lunes, 5 de octubre de 2009

LA SOMBRA DEL GENERALÍSIMO FRANCO

REPUBLICANISMO DE PACOTILLA
Escribe Walter Ernesto Celina

Con motivo de la campaña electoral en curso, el Dr. Luis Alberto Lacalle contrapuso la noción de republicanismo a la de populismo, proclamándose partidario de la primera.
El populismo, por definición, comprende un abanico de doctrinas y prácticas políticas cuyo centro es la defensa de los intereses populares. En América Latina aparece asociado a manifestaciones nacionalistas, indigenistas, a menudo antiimperialistas, abogando por la reforma en la tenencia de la tierra y la modernización justiciera de las relaciones económicas. En una acepción vulgar, confunde el concepto con la concesión de beneficios a las clases necesitadas sin contrapartida o por simple demagogia política.

Cabe señalar que en la tradición liberal-democrática del Uruguay del siglo XX, el republicanismo fue asumido por las corrientes progresistas y de izquierda. En efecto, estas valoraron y pugnaron por la consolidación y expansión de las libertades y derechos sociales de la clase obrera y capas medias, asumiendo las ideas revolucionarias de los nuevos tiempos, asociándolas a las patrióticas-liberadoras proclamadas por el artiguismo.

La guerra anticolonial estadounidense (1775-1783) y la revolución francesa (1789-1799) informaron el pensamiento político de José Artigas que, enriquecido con aportes originales, dieron dimensión a un republicanismo asegurador de los derechos soberanos de los pueblos y de la protección a los más débiles.

Esta formulación republicana, sentida por el pueblo uruguayo, poco de común ha tenido con otras que sustentaron regímenes autoritarios, conservadores, de derecha y, aún, antidemocráticos.
En 1936 Francisco Franco abatió a la República Española, construida desde 1931, a partir del hundimiento del monarquismo borbónico. Su poder despótico lo consolidó con la clase oligárquica. En lo exterior, configuró su unión con las potencias del Eje, personalizadas por Adolfo Hitler y Benito Mussolini. Bañó al pueblo ibérico en ríos de sangre.
Baste recordar que en 1937 la Legión Cóndor (alemana) exterminó, con bombardeos experimentales, a la población vasca de Guernica, inmortalizada pronto por Picasso.

La adhesión plena del Sr. Lacalle a Franco fue estampada en estos términos, en su obra “Trasfoguero”, editada en 1963, página 26:
“Antes de conocer a Franco conocíamos ya un Jefe. El nuestro de ayer, de hoy y de siempre.
El Caudillo de España era el segundo. Cuarenta y cinco extraordinarios y maravillosos minutos. Ni una coma de lo dicho se ha borrado de la memoria. El tema: España, Occidente, la obra de 23 años, el futuro. Una mañana única en la vida. Por lo que he querido que su recuerdo quedara grabado en estas páginas. Y porque al conocer a este hombre, le renovábamos la lealtad y la admiración de tres generaciones de gente de nuestra sangre.”

¿Tiene que ver este juicio del candidato presidencial blanco con el republicanismo que sentimos los uruguayos?
Ya ha manifestado que no es populista. Surge, asimismo, pese a su proclama, que no es un republicano genuino.
Su conservadurismo insoluble y sentimientos autocráticos cuelgan de un alambre como trapos viejos.

30.09.2009

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