lunes, 6 de octubre de 2008

FRATERNA CONFESIÓN FUTBOLERA

1ra de dos Notas
Escribe Walter Ernesto Celina

En medio de las turbulencias que en el Plata generó la instalación de la empresa noruega Botnia, en el departamento de Río Negro (Uruguay), un previsible y lamentable sentimiento chauvinista se instaló en algunas cabezas.
La hermandad de los pueblos argentino y uruguayo es un hecho histórico y, político también, que nos enorgullece. Es digno de la más cuidadosa preservación.
Los cultores de la música popular, desde los albores del siglo pasado, fueron sustanciando sonidos y cantos representativos del alma criolla, a la par que el fútbol -de extracción extranjera-, se hizo cimbreante y vivaz, como pocos.

El abogado penalista argentino, Dr. Carlos Perrotta, luego del magnífico título olímpico obtenido por el balompié albiceleste, nos ha cursado a algunos de sus amigos uruguayos una comunicación de sinceridad auténtica.
Nos ha dicho: “Estimados amigos orientales: Aparte del amor por el tango, en general, y por El Mago, en particular, una pasión nos enfrenta desde siempre. Algo en lo que venían ganando a través de 80 años y por goleada. ¿Necesito aclarar qué?
En 1924 arrasaron en París. En el 28 nos deglutieron en la final y en el 30 nos pasaron encima. Sólo ahora podemos decir, los de aquende el Plata, que igualamos ese record que parecía inalcanzable: dos olímpicos y dos mundiales.
Y digo que estamos iguales porque, si el colesterol no me obnubila, llevamos 14 sudamericanos para cada orilla.
Y va una primera reflexión: Si los “zapallos” que rechazaron a los Diputados de Artigas no lo hubieran hecho, compartiríamos un pedigree futbolero sin igual.
No puedo ocultar la alegría que este segundo olímpico me trajo. Pero... allá, en el fondo, una envidia profunda corroe mi alma cuando de fútbol se trata. Esa envidia es compartida, no lo dudo, por todos los hinchas que en el mundo han sido.
Porque podrán ganarse copas, recopas y campeonatos de todos los colores... pero lo de Maracaná no se repite más.
No puedo imaginarme en el lugar de esos 11 supermanes y de todo el pueblo uruguayo cuando el sueco tocó la pitada final en aquel invierno del 50.
Veo las fotos de los festejos que, entre otros, encabezaba Paquito Bustos (capocómico en las dos orillas), reventando la 18 de Julio y me muerdo los labios.
Por eso vaya este sincero recuerdo al partido más glorioso que haya ganado seleccionado alguno.
¡¡¡Loor al gran Obdulio y sus huestes! ¡Viva el Río de la Plata!!!”

Oportunamente le manifesté a este formidable porteño que participé de la emoción del triunfo de la oncena de sus compatriotas en el escenario de Beijing. La hermandad que nos une no es impostada. Es parte de una cultura de amistad y respeto que nos identifica. Por ella cabe bregar, siempre.
Responderé a este homenaje recordando un personaje futbolístico argentino inmenso. Será en la nota siguiente.

.

No hay comentarios: