martes, 21 de septiembre de 2010

DARWIN, GRINGO ILUSTRE

Escribe Walter Ernesto Celina
waltercelina1@hotmail.com – 17.09.2010

La desafortunada aprobación, por la Cámara de Representantes, que dispuso descolgar la denominación de la localidad sorianense de Villa Darwin, para volverla a la bastante remota e intrascendente de Sacachispas, llama a examinar algunas peculiaridades conceptuales y políticas que rodean el episodio.
Me sustraeré, en consecuencia, a consideraciones sobre los notables aportes del sabio inglés a la teoría científica sobre el origen del hombre y la evolución de las especies, las que colocaron firmes columnas en el desarrollo de las ciencias biológicas y otras complementarias.
En una labor ímproba, de la que da cuenta su Diario de Viaje, aparecen referencias amplias a su pasaje por Uruguay, cuyos campos recorrió, observando y recogiendo especies. A sus acopios, agregó impresiones sobre costumbres sociales y tipos humanos y, aún, descripciones acerca de las características de la vegetación vernácula y los paisajes.
Fue en una propiedad rural de un inglés, en Soriano, desde donde Darwin cumplió trabajos exploratorios e individualizó especimenes como calandrias, ñandúes, carpinchos, mulitas, etc., referentes para cotejos con otros ejemplares recogidos en su periplo.
Soriano honró su talento nominando el poblado -cercano a la estancia que lo alojó- con su apellido. A la vez, dignificó el culto de la ciencia.
Cuando, con ignorancia penosa, se argumentaba “vamos a arrancar ese nombre gringo para volver a ser Sacachispas”, el elemento xenófobo se lanzaba contra el nombre -siempre luminoso- de Charles Darwin.

Tal adjetivación, por definición, marca hostilidad hacia el extranjero, odio y repugnancia. Gringo califica al no autóctono de habla inglesa y, aún, a aquellos que no son hablantes del español.
Este modo de reivindicar el nombre Sacachispas marca una contradicción absoluta con el sentimiento de tolerancia y fraternidad cultivado por la sociedad uruguaya. Con fuerte presencia de italianos, españoles y con matices aportados por otros pueblos, el uruguayo reconoce su origen multicultural y ha cultivado el universalismo, sin renunciar a su matriz precolombina.
En 2009 el Ministerio de Educación y Cultura, por intermedio de la Ing. María Simón, y las Intendencias de Montevideo y Maldonado, en actos convocados por entidades diversas y organismos como el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Brasil, homenajearon a Darwin. Placas conmemorativas fueron colocadas en Las Bóvedas, Montevideo, y en el Puerto de Maldonado.
Sería un paso de coherencia gubernamental que la malhadada media sanción de la Cámara de Diputados fuera paralizada por el Senado o, que el Poder Ejecutivo -eventualmente- ejercitase su poder de veto.

Debe de resultar muy lisonjero para los amantes de las tierras litoraleñas este formidable recuerdo, escrito de puño y letra, dejado por el sabio inglés: “El panorama del Río Negro desde la sierra (de Perico Flaco) resultó el más pintoresco de lo que en cualquier otro sitio vi.”

Randal Keynes, tataranieto de Charles Darwin, a la izquierda de la placa conmemorativa
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1 comentario:

Gabriel Garcia Sagario dijo...

buen artículo. fue en uruguay donde darwin probablemente pescó mal de chagas.