domingo, 12 de agosto de 2007

UN HISTORIADOR CON HISTORIA

Escribe Walter Ernesto Celina

Llego a la casa de Aníbal Barrios Pintos acompañado por un amigo común, Don José Bouzon, prestigioso vecino de Cordón Norte (Montevideo).
Prestamente se abre la puerta, en una mañana gélida y lluviosa. Aparece un adulto mayor enhiesto, de mirada amigable. Con un ademán franquea mi paso. Accedo a una sala de recibo, dominada por una mesa saturada de libros, revistas, carpetas y papeles, sólo entendible para quien así la dispuso.

Estoy en presencia de uno de los historiadores de más dilatada trayectoria del Uruguay.
Más de diez bibliotecas con antecedentes invaluables, acumulados superando el medio siglo de investigación sistemática, guardan estas publicaciones del tiempo. Se asoman por los ámbitos de la casona.
Me presento como lector de sus memorables trabajos pioneros, que vieran luz en el suplemento dominical de “El Día” (Montevideo).
Deslizo un recuerdo para Daniel Vidart, otro congénere de aquellas páginas. Sonríe asintiendo, como buceando recuerdos. En pocos minutos queda instalada una conversación sin protocolos.
Advierto que no es afecto a hablar de sí. Prefiere mencionar a colegas, amigos, instituciones.
Reseña, con un tinte de dulzura, sus periplos por el interior del país y sus trabajos, amasados en publicaciones de todo género. Es posible que en el fondo recuerde su Minas natal, donde naciera el 8 de noviembre de 1908.

Sus monografías fueron poniendo mojones por departamentos y ciudades. Hablamos bastante menos de los barrios de Montevideo, sobre los que tanto ha escrito.
Su voz es firme. Su acento sobrio. Se detiene en la mención de la Biblioteca Nacional, en las vicisitudes del Instituto Histórico y Geográfico y en el quehacer creativo de la Academia Nacional de Letras; en la gente que indaga en silencio e ilumina el tiempo pasado.
Historiador, investigador y periodista, Aníbal Barrios Pintos ha transitado por estas tres vertientes, integrándolas para un conocimiento macizo y una difusión generosa.
Editó y dirigió 95 números -codirigiendo 14- de revistas y álbumes dedicados a los Departamentos del Uruguay.

En el suplemento dominical de “El Día” vieron luz 350 notas sobre asuntos históricos.
De su autoría son unas 46 obras de investigación, entre ellas: De las vaquerías al alambrado; Historia de los pueblos orientales; Historia de la ganadería en el Uruguay; Lavalleja: la patria independiente; Los libertadores de 1825; Orientales en la emancipación americana (con Washington Reyes Abadíe); Los aborígenes del Uruguay. Desde el hombre primitivo hasta los últimos charrúas; Historia de los pueblos orientales; El silencio y la voz. Historia de la mujer en el Uruguay y otros títulos.

De su pluma y en colaboración con Washington Reyes Abadíe, son 11 tomos de la colección Los barrios de Montevideo.
Sus monografías abarcan los Departamentos de Canelones, San José, Lavalleja, Rivera, Paysandú, Artigas, Río Negro y otras, sobre ciudades del interior.

Es miembro del Instituto Histórico y Geográfico y de la Academia Nacional de Letras, en Uruguay.
Ha intervenido en el Congreso de Académicos de la Lengua Española (Caracas 1983) y en el Encuentro Internacional de Académicos (La Rábida 1994).
Asesoró en la instalación del Museo de la Tradición de Paysandú. Y en la reinstalación de los Museos Históricos Municipales de Paysandú y Florida.
Integra la Comisión de Nomenclatura de la Intendencia de Montevideo.
Ha recibido premios en concursos organizados por la comuna montevideana, el Ministerio de Educación y Cultura y la Universidad de la República. Es Premio Nacional de Literatura.

Una personalidad tan rica y de una producción tan prolífica siempre ha de merecer el reconocimiento público.
En Uruguay los homenajes en vivo se rehuyen, en virtud de un principio que acoge la modestia como una virtud.
Sin embargo, el historiador Aníbal Barrios Pintos, en término de días, lo ha de tener.
Él, y muy pocos, pueden ser las excepciones justificadoras de la regla.
El merecido homenaje tendrá lugar cuando a su barrio llegue una embajada del Ministerio de Educación y Cultura.
La vocación, y consecuente entrega del estudioso, por documentar y exhibir testimonios significativos de la vida nacional, será exaltada en una ceremonia pública junto al vecindario del lugar y hacedores de la cultura, como parte de un programa que va al rescate de los grandes valores de la República.,
En el caso, se premiará la pasión serena de Aníbal Barrios Pintos por hacer aflorar, de fuente clara, nuestro pasado.
Es un privilegio contar con ciudadanos de su estatura intelectual y moral.

Al cabo de una hora y media de coloquio suena el timbre de calle. Hay una necesaria pausa.
Apresuro la despedida. Al salir, me es presentada quien acaba de llegar. Es la brillante historiadora Ana Ribeiro.
En la nueva conversación es posible que ambos comenzaran a convocar a los protagonistas de alguna historia a ser ahondada, en exámenes precisos.
Tal vez, pronto la conozcamos.

waltercelina1@hotmail.com

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