el idioma, que hacen ininteligible el uso de las palabras y concluyen agrediendo el sentido lógico de una oración.
¿Qué diere decir este  mazacote?: “Artículo 7º. La remuneración del funcionario en relación al puesto de trabajo en el organismo se integrará por la retribución referida al cargo, por un componente ocupacional o de función de conducción relacionado con responsabilidad y especialidad y un componente de criticidad de carácter variable y coyuntural referido al valor estratégico, escasez y dedicación exclusiva.
Es una criatura inviable fruto del delirio acomodaticio que, como floración de pantano, crece con cada gobierno.
La llamada carrera administrativa, establecida en la Constitución, se transformó en una meta inasible, tanto para los buenos funcionarios, como para la eficacia en la gestión de los servicios.
Los escalafones se desjerarquizaron y, lo que existía, fue atomizado. Muestra palpable son los datos a diciembre de 2011. Unos 270.000 funcionarios están etiquetados como presupuestados (30 mil en la Administración Central) y el resto contratados, respondiendo a variantes como las de permanentes, zafrales, eventuales y otros. No es todo. Hay unos 13.600 becarios, pasantes, arrendamientos de obra, más contratos especiales: artísticos, temporales  y otros
La madre de todas las reformas” -se recordará a su mentor-, reanunciada por el mandatario de hoy (con el aliento del principal del Ferrère y Asociados), es más de la desestructuración caótica de un sistema público, dirigido por cada vez más acomodados. Si al son de la cabeza van los miembros, la conclusión es clara.
El artilulejo citado, de ignominiosa redacción y de reprobación fulminante para quien aspirare a ingresar a un curso de derecho, fue ideado para pagar más a algunos. ¿A quiénes? A los orangutanes que se descuelgan de los escalafones como trapecistas, saltando por encima de los que están cursando objetivamente su carrera funcional y a los que entran por la ventana, pisoteando derechos.
-“¡Cosas veredes, Sancho!” podría decir el personaje cervantesco.

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