lunes, 6 de octubre de 2008

MARADONA, EL MITO VIVIENTE

2da Nota
Escribe Walter Ernesto Celina


Desde niño, en el escenario humilde de Villa Fiorito, en Lanús, al sur de Buenos Aires, se perfiló por una destreza incomparable en el manejo de la pelota de fútbol. Le llamaban Pelusa. Por sus nombres y apellido: Diego Armando Maradona.

Debuta en las divisiones inferiores de Argentinos Juniors a los 9 años. Accede a 1ra. división un 20 de octubre de 1976. Pasa a Boca Juniors en 1981.
Excluido que fuera por el técnico César Luis Menotti del Campeonato Mundial de Argentina 78, por inexperiencia en justas internacionales, participa en 1979 del 1er. Mundial Juvenil Sub-20, en Japón. Levanta el trofeo por la obtención del máximo título. Se le distingue como el mejor jugador del torneo.
Luego vendría su imparable carrera profesional. Su fama. Su gloria, como un moderno dios griego. Casi perfecto por su arrolladora destreza en los campos de juego; vulnerable como cualquier criatura humana. Siempre vehemente en su cariño por el deporte escogido. Aferrado, persistentemente a la vida, sobreponiéndose a sus duras contingencias.

En su trayectoria recoge los laureles imperecederos de su corona.
Con Argentinos Juniors, entre 1976/1981: 166 partidos; 116 goles. Con Boca Juniors, 1981/1982: 40 partidos; 28 goles. Con Barcelona (España), 1982/1984: 58 partidos; 38 goles. Con Nápoli (Italia), 1984/1991: 259 partidos; 115 goles. Con Sevilla (España), 1992/1993: 29 partidos; 7 goles. Con Newell’s Old Boys, 1993/1994: 5 partidos; 1 gol. Con Boca Juniors, 1995/1997: 31 partidos; 7 goles.

Además, en 1986, el Campeonato Mundial en México y, en 1990, el Vice Campeonato en Italia.
Es de México ’86 que se recuerda uno de los goles más hermosos de que se tenga memoria en los eventos por la disputa del trofeo mundial. La confrontación es entre Argentina e Inglaterra, en los cuartos de final. Desde su terreno, cual gladiador infatigable, desborda a cuanto contrincante sale a su paso y coloca un remate fulminante.
Después, asegurará la victoria blanca y celeste. El tanto, registrado con velocidad, se conoce como “el de la mano de Dios”, ya que en su arremetida el maestro acomoda el esférico -con innegable picardía criolla- mediante un leve toque manual, sellando la derrota inglesa.
Tal vez haya sido el gol más político de la historia del fútbol. El pueblo argentino tenía abiertas las heridas de los hechos bélicos de las Islas Malvinas de 1982 y lo celebró con el llanto puro del dolor y la alegría. Como muchos uruguayos.
Un rioplatense entrañable, nacido en Cardona, en el litoraleño Departamento de Soriano (Uruguay), relató así este episodio:

“Ahí la tiene Maradona. Lo marcan dos. Pisa la pelota Maradona. Arranca por la derecha el genio del fútbol mundial. Puede tocar para Burruchaga... Siempre Maradona... ¡Genio, genio, genio! Ta, ta, ta, ta, ta... ¡Gooooool, gooooool! ¡Quiero llorar! ¡Dios santo, viva el fútbol! ¡Golazo! ¡Diegooo! ¡Maradona! Es para llorar. Perdónenme. Maradona en recorrida memorable, en la jugada de todos los tiempos, barrilete cósmico ¿de qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina? Argentina 2 – Inglaterra 0. ¡Diego! ¡Diego! Diego Armando Maradona. Gracias, Dios. Por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas, por este Argentina 2 – Inglaterra 0.”
La agencia noticiosa AFP, despachó desde Beijing un cable, el 19 próximo pasado, en el que indicaba: “El ex astro internacional del fútbol argentino, Diego Armando Maradona, recibió un prolongado aplauso de los casi 60 mil espectadores que llenaron la noche de este martes el Estadio de los Trabajadores de Pekín, cuando la televisión lo mostró en el entretiempo de Argentina-Brasil.”
Vimos la escena tal como manifiesta el reporte: “El “10” agitó la mano derecha a las cámaras desde el palco de la prensa en señal de saludo al público que miraba las imágenes en directo en pantallas gigantes de plasma, instaladas en las cabeceras de las tribunas...”

Su estrella vive. Como ninguno, su mito florece en las multitudes con dimensión universal.
Tres veces alcanzó la nominación de mejor futbolista de Sudamérica.
No en vano fue considerado, en forma unánime, uno de los tres futbolistas más importantes de todos los tiempos.
Que haya sido declarado por la Federación Internacional del Fútbol Asociado (FIFA) el mejor futbolista del siglo XX honra, por cierto, a su país. Y en estas tierras platenses, a los hombres y mujeres amantes del balompié. Juego de hábiles y esparcimiento de multitudes, él ha sabido cultivarlo con arte excepcional y ha contribuido a darle el sitial de preferencia que tiene como deporte.

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