viernes, 29 de mayo de 2009

TERCER TOMO DE “HISTORIA DE LOS PUEBLOS ORIENTALES”

OBRA IMPRESCINDIBLE
Escribe Walter Ernesto Celina

DE DÓNDE VENIMOS, HACIA DÓNDE VAMOS

La historia, como ciencia, supone el análisis de los sucesos humanos ocurridos en el pasado, a los que se llega mediante fuentes documentales. La historiografía es el registro escrito de lo conocido sobre las sociedades y formas de vida de los individuos que las componen.
Una tarea básica del historiador es recopilar, registrar y, en buena medida, analizar la secuencia de los hechos. Disciplinas auxiliares coadyuvan en la labor del investigador. Es frecuente que la insuficiencia de datos conduzca a interpretaciones parciales, incorrectas y, aún sesgadas. La historia es una rama del conocimiento compleja.
La ciclópea labor del eximio historiador minuano Aníbal Barrios Pintos permite, a través de los tres tomos de la Historia de los Pueblos Orientales, conocer el origen de las poblaciones que fueron tapizando nuestro territorio De los aborígenes a la fundación de San Carlos (tomo I); De Espinillo (hoy Dolores) a la Villa de la Unión (tomo II) y, Del fin de la Guerra Grande al novecientos (tomo III), volumen este que acaba de aparecer.

Para dar una idea de la densidad del trabajo, baste decir que este último tomo aprieta en 623 páginas 82 capítulos, con sus correspondientes notas, más índice y relación de la proficua lista de publicaciones del autor.
Cuando los ciudadanos, tantas veces, nos abocamos a considerar la historia reciente -para no relegar el pasado inmediato y encaminar por sendero firme nuestro paso hacia el futuro-, esta contribución del eminente historiógrafo compatriota, abre balcones hacia un tiempo algo remoto, que tampoco deberíamos olvidar.
En una y otra situación, se trata del rescate de hechos que guardan correspondencia con esencias de identidad que nos pertenecen.
La riqueza inusual de la investigación de Aníbal Barrios Pintos hace que estos tres libros, editados por Banda Oriental y Cruz del Sur, resulten imprescindibles para docentes, estudiantes de historia y lectores que indagan cuándo, cómo y porqué se fue habitando la Banda y el Estado Oriental.

CONTENIDO DEL VOLUMEN III

La carátula, perteneciente a Fidel Sclavo -lo mismo que las dos anteriores- muestra, sobre un empedrado, un carro tirado por dos caballos, con el fondo de una locomotora con sus vagones.
Ya en la introducción Barrios Pintos indica que en la segunda mitad del siglo XIX, con el designio de afirmar la soberanía del Estado, por iniciativa gubernamental, se proyectaron nuevos pueblos. Añade seguidamente que esa política alcanzó todo el territorio nacional, asociada a la expansión del ferrocarril por distintas vías férreas y sus ramales, y a las vías terrestres y acuáticas.
Recuerda, asimismo, que surgieron pueblos alrededor de las capillas, en pasos de ríos y arroyos, en antiguos cruces de caminos, como en centros fabriles o de procedencia minera, en puertos estratégicos, como núcleos poblados de colonias agrícolas o contiguos a establecimientos saladeriles. Agrega: escasamente, alrededor de una pulpería, de una antigua guardia militar o a instancias de grupos vecinales.
Hace acuerdo que recién en 1896 se inaugura la primera carretera de macadam, trazada para unir Montevideo-Las Piedras. En cuanto a las vías férreas, puntualiza que estas partían desde el puerto exportador hacia las zonas de mayor producción agropecuaria, y las fronteras con Brasil y Argentina.
La pesquisa documental y la bibliográfica, relacionada con la formación y creación de localidades en el Uruguay de la segunda mitad del siglo XIX, merece también ser abordada, en la opinión de Barrios Pintos, desde la óptica sociológica, si se tiene presente que el 90% de los habitantes vive en centros urbanos.
En este preámbulo cita cómo fue la dispersión de la inmigración europea en ciudades, pueblos y villas. Tras la Guerra Grande, por ley, se dispone la fundación de pueblos en zonas limítrofes. De manera adicional, surge la iniciativa privada procurando establecer poblados de finalidad especulativa. Pero, más de 30 núcleos proyectados no pasaron de intentos que no se concretaron.
El inacabable acopio de datos surge, con precisión abrumadora, en los 82 capítulos de este libro.
En su oportunidad, tomaremos los antecedentes de algunos de aquellos vecindarios, devenidos en ciudades. Será una forma de mostrar, más de cerca, el interés académico de este memorable estudio.

No hay comentarios: