miércoles, 21 de octubre de 2009

TRANSNACIONALES DEL MEDICAMENTO

Escribe Walter Ernesto Celina
La organización y prestación de los servicios de la salud comporta un proceso complejo.
A diferencia de lo que ocurre en Cuba, en que la atención se efectúa a través de un sistema socializado, de cuidado universal, sin discriminación entre pudientes y no pudientes, en los demás países la asistencia reconoce áreas diferenciadas entre lo público, lo privado y algunas formas eclécticas. Es el caso de Uruguay.
Uno de los soportes esenciales, en cualquier sistema, tiene que ver con el suministro de los medicamentos. Ello hace a algunas cuestiones fundamentales como las referidas a calidades, costos, contralores, etc.
Los proveedores, por su fuerte potencial, sortean o eluden exigencias legales en los distintos países, merced a la debilidad de los aparatos de fiscalización, como a los retrasos en orden al potencial de investigación de las especialidades.
Más aún, las transnacionales farmacéuticas toman de los países en desarrollo, subdesarrollados, también antes llamados del tercer mundo, las materias primas que retiran a precios viles. Luego, etiquetadas, se presentan a valores excluyentes en los escaparates. Asimismo, son beneficiarias de la emigración de los cerebros más lúcidos, los que pasan a brindar conocimientos en casas matrices, principalmente de Europa, Japón y Estados Unidos.

Un informe de Lucilo Tejera Díaz, de Cuba, aporta datos frescos acerca del modo de especular con el sufrimiento ajeno de muchas de las grandes firmas elaboradoras y exportadoras de medicamentos.
Trae a colación lo que acontece respecto al Virus de la Influenza A (H1N1). Como se sabe, ha ocasionado la muerte de más de 4.500 personas. La OMS, Organización Mundial de la Salud, calificó el mal como pandemia, es decir, enfermedad epidémica, con características de expansión acelerada.
Hay datos elocuentes: A fines de julio del año en curso, el grupo suizo Roche Holding AG anunció ganancias, en el primer semestre, por 937 millones de dólares, con aumentos especulativos del 203 por ciento. Pronosticó beneficios por una una cantidad similar para la segunda mitad del 2009.
Semejantes dividendos provienen, conforme a un reporte de la página digital BBC Mundo, por la venta del antiviral Tamiflu, utilizado inicialmente para combatir la Influenza A.
Por su parte, la compañía Glaxo Smith Kline, la mayor farmacéutica de Gran Bretaña, señaló que sus réditos ascenderían a 1.600 millones de dólares, merced a la comercialización de su vacuna contra la pandemia. El producto estará disponible para fines de año, contando con considerables solicitudes.
Cuando la epidemia cobraba fuerza en México, Estados Unidos y Canadá, en el segundo trimestre de 2009, circuló por Internet que la empresa farmacéutica norteamericana Gilead Sciences Inc. en el 2005 había tenido ingresos importantísimos por la venta del Tamiflu a países asiáticos, temerosos por brotes de la gripe aviar.
Como señala el informe mencionado “la obtención de la vacuna contra la Influenza A resulta el más visionario campo de ganancias para las “transnacionales del sufrimiento”.
Cada dosis inmunológica tiene un precio entre 10 y 12 dólares, nivel que para muchos países pobres es prácticamente inaccesible de cubrir, aún cuando algunas empresas internacionales accedan a disminuir su valor por cantidades mayores.
La segunda emergencia de la pandemia ha comenzando por estos días, al verificarse el cambio estacional en el Hemisferio Norte. No sin temor, se ha diagnosticado una mayor agresividad del agente patógeno.
Una vez más, los alquimistas del siglo XXI trasmutarán los virus en papeles verdes.

19.10.2009

martes, 20 de octubre de 2009

“SI”, VOTO CELESTE DEL SENTIMIENTO

Escribe Walter Ernesto Celina

Por esos muertos, nuestros muertos,
pido castigo.
Pablo Neruda

Aún presidía el Comité de la Juventud Batllista de Soriano cuando conocí a Hugo Ibarburu, un sólido intelectual mercedario y formidable persona. Sentarme con él y algún otro estudiante amigo, en el céntrico Café Sorocabana, era un desafío ante algunos ojos ganados por el macarthismo.
Años después, me presentó a su esposa, Norma Cedrés. Encarcelada, sufrió vejámenes y se asegura que sus intentos de suicidios fueron consecuencia de la inducción de la que fue objeto, luego de sesiones de vejámenes en cuarteles. Falleció en prisión, en enero de 1978.
El Prof. Esc. Fernando Miranda me fue presentado cuando cursaba todavía Derecho en la Facultad. Desapareció en noviembre de 1975. Sus despojos mortales aparecieron en un predio militar, en el curso de excavaciones.
Un entrañable amigo, el catedrático Esc. Eugenio B. Cafaro me dijo días después de aquella desaparición, con la absoluta sencillez republicana que lo caracterizaba: -“Me hice cargo de los asuntos del estudio de Fernando Miranda. Se lo llevaron los militares...”.
Cafaro venía de una familia de tradición batllista. No era comunista. Era un ciudadano ilustrado y valiente, principista y solidario.

Abro mi comprensión al sentimiento de esa mujer joven que es Macarena Gelman. Un Comandante del Ejército la llevó en su vehículo al campo militar donde sus colegas aseguraron estaban los restos María Claudia García Irureta Goyena de Gelman, la asesinada madre suya. Con certeza, casi total, hasta el Presidente Vázquez certificó públicamente, lo que sería un informe falacioso de los uniformados. Aquellos despojos siguen sin encontrarse.

¿Alguien puede considerar justo que luego de un parto se sustraiga la criatura recién nacida, amputándosele la relación materna, se la entregue a un agente represor y, además, se elimine de inmediato a la progenitora (sabiéndose que el padre ya había sido ultimado)? ¿Cuál es la norma o el principio ético, si pudiera existir, que guió estas acciones?
El abuelo de Macarena, el galardonado poeta argentino Juan Gelman, rescató -con otras personalidades- la parte sustancial de la historia y colocó en su regazo a su valiente joven.
Entiendo ese dolor y todos los dolores sumados, multiplicados en el sentimiento humanista del pueblo uruguayo.

Cité a Norma Cedrés, como podría recordar a mis amigos Gerardo Cuesta, Eduardo Bleier, Luis Eduardo Arigón, Oscar Tassino u otros, familiares de personas de mi conocimiento.
En 1974 ingresé en la sede del Estado Mayor Conjunto, el malhadado ESMACO. Iba en representación de la Convención Nacional de Trabajadores -la CNT-, como gremialista sustituto en la dirigencia ilegalizada
Se ha sabido que la mamá de Macarena Gelman había sido puesta allí, embarazada, a servir a los militares,.
Veo los jardines, las escalinatas, los salones y donde nos recibieron aquellos agentes de inteligencia, con lentes oscuros que camuflaban sus rostros.
Con apariencias de normalidad tales individuos deambulan hoy, libres, entre nosotros. Nada revelan de cómo actuaban.
Los 10 ex Comandantes del Ejército -que en mayo de 2006 dijeron ser los responsables de las aberraciones cometidas-, no descorren los velos del horror.
Para terminar con la ley que los ampara, el voto ciudadano por el SI permitirá que la justicia imparcial actúe.

16.10.2009

jueves, 15 de octubre de 2009

VOTO POR EL SÍ

Escribe Walter Ernesto Celina

Tengo grabado a fuego lo que significó la dictadura cívico-militar que se inició el 27 de junio de 1973, con el decreto de arrasamiento de las instituciones democráticas, firmado por Juan María Bordaberry (padre del actual candidato presidencial del Partido Colorado).
Ese día quedó formalizado el período más tenebroso (en el sentido de tétrico o sombrío) del Uruguay del siglo XX.
En rigor, el descaecimiento institucional se había iniciado durante “el pachecato”, período político en que Jorge Pacheco Areco, sucedió al fallecido Gral. Oscar Gestido. Pacheco fue un gris parlamentario que, al tropezar con el sillón presidencial, gobernó en lo político con la mayoría del Partido Colorado (Jorge Batlle y Julio Ma. Sanguinetti) y el sustento de la Alianza, sector ultraconservador del Partido Nacional -apodado el de los “blancos baratos”-, encabezado por Martín R. Etchegoyen.
Un gabinete de derecha facilitó la ingerencia de agentes desestabilizadores de Estados Unidos, los que ejercieron preponderante influencia en el seno de las fuerzas armadas y policiales y, por supuesto, entre gente de gobierno y parlamentarios. El golpismo se cocinó a fuego lento y sostenido.
Las torturas policiales y las primeras muertes en cuarteles, así como las prisiones masivas indebidas -por el artilugio de aplicar “medidas prontas de seguridad”-, desfiguraron el rostro del país. La democracia crujía.
El senador batllista Amílcar Vasconcellos promovió una Comisión Investigadora en la que la práctica de las torturas fue documentada. (Dispongo del voluminoso texto de los debates.)
Después, vino lo que vino. Los militares ejercían, inmisericordes, los tormentos sobre los ciudadanos integrados al index de la seguridad nacional. Asesinatos y desapariciones.
Ninguno de los ejecutores se ha confesado. Y, por efecto de la ley de impunidad, han escapado al dictamen de la justicia institucional.
Votar por la anulación de la citada ley -introduciendo en el sobre, en el acto electoral del próximo 25, la papeleta rosada-, abrirá los tribunales para criminales sueltos y cómplices en actos de terrorismo de estado.
EE.UU., implicado en el Plan Cóndor, de coordinación de las dictaduras sureñas, ha vuelto a desclasificar documentos.
La edición de Montevideo Portal, del 17.09.2009, bajo el título “Así fue”, tomando fuentes de prensa locales, precisó varios aspectos, a saber:
1.- “El Departamento de Estado de Estados Unidos desclasificó un nuevo documento que confirma la existencia de los escuadrones de la muerte.”
2.- “En 1972, la Embajada Estadounidense en nuestro país envió el documento al Departamento de Estado, bajo el rótulo "Muerte de Terroristas". Allí considera las muertse de Abel Ayala, Héctor Castagnetto, Manuel Ramos Filippini e Ibero Gutiérrez, como obra de los "Escuadrones de la Muerte."
3.- “Refiriéndose a las bajas ocurridas entre 1966 y 1972, "por lo menos cuarenta y cuatro terroristas uruguayos fueron asesinados en combates con las fuerzas de seguridad.”
4.- “Los cuatro casos señalados están incluidos como "víctimas del contraterrorismo", nombre asignado a la política oficial de "Escuadrones de la Muerte" encubiertos, una calificación surgida en los manuales de contrainsurgencia.”

El voto por el SI es un voto ético y un tributo ciudadano a la justicia y a la libertad.
13.10.2009

sábado, 10 de octubre de 2009

SÚPLICAS Y PALOS DEL SR. PRESIDENTE

Walter Ernesto Celina

Como lo hicieran en vísperas de las elecciones pasadas, el Presidente Tabaré Vázquez y el senador Danilo Astori liaron petates y partieron, cada uno por su parte, para su nueva Meca: los Estados Unidos.
Se recordará que Vázquez proclamó -en país ajeno- a Astori como su Ministro de Economía y Finanzas, en caso de ganar las elecciones. Dio una señal de tranquilidad a los banqueros y organismos internacionales de préstamo en los que el promitente secretario de economía había sostenido entrevistas, exponiendo las bases de la eventual política a llevar por el Frente Amplio.
Se trató de un acto de sumisión evidente.
El candidato presidencial Mujica ha repetido tal conducta, aunque con más disimulo. Mientras su compañero de fórmula se encontraba en el país norteño, lo alabó, ratificándole su confianza para guiar la futura política del Estado. Tales manifestaciones estuvieron dirigidas a hacer saber que nada cambiaría en la orientación general económica de un gobierno frentista.
A esta arrodillada, le siguieron las abundantes explicaciones de Tabaré Vázquez sobre las características de su gestión. Sus obsequiosidades determinaron que el Presidente Barack Obama lo sentara a su lado a la hora de resumir una reunión múltiple con presidentes a América Latina.
Una sana costumbre republicana siempre aconsejó en Uruguay que sus hombres de gobierno no se refirieran, estando en misiones fuera del país, a asuntos propios, concernientes al ejercicio de la ciudadanía.
El Presidente -al igual que otros funcionarios del Estado- está alcanzado por la inhibición de intervenir en asuntos de política interna.
Hace poco, algunos adláteres o bufones vazquistas, intentaron auspiciar la reelección del presidente, en acciones que orillaban la Constitución. El silencio presidencial fue ominoso, hasta que sus seguidores arriaron banderas.
Vázquez se siente impune cuando se trata afirmar su ego, más allá de la humildad con que posa.
Fue en EE.UU. cuando ahora violó, otra vez, la Constitución.
Con absoluta falta de delicadeza respecto del texto magno, aludió al candidato oficial de su partido. Lejos de felicitarlo, sostuvo que sostenía estupideces. No desautorizó al excombatiente: le asestó una brutal puñalada.
Al día siguiente caminó, de nuevo, sobre la Constitución. Volvió a referirse a cuestiones de la política uruguaya. Esta vez, para señalar que, su maltratado de ayer, era algo así como un hombre sensible a lo popular, etc., etc.
Vázquez un día suplica, otro tira un torpedo y, al siguiente, derrama lágrimas de cocodrilo. ¡Qué personalidad...!
05.10.2009

UN ARISTOCRATISMO CADUCO

Escribe Walter Ernesto Celina

Con una terminología que no es exactamente la que emplearía la sociología actual, el gran escritor uruguayo José Enrique Rodó definió lo que llamó una “aristocracia imprescriptible”. No era otra que la del hombre que trabaja. Él la ubicaba en un sitial de máxima consideración.
Hay grupos familiares y sectores sociales -felizmente reducidos- que cultivan los modelos exclusivistas en la sociedad uruguaya. Desarrollan formas asociativas cerradas y se erigen, sin decirlo, en potentes puntas de lanza de la actividad económica y financiera y, por derivación, de la política.
Sus hijos se educan en colegios privados de gran nivel y desarrollan capacidades profesionales en el exterior. Participan en los mismos ámbitos (clubes de polo, rugby, tenis, salas de juego, playas, discotecas, salidas al extranjero). El círculo de afinidades se traduce luego en uniones matrimoniales.
No es de extrañar que de estas familias surjan los “hijos de papá y mamá”, ávidos de posiciones ejecutivas en negocios, cazadores de sillones parlamentarios o ministeriales y, en planos menos significativos, protagonistas en sucesos de la moda que, en variedad muy amplia, se agitan para formar parte del muestrario clásico de las clases más privilegiadas.
En el Uruguay de hoy la familia Lacalle de Herrera-Pou Brito del Pino encarna, de alguna manera, esta “sensibilidad”.
No incursiono en la cuestión por algo personal, ni me incumbe considerar ningún aspecto de la vida privada. Ocurre, simplemente, que los Lacalle-Pou tienen algo de clan. La fuerza de su empeño está en la línea más dura y conservadora del país, más allá de los discursos mimetizados, las recorridas territoriales, los abrazos, las estrategias para vencer a sus opositores y la publicidad a su servicio.
Luis Alberto Lacalle no es populista, ni republicano; al menos, con el perfil que los uruguayos heredáramos de Artigas y de las ideas de cambio, matrizadas con fuerza en el siglo XX.
Su subconsciente da cuenta de lapsus que desnudan su pensamiento íntimo, de desprecio a los humildes. De su racimo electoral cuelgan: la estigmatización de los atorrantes o del que habita en un sucucho y aún, la destructora motosierra simbólica, en vez de la balanza de la justicia.
Su apología del generalísimo Francisco Franco (quien derribó la República Española, se alió con Hitler y Mussolini, implantó el terror y creó una dictadura duradera) tiene, asimismo, la connotación de su afinidad ideológica con el poder autocrático.
Su esposa Julita prepara los tés más exquisitos para su legión de amigas/os, en una vuelta a la política por la trastienda. Su hijo es diputado pero quiere un sillón de senador, haciendo dupla con un tal Carmelo Vidalín.
Más lejos, como reservada, pero asumiendo una condición social que no se puede desmentir, su hija, abogada, en el 2006 se casaba en España. No lo hizo con un Don Juan de los Palotes. Escogió a un personaje de la realeza, afección no característica de la mujer uruguaya media. Por supuesto, la bella dama experimentó los flechazos de Cupido.
Su consorte fue el serbio Radivoje Petrovic-Karadjordjevic, primo de Kubrat de Bulgaria y pariente de la familia real española. Por más datos, amigo de Ignacio Marichalar, cuñado de la Infanta Elena y afín al Duque de Alba, así como de Alex Maritzia, un príncipe rumano vuelto a sus fueros dinásticos.
En la posguerra los aristócratas serbios quedaron bloqueados, retornando a palacio más de medio siglo después, al disolverse la Federación Yugoeslava.
Parecería confirmarse aquello que “Dios los cría y ellos se juntan”.
Más que un tic familiar, una mirada global exhibe un comportamiento de clase típico.
Así son los secretos de cierta gente linda. Afable, aristocratizante y, también, discursiadora...
Respetando todas las opiniones ¡no constituyen el modelo para el Uruguay de un tiempo nuevo!
05.10.2009

lunes, 5 de octubre de 2009

¿ESTÁN BAÑADITOS? ¡ES LA HORA DEL TÉ...!

NOTA 1
Escribe Walter Ernesto Celina

En el Uruguay de la postmodernidad, en el MERCOSUR de las discriminaciones, en la América Latina donde la palabra soberanía está empobrecida y se pronuncia a medias, en el mundo de la debacle económica y financiera que pagan los pueblos, los pobres -cada vez más- ¡huelen mal!
Además de carentes, son enjutos, feos y aún deformes, por obesidad alimentaria o glandular. Tienen cabellos clinudos y dientes con caries. Llevan celulares pero usan championes sin suela. Son mal educados, hablan a los gritos, apenas leen algo. No emiten una sonrisa. Sus modales denuncian que no poseen una vida ordenada.
Viven en sucuchos y pocilgas. No habitan en barrios escogidos.

Luis Alberto Lacalle es el hombre que les ofrecerá maná, con la ayuda de su familia, de sus amigos y de la docta clase social del Uruguay idílico, preelectoral por cierto.
¿Cómo?
Para empezar, tendrán ducheros confortables, con agua calentita en la puerta de los asentamientos (antes “cantegriles” y, más atrás todavía, “pueblos de ratas”...). Nadie los correrá de su nuevo paraíso. Ni con tridentes diablescos, ni motosierras malvadas. Es una distinción del liberalismo o, si se prefiere, una concesión graciosa del mercado.

La esposa del candidato presidencial blanco, la ex senadora Julia Pou, como una perfecta hada, llegará a las 17 horas en punto (five o´clock= las 5 pasado meridiano), con la delicadeza de las costumbres imperiales y les servirá -por una vez- un reconfortante y delicioso té inglés (procedente de la China o Sri Lanka), del más exquisito aroma.
Lo hará exactamente con el rigor con que lo ensayara en aquella fría tarde de junio, antes de las elecciones internas partidarias, cuando llegó a la residencia de Pocitos de una sobrina del que fuera el más carismático líder que tuviera el Partido Nacional.
No es una ironía. El relato fue dado en el Diario “El País”, cuya especialidad en descripciones de fiestas sociales -y movimientos cervicales acordes- es proverbialmente reconocida.
La atildada dama había salido de la política tras las imputaciones que, han recordado últimamente periodistas memoriosos: presuntas comisiones en transacciones bancarias, cuando su esposo fuera Presidente de la República. Tal como consta en una sentencia judicial.
Ahora, en puntas de pié, Julita reingresa al ruedo. Esta vez, para paladear el té con adminículos de repostería. Lo hizo a la hora exacta, siguiendo el canon estatuido por la realeza británica. Naturalmente, quiso parlamentar con correligionarias/os antes de lanzar una alocución acerca de las masas desposeídas.

Leyendo la crónica de “El País” se intuye que esto es lo que galvaniza y da brillo a un candidato que seduce con la temática de llevar al pináculo de la gloria, higiénica y alimenticia, a los no pudientes.
Los consternados pobres, se apiñaron en los quioscos para enterarse de aquel evento que, organizado en algún momento pensando en ellos, los catapultaría a la gloria.
Los más extremosos pensaron que así sería el reparto de la torta nacional. Y que si la justicia había llegado para Juan María Bordaberry (sí, papá de Pedrito), Gregorio Álvarez, Greno, Cambón, el extinto Braga, ahora -con signo distinto, por fin- habría de hacerse para ellos.
No son pocos los que son afectos a pensar que “¡la justicia tarda, pero llega!”...
Con ilustración a color, el matutino nonagenario explicó cómo es que a que a Doña Julia Pou de Lacalle le gusta servir el té.
La crónica soslayó, sutilmente, detalles que resultarían -para algunos- más que redundantes.
Una foto fue ilustrativa: mostró a la gentil anfitriona, permitiendo que se recortara la presencia de un mozo, con atuendo gastronómico, lo que revela la autenticidad de los hechos.
Para estos casos es menester disponer de personal experiente, acicalado y de hábitos elegantes. La cumplimentación pasa por el servicio de mesa (mantelería, porcelana, cristales, cubiertos con platería y oro) y la excelencia de los bocadillos, tortas, helados y refrescos frutados. Nada de pan fresco, de ayer o duro. Omitir las mantecas vacuna o vegetal y los dulces, por aquello que sostienen los Dres. Cormillot, en Buenos Aires, o Pisabarro, en Montevideo: estropean arterias y venas. El té sólo necesita agua bien caliente, de primer hervor.
Por supuesto, los asistentes, fueron ingresando con la invitación, que con displicencia monárquica debían entregar a un conserje, casi mirando para otro lado.
En la sala principal imperaba el estilo dieciochesco. Paredes cubiertas de oleos, sillones de cuero repujado (como en el tango memorable) y el suave aroma de la hierba. Más que las tazas limoges, cruzaban por el aire, sobre platillos en brillantes bandejas labradas, pan mollete con bondiola magra, salmón ahumado, petit pan integral con muzzarella de búfala derretida, empanadillas de espinacas al horno, sandwiches de carne de ñandú, mini alfajores de chocolate y nieve, masitas, porciones de tartas, etc.
Nada de pildoritas, pizzas, ravioles, lengua a la vinagreta, ni flanes con dulce de leche o pasteles criollos.

Quizás, por aquello que Walt Whitman celebrara del hombre que “come, bebe y engendra”, la Sra. Pou de Lacalle lamentó que el candidato opositor a su marido no tuviera descendencia... Ella y familia velarán por las de los demás.
La revolución del Sr. Lacalle permitirá que su esposa, con las damas de compañía, digan en la puerta de los asentamientos: “¿Están bañaditos ya? ¡Es la hora del té...!”


30.09.2009

LA SOMBRA DEL GENERALÍSIMO FRANCO

REPUBLICANISMO DE PACOTILLA
Escribe Walter Ernesto Celina

Con motivo de la campaña electoral en curso, el Dr. Luis Alberto Lacalle contrapuso la noción de republicanismo a la de populismo, proclamándose partidario de la primera.
El populismo, por definición, comprende un abanico de doctrinas y prácticas políticas cuyo centro es la defensa de los intereses populares. En América Latina aparece asociado a manifestaciones nacionalistas, indigenistas, a menudo antiimperialistas, abogando por la reforma en la tenencia de la tierra y la modernización justiciera de las relaciones económicas. En una acepción vulgar, confunde el concepto con la concesión de beneficios a las clases necesitadas sin contrapartida o por simple demagogia política.

Cabe señalar que en la tradición liberal-democrática del Uruguay del siglo XX, el republicanismo fue asumido por las corrientes progresistas y de izquierda. En efecto, estas valoraron y pugnaron por la consolidación y expansión de las libertades y derechos sociales de la clase obrera y capas medias, asumiendo las ideas revolucionarias de los nuevos tiempos, asociándolas a las patrióticas-liberadoras proclamadas por el artiguismo.

La guerra anticolonial estadounidense (1775-1783) y la revolución francesa (1789-1799) informaron el pensamiento político de José Artigas que, enriquecido con aportes originales, dieron dimensión a un republicanismo asegurador de los derechos soberanos de los pueblos y de la protección a los más débiles.

Esta formulación republicana, sentida por el pueblo uruguayo, poco de común ha tenido con otras que sustentaron regímenes autoritarios, conservadores, de derecha y, aún, antidemocráticos.
En 1936 Francisco Franco abatió a la República Española, construida desde 1931, a partir del hundimiento del monarquismo borbónico. Su poder despótico lo consolidó con la clase oligárquica. En lo exterior, configuró su unión con las potencias del Eje, personalizadas por Adolfo Hitler y Benito Mussolini. Bañó al pueblo ibérico en ríos de sangre.
Baste recordar que en 1937 la Legión Cóndor (alemana) exterminó, con bombardeos experimentales, a la población vasca de Guernica, inmortalizada pronto por Picasso.

La adhesión plena del Sr. Lacalle a Franco fue estampada en estos términos, en su obra “Trasfoguero”, editada en 1963, página 26:
“Antes de conocer a Franco conocíamos ya un Jefe. El nuestro de ayer, de hoy y de siempre.
El Caudillo de España era el segundo. Cuarenta y cinco extraordinarios y maravillosos minutos. Ni una coma de lo dicho se ha borrado de la memoria. El tema: España, Occidente, la obra de 23 años, el futuro. Una mañana única en la vida. Por lo que he querido que su recuerdo quedara grabado en estas páginas. Y porque al conocer a este hombre, le renovábamos la lealtad y la admiración de tres generaciones de gente de nuestra sangre.”

¿Tiene que ver este juicio del candidato presidencial blanco con el republicanismo que sentimos los uruguayos?
Ya ha manifestado que no es populista. Surge, asimismo, pese a su proclama, que no es un republicano genuino.
Su conservadurismo insoluble y sentimientos autocráticos cuelgan de un alambre como trapos viejos.

30.09.2009

viernes, 2 de octubre de 2009

LA FUNCIÓN “MARCHA ATRÁS”

Escribe Walter Ernesto Celina

En su momento tuve oportunidad de señalar que el Presidente de la República había cometido un inocultable error al propiciar, de modo inconsulto y absolutamente unilateral, el traslado de los restos de José Artigas al palacete de Plaza Independencia, que otrora fuera sede del Poder Ejecutivo.
No entré al fondo del asunto ya que la falla del procedimiento no dejaba mérito para una reflexión sobre la oportunidad y conveniencia de la medida proyectada.
Recordé con qué rara unanimidad los uruguayos, en 1950, habían concertado los vastos homenajes de la nación a su máxima personalidad independentista.

En democracia no existe el poder omnipotente de un mandatario, quienquiera sea.
La ciudadanía uruguaya y los sectores que la agrupan y expresan declararon que, tratándose de una cuestión de la naturaleza de la puesta en juego, lo que se imponía era la búsqueda de un consenso previo.
Se hizo evidente que el Presidente había errado el camino.
En efecto, Artigas es de todos. De nadie en particular.
Vázquez Rosas, que goza de aceptación mayoritaria a los ojos de la población, debió reconocer su error de inmediato, pero estuvo reacio a admitirlo. Por lo menos, vaciló bastante. En lluvia recibió justificadas críticas. Algunas, marcadas por las circunstancias electorales que se viven. Por eso, siempre es bueno separar paja de trigo.
Ni el Presidente, ni sus asesores políticos y técnicos, calibraron bien la iniciativa. En verdad o con desacierto, hubo quienes pensaron que no estaba exenta de un propósito proselitista y, aún, teñida por un interés personalista.
Costó que el mandatario entendiera. Al final, optó por “abrir su cabeza”, como ahora se dice. Y no insistirá, de momento, en el traslado de los restos del Prócer.
A todas luces, no es el momento.
El Poder Legislativo, por su parte, aprobó estampar varias de las célebres frases de Artigas en el área en que se ubican hoy sus restos.
El mausoleo de Plaza Independencia tendrá o no retoques en su arquitectura. Un museo reverenciará al gran conductor de pueblos y mostrará los humildes elementos que le pertenecieron, instalándose a pasos de la plaza. A su vez, este espacio público podrá reacondicionarse, a fin que adquiera la dignidad y funcionalidad de que carece.
Nadie ha formulado objeciones fundamentales a que así se haga.
El episodio muestra que la crítica pública importa.
Y que el Presidente -más allá de su popularidad-, pudo ser ayudado por sus compatriotas a poner su dificultosa “marcha atrás”.
Por todo, no podrá olvidar la lección de Juan Pueblo.
21.09.2009