miércoles, 22 de septiembre de 2010

INSÓLITO BORRONEO

Escribe Walter Ernesto Celina
waltercelina1@hotmail.com – 21.09.2010

La denominada historia reciente no se encuentra a la vuelta de la esquina, pero no está tan alejada que imposibilite que los investigadores recojan testimonios auténticos.
Una interpretación rigurosa deberá basarse en la más amplia compulsa de los instrumentos que sirven a la ciencia histórica, como son los documentos del día a día y las versiones aportadas por los actores de carne y hueso.
Un diputado del oficialismo, ex militante sindical bancario de los años ’70, realizó apreciaciones denigratorias de la conducta de la Convención Nacional de Trabajadores (CNT), que ante el golpe de estado de 1973, declaró la huelga general.
Un núcleo de ciudadanos que formaban parte de algunos de los sindicatos de la época, reivindicaron la estatura de la respuesta de la clase trabajadora y sus organismos de conducción.
A sus elementos demostrativos añado, modestamente, algunos de los míos.
Lo hago con la independencia de criterio con que siempre asumí no sólo la militancia gremial, cuando era estudiante, la sindical cuando fui adulto, y la política, en la que transité como joven batllista y, luego, como la de un izquierdista unitario, en todos los planos. Soy un hombre libre, sin más ataduras que con una línea de principios que mantuve desde muy temprana edad.
Los precenetistas y los cenetistas nunca transigimos con el avasallamiento de las libertades públicas y los derechos del pueblo uruguayo.
Desde 1959 participé de los históricos Plenarios Obreros Estudiantiles. Tenía una fundada esperanza en esta fuerza nueva. En 1951, presidiendo el Centro Universitario Mercedes, promoví la solidaridad con el querido gremio de estudiantes agrupando en su torno a los sindicatos locales. Un coletazo de la huelga que acompañamos en defensa de la autonomía universitaria, en dicho año, motivó una represalia que me costaría un año de estudios.
En octubre de 1965, ante movimientos de la soldadesca vernácula, varios gremios acordamos un paro de 24 horas en defensa de las libertades democráticas. Arbitrariamente se me separó del cargo en la Administración, con retención total de haberes por un año. Fui objeto de un crudo “sumario”, con conclusiones fascistoides, instruido en el Ministerio de Instrucción Pública por un Dr. De Posadas…
Con Alejandro Costanzo, del gremio de las telecomunicaciones de la época, promovimos la Confederación Intergremial de Funcionarios del Estado (CIFE) y, más adelante, la Unión de Organizaciones de Funcionarios del Estado (UOFE), hasta arribar a la Confederación de Organizaciones de Funcionarios del Estado, la tan denostada COFE de hoy, que no transige con el gobierno mujicano.
Orienté al Sindicato de Cuidadoras del Consejo del Niño, poniendo en marcha una potente columna de mujeres trabajadoras que cubrieron más de 10 años de luchas ejemplares. Fui secretario de la Asociación de Funcionarios del Consejo del Niño, hasta que llegamos a la formación de una más amplia entidad, la que agrupó a todas las unidades presupuestales del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
Adherimos a la huelga general y enfrentamos al ministro Dr. Marcial Bugallo, hombre de paja de los dictadores.
Pasé como detenido por el Cilindro Municipal, el estadio-cárcel. Fui penalizado por el Acto Institucional Nº 7, quedando destituido, medida que por extensión llegó a mi cónyuge. Sorteé severos apremios para vivir con decoro, manteniéndome en el país.
Hablo desde la dignidad con que mi conciencia me orientó en una época procelosa.
Como tantos, fui clandestino. Y hasta mi hijo, con poco más de 8 años, observaba la auto-vigilancia para asistir a la escuela pública.
J.J. Martínez, un comunista brillante de extracción anarquista, cuenta en Crónica de una Derrota, el comportamiento patriótico y leal con el pueblo uruguayo de los militantes cenetistas, en todas sus líneas. Y, diría -también- de los comunistas del nuevo partido que encabezara Rodney Arismendi, acompañado por Enrique Rodríguez, Gerardo Cuesta, José Luis Massera, Jaime Pérez, Alberto Altesor, Enrique Pastorino, Wladimir Turiansky, deteniéndome apenas en algunos, a quienes asistí como secretario de bancada parlamentaria.
Tras el cese de la heroica huelga general, proscriptas la CNT y la totalidad de los sindicatos clasistas, Gerardo Cuesta -del gremio metalúrgico- me comisionó su representación en un organismo sustituto que abogaría por el cese de las medidas liberticidas.
Promovimos gestiones y fuimos a discutir en las sedes de la Inteligencia Militar -de Bulevar Artigas y Gerardo Ramón- y de los Ministerios de Trabajo y del Interior.
Con el Cnel. Bolentini una delegación que, entre otros queridos compañeros integramos con Mario Acosta (de la Construcción) y Alfredo López (de la Industria Frigorífica), sostuvimos un diálogo ríspido, del que creímos no saldríamos sino para algún cuartel.
El vehemente coronel acusaba a José D’Elía -y demás dirigentes con captura requerida- de estar incursos en supuestos delitos, lo que rechazamos en forma contundente y activa con López. En un ataque de furia, Bolentini levantó la mano, bajándola violentamente sobre la enorme mesa de caoba que rodeábamos, gritando: -¡Paren, paren! ¡Qué vengan los taquígrafos! Tras el silencio, llegaron los amanuenses. Tal debate duró casi hora y media.
El brazo imperial era más fuerte que el nuestro. Poco o nada pudimos hacer.
Después de conceder un breve reportaje al Sr. Meyer, jefe de informativos de Radio El Espectador, aquella nochecita caminé cuadras y cuadras, cambiando de orientación, hasta que pude llegar a una finca de la calle Brecha. Allí me aguardaba Wladimir Turiansky para tomar las novedades.
Por esa época, Alfredo López participó de una reunión de sindicatos, convocada por el gobierno. Erguiéndose en la platea, con el dedo índice extendido hacia un grupejo de situacionistas, dijo que no lograrían embozalar a la clase obrera con gremios oficializados.
Esta es una historia nutrida con múltiples capítulos, colmados por un auténtico espíritu de clase que no supo de renuncios.
Comparto el rechazo efectuado por el núcleo de ex directivos de la CNT y, califico sin reticencia, como un acto de impudicia hacer borrones de tinta sobre páginas claras, insertas en las luchas de liberación de los uruguayos.
Me permito señalar, públicamente, la lealtad de los nobles compañeros que protegieron el secreto que me vinculara a ellos. Cito a Gerardo Cuesta y Wladimir Turianky, entre varios con los que mantuve contactos frecuentes. Muchos de ellos soportaron los vejámenes inauditos que imperaron en las ergástulas de la tiranía.

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martes, 21 de septiembre de 2010

DARWIN, GRINGO ILUSTRE

Escribe Walter Ernesto Celina
waltercelina1@hotmail.com – 17.09.2010

La desafortunada aprobación, por la Cámara de Representantes, que dispuso descolgar la denominación de la localidad sorianense de Villa Darwin, para volverla a la bastante remota e intrascendente de Sacachispas, llama a examinar algunas peculiaridades conceptuales y políticas que rodean el episodio.
Me sustraeré, en consecuencia, a consideraciones sobre los notables aportes del sabio inglés a la teoría científica sobre el origen del hombre y la evolución de las especies, las que colocaron firmes columnas en el desarrollo de las ciencias biológicas y otras complementarias.
En una labor ímproba, de la que da cuenta su Diario de Viaje, aparecen referencias amplias a su pasaje por Uruguay, cuyos campos recorrió, observando y recogiendo especies. A sus acopios, agregó impresiones sobre costumbres sociales y tipos humanos y, aún, descripciones acerca de las características de la vegetación vernácula y los paisajes.
Fue en una propiedad rural de un inglés, en Soriano, desde donde Darwin cumplió trabajos exploratorios e individualizó especimenes como calandrias, ñandúes, carpinchos, mulitas, etc., referentes para cotejos con otros ejemplares recogidos en su periplo.
Soriano honró su talento nominando el poblado -cercano a la estancia que lo alojó- con su apellido. A la vez, dignificó el culto de la ciencia.
Cuando, con ignorancia penosa, se argumentaba “vamos a arrancar ese nombre gringo para volver a ser Sacachispas”, el elemento xenófobo se lanzaba contra el nombre -siempre luminoso- de Charles Darwin.

Tal adjetivación, por definición, marca hostilidad hacia el extranjero, odio y repugnancia. Gringo califica al no autóctono de habla inglesa y, aún, a aquellos que no son hablantes del español.
Este modo de reivindicar el nombre Sacachispas marca una contradicción absoluta con el sentimiento de tolerancia y fraternidad cultivado por la sociedad uruguaya. Con fuerte presencia de italianos, españoles y con matices aportados por otros pueblos, el uruguayo reconoce su origen multicultural y ha cultivado el universalismo, sin renunciar a su matriz precolombina.
En 2009 el Ministerio de Educación y Cultura, por intermedio de la Ing. María Simón, y las Intendencias de Montevideo y Maldonado, en actos convocados por entidades diversas y organismos como el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Brasil, homenajearon a Darwin. Placas conmemorativas fueron colocadas en Las Bóvedas, Montevideo, y en el Puerto de Maldonado.
Sería un paso de coherencia gubernamental que la malhadada media sanción de la Cámara de Diputados fuera paralizada por el Senado o, que el Poder Ejecutivo -eventualmente- ejercitase su poder de veto.

Debe de resultar muy lisonjero para los amantes de las tierras litoraleñas este formidable recuerdo, escrito de puño y letra, dejado por el sabio inglés: “El panorama del Río Negro desde la sierra (de Perico Flaco) resultó el más pintoresco de lo que en cualquier otro sitio vi.”

Randal Keynes, tataranieto de Charles Darwin, a la izquierda de la placa conmemorativa
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miércoles, 8 de septiembre de 2010

“EL GRAN ENGAÑO”, TRAGI-NOVELA PALACIEGA

Escribe Walter Ernesto Celina
waltercelina1@hotmail.com – 16.08.2010

1ra. escena – En el barrio

El gordito habilidoso sale de su casa, en el exclusivo sector de Punta Gorda. Endereza a su lujoso automovil. Se disparan alarmas. En el asiento trasero varias carpetas y libros dejan leer parcialmente sus rótulos: Sociedades Anónimas Las Pasivas, Grandes Tiendas con DGI, Hnos. Pier Anus, Nociones Básicas de Derecho Penal para Legisladores.

Anochece. Sale de la Av. Gral. Paz y avanza por Av. Rivera, hacia el centro. Entrepara la marcha a pocas cuadras, al llegar a la calle Grito de Gloria, y gira a la derecha. Alguien lo espera en el acceso a un colegio monástico. Por un pasillo llegan a un salón casi vacío. Una cruz de bronce, más abajo un enorme óleo de José M. Escrivá de Balaguer y, con letras negras sobre fondo blanco, la leyenda Opus Dei.
Sobre una enorme mesa de tapete rojo, un sacerdote conversa imperceptiblemente con los hermanos Dante Inferno, Jorgito y Pepe Peir Anus. Junto a ellos, un portarretrato con Juancho, quien paga pena de prisión. Más allá, una Biblia y la última edición del diario Le Observateur, en español.
El nuevo interlocutor toma asiento. Habla con sigilo, por si las moscas. Una sonrisa seca se recorta en los rostros de los caballeros de la tabla rectangular. Chocan sus manos, ágiles en el traspaso de bienes ajenos. La debacle de 2002 fue apenas un buen negocio para pocos.
El gordito, profesor, diletante y escritor de derecho penal, simpático, portador de una gran papada y bolsas liláceas bajo los ojos, fuma y fuma, como en el verso de Carriego.
Espera, ahora, jugar su gran partido. Es amigo de los Peir Anus. También, correligionario y confidente del Sumo Presidente, de quien atiende encargos. Desde cuestiones laborales -como operador patronal-, a asuntos internacionales, caso de las relaciones diplomáticas en el Plata.
Por encima de todo, es un vocacional de la intermediación abogadil
El partido va a comenzar.

2da. Escena – En el club político


El viento que cruza el campo se torna adverso para mover el balón. El Frente Zurdo cuestiona la posibilidad que el hombrecillo encare la defensa de los Pier Anus, personalidades excluidas del santoral patrio. Él expone. Son sus amigos. Ejerce una profesión liberal.
Se retira bajo una lluvia de calificaciones, no reproducibles. Salvo dos, a saber: Una, muy delicada. “¡Tú, Gonza, no eres socialista; tú estás casado con una caja registradora!”. Más duro, a alguien se le oyó: “¡Lustrabotas capitalista, lustrabotas de los Peir Anus!”.
Corrió el hombre gordito, desparramándose en brazos del Sumo Presidente. Justamente, estaba dedicado a sus reflexiones esotéricas en la sede exclusiva de la Congregación de Oriente, de la calle Mario Cassinoni. A un ademán del hombre, envuelto con un manto carmesí, el ujier se alejó hacia una lejana puerta.
-No te preocupes mi bien mandado amigo. Compensaré tus dolores. Serás ahora ministro de tierra, mar y aire. Podrás viajar. Eso sí, no preguntes nada si aprecias que vas en lanchas muy rápidas. Nuestra marina es la más veloz de la región.
E insistió, con tono paternal:
-Más, si te place, te condecoraré como canciller. Al menos, así, aliviarás los sinsabores que te dieron esas señoras de luto, parientas de desaparecidos, que no han creído en nosotros. Viajarás, como otros, hijo…
-Gracias Taba, contestó su interlocutor válido, con voz casi apagada.
Y agregó: -Nuestro socialismo es auténtico.
Una lágrima gelatinosa se le coloreó lila. Cayó desde uno de sus ojos, manchando el atuendo del hombre fuerte. Ambos ofrendaron una letanía en honor al Supremo Arquitecto. Un incienso ritual los desdibujó, hasta esfumarlos.

3ra. escena – En el deliberativo

Allá, por octubre de 2008, entró en vigencia una ley sobre moratoria y quiebre de empresas, con consecuencias civiles y penales para sus directores. La materia rozaba, en particular, diversas cuestiones jurídicas que habían bañado el Caso Peir Anus. La consagraron todos los partidos con butacas parlamentarias. Su principal informante fue Paraguayensis Abre-Ú, con sonrisas a diestra y siniestra.
Poco después, el estrenado canciller -sustituto del Doctor Boyardo-, llama a Paraguayensis y le requiere como gauchada una ley modificativa, que permitiera superar o esclarecer normas contradictorias entre textos preexistentes y el último sancionado. Con ademán gentil, el requerido acepta; pide firmas y la novísima iniciativa pasa a la Cámara Baja. ¿Qué tal?
Aquí, Santo Lorenzotti, denuncia las dudas que lo carcomen. El coordinador de la bancada oficialista, Verbal Cámepa, apura la aprobación del petit engendro. Lorenzotti, en una sesión pública, levanta la única voz que previene sobre sus efectos en causas abiertas. Adviértase: En un siglo más 17 años, las cláusulas que se derogaban sólo habían obrado para culpabilizar a unas cinco personas. ¡Tres de ellas, los miembros opusdeístas del clan Peir Anus!
Abre Ù conversa con el fallido defensor de los hermanos facciosos. El consejero de Taba Vasco Rosa insiste, convenciendo a Santo Lorenzotti, quien aún, con una alguna sombra de duda, decide abandonar sus reservas.
Empecinado, como cuando compareciera ante el Santo Oficio, Galileo Galilei volvió a manifestar desde su divino palco: ¡E pur si muove!
Desde abajo de la piedra saltó un gran cangrejo. ¿Cuándo?
Fue el 29 de julio de 2010, oportunidad en que un tribunal de alzada clausuró los procedimientos penales contra la mafia vernácula de los Peir Anus.
Hay griteríos palaciegos. Campanilla de orden en el hemiciclo. Las luces se van apagando.

Gran final

Entre lindezas varias, habían llevado al país al borde de la quiebra, hundiendo al pueblo en privaciones de toda índole, pagadas con miserias y dolores infinitos. Derivaron millones de dólares a cuentas del exterior.
Los cruzados del Opus Dei volvieron a juntar sus manos sobre el tapete rojo.
Celebraron, sobre un mar de sangre extraída a miles de compatriotas, con la vileza de los verdugos con oficio.
La tragi-novela termina aquí, por ahora.
Cualquier semejanza con nombres, fechas, lugares, circunstancias, personas, etc., es mera coincidencia. Sólo juegos de la imaginación.


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REFORMA DEL ESTADO

UN MINERITO DE MONTAÑA
Escribe Walter Ernesto Celina
waltercelina1@hotmail.com
– 14.08.2010
La vacua generalidad del “borrador del Consejo de Ministros” sobre reforma del Estado se parece mucho a una composición infantil.
He analizado el enunciado de propósito que lo encabeza, el alcance reducido de su ámbito y confusiones diversas que hacen a la noción de funcionario público de carrera, en la estructura del presupuesto por programa que delinea la Constitución.
El “rediseño” que se anuncia de la carrera administrativa muestra más, de lo mismo…
Cuando se sostiene que serán sustituidas “las viejas estructuras escalafonarias y de grados”, las preguntas subsiguientes pueden ser cómo, de qué manera, con qué instrumentos. El apunte precario subraya, en negrita, que se adoptaría una “concepción más dinámica de grupos ocupacionales y clarificación de los distintos niveles de responsabilidad”, soslayando “el ascenso casi automático de grado a grado”.

Cabe decir que las normas vigentes disponen los avances jerárquicos por antigüedad calificada. Esta debe atender grado, antigüedad real y calificación, dada por el jerarca del servicio, a través de comisiones que incluyen delegados del personal. En determinados casos, los ascensos se efectúan por concursos, no sólo para cargos técnicos, sino para administrativos. No es que no exista un sistema. Necesario puede ser profundizarlo, así como potenciar la clasificación de los cargos.

El texto divulgado no esclarece en qué consistirían los cambios, ni cómo sería una “nueva escala salarial”. ¡Vaya el detalle!
De lo impreciso se va a lo ampuloso: “Se implementará el Ingreso Democrático al Estado (IDE) a través de un portal electrónico”, o sea la “ventanilla única”, enunciado con cara lavada, de algo pedido por el Sr. Mujica. Sin embargo, saltimbanquis y ovejitas, pasan por entre las piernas del señor presidente.
Los locuaces redactores resuelven, seguidamente, inventar la pólvora. Escriben con fruición de copistas egipcios: “La Oficina Nacional del Servicio Civil (ONSC) cumplirá un rol fundamental en este nuevo diseño y se le conferirá el “empoderamiento” (vocablo arcaico, en desuso.) jurídico necesario e imprescindible (¡ni que faltara más!) para realizar el control y gestión global de los Recursos Humanos del Estado.” (Aplausos).

Estimados señores, jurisconsultos marcianos: la Oficina del Servicio Civil fue estatuida por la Reforma Naranja de 1966, fue liquidada su ley por la dictadura y, reinstalada al recuperarse la institucionalidad. Bastaría hojear la Constitución y detenerse en su Artº 60, apreciar su alcance y objetivo.
Parece que al gobierno de Tabaré Vázquez no le alcanzaron 5 años para reordenar un poco las cosas.
Por tal razón, nuestros exploradores tentarán la “simplificación de los vínculos laborales con el estado”.
Árdua tarea. En el período 31.12.2004-31.12.2009 el total de cargos y funciones públicas, saltó de 229.454 a 248.157. En esta masa revistan presupuestados, contratados permanentes, zafrales, eventuales y otras modalidades. En el mismo tiempo, otros funcionarios, denominados becarios, pasantes, con arrendamientos de obra, arrendamientos de servicios, contratos a término y otras yerbas, aumentaron de 12.271 a 16.800.
Lo demás del boceto oficialista es lo de menos. Le darán un estatuto a los funcionarios políticos y de particular confianza, pero no reducirán su número, ni establecerán las condiciones de competencia. Seguirán siendo nombrados a dedo.
Habría más para marcar. Pero, para tener una idea de por dónde van las cosas, esto alcanza.
La montaña parió un ratón. ¡Sí, un minerito!

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REFORMA DEL ESTADO



PAPARRUCHA MINISTERIAL
Escribe Walter Ernesto Celina
waltercelina1@hotmail.com
– 12.08.2010



Media docena de hojas, abundantemente espaciadas, con un tipo de letra 16, escritas en una carilla y atravesadas con una superlegible indicación de borrador, dieron cuenta, hace pocos días, del más infeliz esfuerzo intelectual que haya dado a conocer un equipo de gobierno. Me refiero a los contenidos preliminares de la sedicente Reforma del Estado.
Paparrucha es, siguiendo sus usos idiomáticos, una noticia flaca, esparcida entre la gente; una tontería; algo menospreciable por insustancial y, hasta una masa blanda, como la del barro. En definitiva pues, algo así como una poción para distraídos o ignorantes.

El documento, tratado en una sesión del Consejo de Ministros, pretendió fortalecer los ademanes del presidente José Mujica. Se inicia con una introducción a la nada… Devanea: “El fortalecimiento institucional del Estado constituye un proceso de transformación fundamental en el camino que transita la sociedad uruguaya hacia niveles más altos de desarrollo económico y social. En dicho tránsito, que se verifica en un escenario internacional de creciente globalización -esclarecen los hábiles redactores-, el Estado está llamado a asumir responsabilidades indelegables en la afirmación y consolidación del interés nacional, asegurando capacidad, agilidad y eficacia al servicio de las condiciones de vida de la población.”
¿Cómo? Imposible sujetar el agua en las manos. Hablar, sin decir nada, es eso. Tanto, como irse por las ramas.
Inmediatamente el papiro exhibe los “Ejes de la estrategia de fortalecimiento institucional”. Son tres. Pasan por el NESP, “nuevo estatuto de servidor público”; “simplificación de los vínculos laborales con el Estado” y, finalmente, el deleitoso capítulo de los “funcionarios de carácter político y de particular confianza”, denominados -por un abogado y político tradicional- como “de particular desconfianza”.
Viene, de inmediato, la primera nebulosa conceptual. Se anuncia una “nueva definición jurídica de funcionario público del servicio civil dentro del marco de la Constitución -¿puede ser de otro modo?-, quien representa al Estado y no a un inciso en particular.”
¡Despacio, por las piedras!
Esta dama cojitranca, bautizada como la madre de todas las reformas, nace y deambula a la orilla del arroyo. Debe saberse que no es global. Elude tres áreas sustanciales que son las de los Ministerios de Relaciones Exteriores, Defensa Nacional e Interior. Hijos preferentes de una madre discriminatoria. El presidente ha dicho, además, que el ensayo se centraría en 2 o 3 secretarías de estado. Ergo, existe una focalización. Se dirige sólo a una parte pequeña de la Administración Central. ¿Y lo demás? ¿Chi lo sa? (¿Quién lo sabe?).
La voz servidor público es extemporánea. Las funciones públicas, en efecto, no son equiparables a la noción de personas al servicio de amos. El tufillo medioeval de la expresión no es de recibo. Ni está registrada en textos legales vigentes.
Luego, el trabajador estatal, por el hecho de estar en el desempeño de tareas públicas, no puede reputarse “representante” del Estado, como marca el papelito oficial. Para tal, precisa de una investidura especial, inherente a ciertos cargos.
Las confusiones siguen. Se manifiesta que los funcionarios pertenecen a todo el Estado y no a cada inciso (esto es, a los ministerios y, general, los organismos autonómicos, ordenados numéricamente en el Presupuesto General del Estado).
Los funcionarios se agrupan en las unidades de cada inciso, en escalafones diferenciados para el cumplimiento de los respectivos programas. Dicho ordenamiento conlleva, asimismo, a posibilitar la carrera funcional, estatuida por la Constitución.
Desde la reforma constitucional de 1966, las fórmulas rectoras de las políticas de gobierno deben condensarse en los “programas presupuestales”.
El cumplimiento de los mismos depende de la responsabilidad y capacidad de los gobernantes, del núcleo que lo secunda y del partido que ocupe el poder. La eficacia de la gestión depende, en lo principal, de la cabeza. No de los pies. Aunque estos tengan que ver con el andar del Estado.
Los asesores del Consejo de Ministros parecen ignorar algo elemental: los funcionarios no son comodines, como en un juego de barajas. Un electricista del Ministerio de Turismo y Deportes no puede suplir a un médico de Salud Pública, aunque -tal vez- a alguien se le pueda ocurrir que a un especialista en informática o a un enfermero se le pueda enviar a barrer y cortar césped (lo que no estaría demás se hiciera por alguien en más de un espacio verde de tantas reparticiones públicas…). Quede dicho que, a pretexto de funciones estratégicas, no será lícito llevar y traer a los trabajadores del Estado -como maleta de loco- para cualquier lado. En el contexto de la Carta Magna los trasvasamientos de funcionarios, como regla general, son desquiciantes, perniciosos y, además, ilegítimos.
La historia al respecto, es muy ilustrativa. Así, sólo se gestarán acomodos, actos con desviación de poder y formas de sanción oblicuas, por razones políticas, antisindicales, etc.
Este borrador precisa ser puesto a luz del sol y lavarlo bien.
Eso seguiré intentando.

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DE OFICIO, OLFATEADOR

Escribe Walter Ernesto Celina
waltercelina1@hotmail.com
- 04.08.2010

La titulación alude al triste desempeño funcional del Sr. Juan Ángel Fernández, quien en la administración anterior accedió a un cargo de designación directa, bajo el pomposo rótulo de Director de Comunicaciones Institucionales del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca y, actualmente, revista como Asesor de Prensa del Congreso de Intendentes.
Se ha manejado y opera -como pez en el agua-, en programas progobierno, en medios radiales y televisivos, conjuntamente con su esposa. Por supuesto, dispone de publicidad de institutos públicos.
El pasaje a la democracia no parece suponer para muchos afines a la concepción tupamara el desalojo de sus ideas conspirativas.
A veces del grupo surgen ciertos toques de acento prusiano.
Esta vez, posesionado el asesor ministerial de una modalidad de cuño macarthista, incursionó en una práctica que Uruguay conociera en las décadas de los 50, 60 y 70, a través de medios escritos y emisoras. A tal fin, elaboró su propia lista negra. En su index catalogó de confiables y no confiables a decenas periodistas y comentaristas agropecuarios.
Cae de su peso que, él y su esposa, habrían de ser los más confiables para el gobierno frenteamplista.

En 1947 -recorba hace 5 años el gran periodista Homero Alsina Thevenet-, comenzaría en los Estados Unidos a actuar un comité de investigación parlamentario.
Lo integró Richard M. Nixon, años después expulsado de la presidencia de esta nación, por actos de espionaje contra el principal partido, opuesto a su gestión.
El bando de las víctimas en las postrimerías de la década de los 40 se denominó Los 10 de Hollywood. El de los victimarios incluía cuatro categorías: 1) los empresarios que en secreto confeccionaron las listas negras y nunca reconocieron su existencia; 2) los diputados del comité inquisitorial que pedían profesión de fe democrática; 3) los políticos que dejaron avasallar las garantías ciudadanas y 4) un haz de directores, actores y libretistas que, para salvarse a sí mismos, acusaban de comunistas a sus colegas.
La persecución ideológica fue un gran pretexto para las dictaduras que comenzarían a tapizar América Latina.
A ellas se asoció el exterminio de opositores.
En Uruguay la experiencia más reciente dividía a los ciudadanos por 3 letras: A, adeptos o confiables al régimen; B, dudosos y, C, subversivos. En esta clasificación estaban los hombres social y políticamente más comprometidos con la libertad y el cambio. Nutrieron cárceles y cementerios. Se exiliaron o sobrevivieron en el país como pudieron, en condiciones penosas, sin claudicar.

No he escuchado la reprobación más enérgica que pudo hacer el Frente Amplio de ese documento nefasto del señor Fernández. No lo hizo y no lo hará. Ha preferido dejar un lesivo episodio de caza de brujas como un hecho baladí.
La nueva izquierda, apoltronada, ahíta con banquetes empresariales, empleos, viajes y canonjías, vive ajena a las mejores prácticas republicano-democráticas.
Un Mc Carthy de bolsillo estuvo incubado en el ministerio que fuera de los Sres. Mujica y Agazzi.
No se consagró como un periodista digno. Apenas, como un triste olfateador.-
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LOS RELATOS DE MARISOL POR SOLEDAD LÓPEZ

UN ABRAZO A LAS SERPIENTES
Escribe Walter Ernesto Celina
waltercelina1@hotmail.com
– 05.07.2010
No sospeche el lector, acostumbrado a mis reflexiones políticas, que existe en la titulación principal alusión a un hecho folclórico de la actividad partidaria uruguaya. Esto del abrazo con las culebras (nombre común de varias especies de serpientes) es una mera coincidencia semántica, que no se compadece con la materia que habré de tratar.
En la nota Una novelista en Butantan informé sobre la actividad literaria de la bióloga riverense Soledad López y de su obra Marisol y las serpientes, la que transcurre en el gran escenario brasileño del Instituto Butantan y la Amazonia.
No corresponde a este comentario develar la trama de la novela que entra a circular; ni por razones de espacio, invadir el área de la técnica literaria.
Parece sí, conveniente, exhibir el valor altamente instructivo de muchas páginas, en una combinación no frecuente de escritura de ciencia y juegos imaginativos.

A fin de ilustrar, escojo dos pasajes.

1.- “…Era Creusa, quien venía a buscarme para que asistiera a la extracción de veneno de algunas serpientes, tarea que se realizaba una vez al mes y que estaba a cargo de dos científicos a quienes conocí.
Cuando entramos al laboratorio, los dos vestían túnicas, tapabocas y unos guantes especiales. Dos mujeres auxiliares, preparaban los tubos de cristal, rotulados de antemano, donde sería introducido el veneno de cada serpiente.
El Dr. Beraldo, jefe del Instituto, manipuló con destreza una vara con una horquilla en la punta, la que presionó sobre el cuello del ofidio, inmovilizándolo y obligándole a abrir la boca. Hecho esto, introdujo el tubo bajo los colmillos, presionó otra vez y la serpiente dejó caer, gota a gota dentro del tubo, su mortífero veneno. La operación se repitió durante horas, con diferentes especies. Yo asistía expectante a este trabajo lento y minucioso, aunque a veces un escalofrío de espanto y fascinación recorría mi cuerpo.”

2.- “…Por la mañana, luego de compartir la tarea de alimentar a las serpientes e ir anotando en mi agenda los datos científicos que esta actividad investigatoria me proporcionaba, salí a caminar por los senderos arbolados. Aunque el calor era casi insoportable, la fronda de los altos y robustos árboles proyectaba su sombra generosa, bajo la cual me cobijé.
Estuve revisando datos y anotando otros que me parecían relevantes. Mientras lo hacía, un pájaro asustado, luego de emitir un graznido de alarma, batió las alas y se alejó en vuelo rasante.
Me dispuse entonces, a regresar al laboratorio. Una flor inmensa, de color azulado, llamó mi atención. Era exótica y exuberante, algo que jamás había contemplado. Me acerqué y cuando me disponía a fotografiarla, algo se movió entre la hierba. Sentí un dolor agudo en el tobillo, y descubrí, casi a mis pies, una serpiente de colores llamativos que escurriéndose velozmente desapareció entre las plantas.
Grité con todas mis fuerzas mientras me tendía en el banco de cemento, quedándome inmóvil. De inmediato, el Dr. Berarldo manejando una ambulancia se acercó a mí. Aterrada, le conté lo sucedido; en mi tobillo levemente tumefacto dos pequeños agujeros mostraban claramente las huellas de colmillos. Tomándome en sus brazos y sin perder un segundo, me depositó en la ambulancia dirigiéndose al laboratorio. Allí me inoculó suero anti-ofídico y me ordenó reposar en la camilla. Me dio a beber una jarra de un líquido ámbar y se sentó a mi lado. Comenzaron a nublárseme los ojos y perdí la conciencia.
Fui recobrándola de a poco, entre vapores blanquecinos, manchas borrosas a mi alrededor y voces que sonaban en sordina pero imbuídas de esa dulzura que encierra el idioma portugués. Abrí los ojos y al primero que vi fue al Dr. Beraldo, a su lado estaba Creusa y dos enfermeras sonrientes. Miré hacia mi tobillo y lo vi tumefacto, de color morado y también vi la jeringuilla del suero pinchando mi pierna, que apenas sentía.
¡Qué ironía! pensé; mordida por una serpiente en el propio serpentario.
Estuve bajo observación del especialista durante 48 horas, por si presentaba alguna complicación infecciosa…
…La dirección del Instituto llegó a la conclusión que a algún colaborador anónimo, de los muchos que llevan especies como donación espontánea, se le hubiera escapado el ofidio y, por temor o ignorancia, no realizó la denuncia correspondiente.
La seguridad que rodea al Butantan, cubre y elude cualquier tipo de riesgo.”

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UNA NOVELISTA EN BUTANTAN

Escribe Walter Ernesto Celina
waltercelina1@hotmail.com
– 05.07.2010

SOLEDAD LOPEZ VIAJA CON MARISOL
Verdadero o falso, Marisol partió del Aeropuerto Internacional de Barajas (España), arribando al de Congoñas (Brasil), donde la esperaba otra bióloga que la llevaría al Parque Butantan (San Pablo).
Soledad López es una prolífica autora riverense, de profesión investigadora en ciencias, quien ha librado un magnífico relato didáctico, donde como en un caleidoscopio se entrecruzan historias de su labor, con escenas de la vida íntima, tejidas con tierna naturalidad.
Acaba de entregarse al público el título Mirasol y las serpientes, en edición de Tradinco (Montevideo), de 160 páginas.
La escritora divulga su producción desde 1960, en que aparece un volumen de poemas, seguido, en 1961, de una novela social. Cultiva la literatura infantil y el cuento. Traduce del portugués y publica con otros autores. Es distinguida en Brasil en 1986. En Uruguay alcanza reconocimientos del Ministerio de Educación y Cultura, la Intendencia Municipal de Rivera y entidades locales.
Y bien, en el gran parque paulistano al que llega Marisol, se encuentra el Instituto Butantan, centro real de referencia científica mundial, productor de sueros antiofídicos.
ANTES DE ENTRAR A BUTANTAN

Valgan unos puntos suspensivos al asunto central para recordar qué son los ofidios o serpientes.
Pertenecen a la clase de los reptiles. Presentan cuerpo alargado, generalmente cilíndrico, con achatamiento lateral en los tipos arborícolas y marinos. Ápodas, no disponen de extremidades externas, aunque algunas conservan vestigios de patas traseras (fenómeno de “adaptación” estudiado por Charles Darwin). De modo periódico cambian la piel y la cubierta córnea exterior, comprendida la membrana transparente protectora de los ojos, los que careciendo de párpados móviles permanecen constantemente abiertos.
La serpiente contrae sus músculos para generar una serie de ondulaciones que le permiten avanzar, trepar o nadar. Pueden poseer hasta 400 vértebras, lo que asegura flexibilidad en los movimientos. El sistema vertebral facilita la acción de músculos poderosos, responsables de la locomoción, la captura de presas y su ingestión
Las piezas del cráneo gozan de gran movilidad y pueden dislocarse en varias direcciones Ambas mandíbulas cuentan numerosos dientes afilados, similares a agujas, curvados hacia atrás en dirección al fondo de la boca. Están dispuestos en seis hileras paralelas al eje longitudinal de la cabeza. Dos hileras a ambos lados de la mandíbula superior y una en la inferior. Excepto en las especies venenosas, los dientes son macizos y se reemplazan cada cierto tiempo. Cuando realiza la captura, los dientes curvados le posibilitan firmeza en la sujeción. La presa muere rápidamente y es engullida por movimientos alternos de las hileras de dientes, que hacen que entre en la boca.
Las especies venenosas tienen dos dientes huecos, denominados colmillos, en cierto modo similares a una jeringuilla hipodérmica, que se sitúan en la parte delantera de la mandíbula superior.
Las cobras y las serpientes de coral representan al grupo de los proteroglifos. Sus colmillos no son móviles, sino que están constantemente erectos. Se conectan por un conducto a dos glándulas venenosas -salivares modificadas-, ubicadas a ambos lados de la cabeza y detrás de cada ojo. La serpiente tiene que morder para inyectar el veneno. Pueden morder en cualquier momento y desde cualquier posición, aún debajo del agua. Atacan desde una posición defensiva Se enroscan sobre sí mismas y proyectan su cabeza y parte del cuerpo hacia la víctima. Al emerger la cabeza desde los anillos, el animal lleva la boca abierta de par en par.
Una modificación, presente en las especies arborícolas, les permite emitir un chorro de veneno hacia los ojos del enemigo, pudiendo ocasionar ceguera.

REFLEXIÓN EN EL PARQUE CIENTÍFICO
En el inicio de su aventura, cuenta Marisol: “Subimos al coche rojo de Creusa la que, pisando el acelerador, salió en disparada hacia la carretera que nos llevaría hasta el Butantan, que acababa de cumplir 100 años. Mientras nos dirigíamos hacia allí, supe que además del serpentario al aire libre, el Instituto tiene un Museo Biológico, con 54.000 ejemplares de serpientes vivas traídas del mundo entero; de ahí su atractivo turístico, recibiendo medio millón de visitantes anuales.
Antes de aceptar la invitación, decidí actualizar mis conocimientos sobre ofidios. Supe que hace 130 millones de años que habitan la tierra. Llegaron antes que los dinosaurios, sin embargo, aún se conoce poco sobre ellos. Uno de los rasgos característicos es que cuanto más colorida es la serpiente, más venenosa es.
En Brasil, existen 300 especies, de las cueles 65 son ponzoñosas. Las variedades están distribuidas por todo el territorio, aunque las más destacadas son la gigantesca sucuri, que habita la floresta amazónica; la jararaca, que pese a habitar en todo el territorio, se concentra en la mata atlántica y la cascabel, que se oculta en los cerros pedregosos.
Cuando llegamos a Butantan, nos recibió su director Dr. Wilson Beraldo y su asistente el también científico Sávio Santana. Con ellos recorrimos el serpentario donde, alojados en cajas de cristal, reposaban cientos de ofidios.
Luego de interiorizarme de los pormenores de su funcionamiento, decidí recorrer sola el museo. Amplias avenidas arboladas con caminitos estrechos invitaban a curiosear las diferentes áreas que allí funcionaban.
Carteles indicadores, llamaban la atención a los turistas para que tuvieran sumo cuidado y no se aventuraran más allá de lo permitido.
Busqué el área donde se exhibían todas las especies de las cobras más venenosas. Una naja azulada, cuando me vió, comenzó a hinchar su cuello mientras sus ojillos crueles se posaban sobre mí. A su lado, en una caja de cristal donde habían introducido un tronco de corteza anaranjada, una pitón dormitaba plácidamente enroscada. Debía medir, por lo menos, 4 metros y medio y su cuerpo era casi tan grueso como el tronco de un árbol.
Pero lo que me llamó la atención, era un único ejemplar verde oscuro de una serpiente no muy conocida. Con precaución me acerqué a leer el cartel indicador donde se esclarecía: mamba, especie que habita algunas regiones africanas, la más mortal de todas. Suele llamársele “boca negra” porque el interior de su boca es de ese color. Su picadura es tan ponzoñosa que mata en pocos minutos.
Hombres y mujeres con delantales azules entraban y salían del edificio, en un trajín afanoso.
A mi lado, cruzó un joven mulato, llevando una enorme jaula llena de ratones. Al notar mi gesto de sorpresa, explicó en un cadencioso portugués:
-É para as cobras.
-¿Son el menú diario?,
pregunté con una mueca de repugnancia.
-Sim.
Soledad López, investigadora y novelista, tiene muchísimo más para relatar de ésta, su más reciente obra.-
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