lunes, 8 de junio de 2009

CHUY, UNA CIUDAD AMIGA

Escribe Walter Ernesto Celina

La circunstancia de haber nacido en el punto cardinal oeste del país hizo que bebiera más de la cultura litoraleña, en proximidad de Montevideo y Buenos Aires, que de otros regionalismos.
Actividades gremiales estudiantiles me llevaron, apenas traspuesta la adolescencia, a las ciudades hermanas de Artigas y Quaraí.
Quedé para siempre impresionado de la cordialidad practicada por sus gentes.
Cargado con las experiencias que los años dan, tuve el privilegio de avecindarme en la costa atlántica, en territorio brasileño. Conocí sus comunidades fronterizas. Viví amistades muy fraternas. Compartí inquietudes socio-culturales con autoridades locales y vecinos laboriosos, imbuidos de un gran espíritu de superación y solidaridad.
Mi distinguido amigo Don Oscar Chocho Santos, webmaster director de www.chuynet.com, un día me aproximó con alegría, no exenta de cierto orgullo, un trabajo magnífico de investigación con la historia del Chuy.
Ahora, recorriendo las páginas de la HISTORIA DE LOS PUEBLOS ORIENTALES (tomo III), impresionante obra del entrañable historiador Aníbal Barrios Pintos, encuentro nuevos detalles de lo que fue la evolución de este antiguo poblado fronterizo.
Recuerda un lacónico texto del periódico El Nacionalista, del 29 de enero de 1889:
“El vecino del Chuy don León Ventura tiene en proyecto la fundación de un pueblo en aquel punto de nuestra frontera.
Dentro de poco se presentará al Gobierno la solicitud correspondiente, que no dudamos merecerá la más pronta y eficaz aprobación.”
Aludiendo a las tierras en que tuvo lugar el asentamiento, el historiador se apoya en un estudio de Wilkins H. Machado. Las mismas, inicialmente, fueron “otorgadas en realengo por el Gobernador y Capitán General de las Provincias del Río de la Plata, don Juan José de Vertiz, en el año 1775, a don Francisco de Miranda...”.
El reconocimiento de la propiedad fue dada por escritura, en mayo de 1832, con la firma del Vicepresidente de Uruguay, Don Luis Eduardo Pérez.
Fue en el Paso Real del arroyo Chuy donde tomaron contacto las dos primeras comisiones de límites que actuaron en América. “En 1752 -anota el autor, citando nuevamente los trabajos de W. H. Machado- el Comisario de Límites Portugués, Gómes Freire de Andrade, al ver que su colega el Comisario Español, Marqués de Valdelinos, se esforzaba para ir a su encuentro cruzando en una pelota de cuero, se lanzó al agua, alcanzó la pelota que lo conducía y lo ayudó a regresar al punto de partida. Allí, en el campamento español, entre reverencias cortesanas, se celebró la primera conferencia de Comisarios de Límites que tuvieron estas tierras.”
Esta porción territorial atesora una rica historia de lugareños, que se prolonga en los esfuerzos de legiones de uruguayos que han llegado allí para forjar su bienestar, así como de numerosas familias palestinas, coadyuvantes en el desarrollo regional.
Chuy y Chuí -la ciudad homónima brasileña- ostentan el privilegio de cruzar, hermanadas, las banderas de nuestros dos países.
Según la versión que toma el historiador Aníbal Barrios Pintos, difundida por Daniel Granada, el nombre de estas localidades proviene de la voz guaraní chuichuí, que repite “el canto de un pájaro pequeño, de lomo pardo verdoso, pecho amarillo y copete dorado, que anda en bandadas”.
Alzar el vuelo en conjunto, en unión de colores diversos y cantos alegres, por la satisfacción del trabajo y la cultura, el amor a la paz y la naturaleza, es distintivo común de los que sueñan y bregan por el progreso en este rincón fronterizo.

(Fuente: “Historia de los pueblos orientales” - Aníbal Barrios Pintos - Tomo III)
(Ediciones de la Banda Oriental y Cruz del Sur - II/2009)

No hay comentarios: