lunes, 14 de diciembre de 2009

JOYAS DEL CINE

“EL CIUDADANO” - DE ORSON WELLES
Escribe Walter Ernesto Celina
waltercelina1@hotmail.com - 27.11.2009

El ciudadano -también Ciudadano Kane- es una obra emblemática del cine estadounidense, producida y dirigida en 1941 por Orson Welles, quien a la vez, es su guionista y actor principal. Le pertenecen, asimismo, los rubros de cuidado artístico, fotografía, sonido, música y montaje.
Welles (1915-1985) fue un niño prodigio. A los 16 años era actor profesional. En 1936 accedió a la dirección teatral adaptando Macbeth, de William Shakespeare. En 1937 fundó el Mercury Theatre, extendiendo el teatro a la radio. Casi inmediatamente, en 1938, con La guerra de los mundos, sembró pánico en la pujante audiencia de la época, la que llegó a creer en una catastrófica invasión alienígena.
El conmocionante impacto llevó a la productora RKO Picture a financiar el proyecto de Welles denominado Ciudadano Kane.
Se convertiría en la película norteamericana más célebre y en una de las de mayor fama universal, la primera de todos los tiempos, para la mayoría de los críticos especializados.
¿A qué refiere?
Su sustancia fue un espectacular desafío. Retrató la psicología y modalidad de vida del magnate de la prensa de EE.UU. William R. Hearst. La respuesta no se hizo esperar. La cadena de medios del super empresario desacreditó el filme, el que no pudo -de momento- obtener la repercusión que adquiriría tiempo después. La consagración de la labor proficua de Welles vino desde Europa. Recién, en 1970, el gran director tuvo el reconocimiento honorífico de la Academia de Hollywood.
Así se sintetizan los méritos de la obra en la presentación hecha recientemente en un folleto del Archivo Nacional de la Imagen – SODRE: “...Marca un hito en la historia del cine. Técnicamente (Welles) no inventó nada pero sí usó todos los recursos existentes en el momento: profundidad de campo, claroscuro e iluminación heredada del expresionismo, escenografías techadas, movimientos de cámaras con uso de grúas y tomas a nivel del piso. Sobre todo, impuso la mirada personal del autor-director. También desmontó la cronología de las historias tal como eran desarrolladas hasta entonces, empezando la narración desde el final con una forma diferente de construcción narrativa tipo “puzzle”, para que el espectador la armara en su cabeza.”
De su magnífico legado son: El cuarto mandamiento (1942); La dama de Shanghai (1948); Macbeth (1948); Otelo (1952); Sed de mal (1958); Campanadas a medianoche (1966); Una historia inmortal (1968). Las dos últimas, rodadas en España, país de su preferencia. Dispuso que allí descansaran sus restos.
Actuó para diversos directores: Alma rebelde (1944, Robert Stevenson); El tercer hombre (1949 Carol Reed); Moby Dick (1956, John Huston); Impulso criminal (1959, Richard Fleischer); El viaje de los malditos (1976, Stuart Rosenberg).
Orson Welles queda en la historia del arte cinematográfico como un creador mayor.-


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