domingo, 5 de agosto de 2007

Escribe Walter Ernesto Celina

La Revolución Cubana afronta, desde hace decenas de años, dos problemas claves, a saber: el bloqueo y la invasión.
Ambos temas fueron examinados editorialmente por Fidel Castro en una nota reciente, dos de cuyas partes transcribo:

1.- “Nuestro pueblo está a punto de cumplir 50 años de cruel bloqueo; miles de sus hijos han muerto o han sido mutilados como consecuencia de la guerra sucia contra Cuba, único país del mundo al que se aplica una Ley de Ajuste que premia la emigración ilegal, otra causa de muerte de ciudadanos cubanos, incluidos mujeres y niños; perdió hace más de 15 años sus principales mercados y fuentes de suministros de alimentos, energía, maquinarias, materias primas, financiamientos a largo plazo y bajo interés.

Primero cayó el campo socialista y casi de inmediato la URSS, desgajada pedazo a pedazo. El imperio arreció e internacionalizó el bloqueo; las proteínas y calorías, bastante bien distribuidas a pesar de nuestras deficiencias, se redujeron aproximadamente un 40%; vinieron enfermedades como la neuritis óptica y otras; la escasez de medicamentos, igualmente bloqueados, se generalizó: solo como obra caritativa podían entrar, para desmoralizarnos; estos, a su vez, se convertían en fuente de compraventa y negocios ilícitos.
Sobrevino inevitablemente el período especial, que fue la suma de todas las consecuencias de la agresión y medidas desesperadas que nos obligó a tomar, potenciado el conjunto de acciones nocivas por el colosal aparato publicitario del imperio. Todos esperaban, unos con tristeza, otros con júbilo oligárquico, el derrumbe de la revolución Cubana.

Mucho daño hizo a la conciencia social el acceso a las divisas convertibles, en mayor o menor volumen, por las desigualdades y debilidades ideológicas que creó.
A lo largo de toda su vida la Revolución instruyó al pueblo, formó cientos de miles de maestros, médicos, científicos, intelectuales, artistas, informáticos y otros profesionales universitarios y posgraduados en decenas de carreras. Esa riqueza atesorada permitió reducir la mortalidad infantil a mínimos no imaginables en un país del Tercer Mundo y elevar las perspectivas de vida y el promedio de conocimiento de la población a niveles de noveno grado.
La revolución Bolivariana de Venezuela, al ofrecer a Cuba petróleo con facilidades de pago cuando el precio de este subía vertiginosamente, significó un alivio importante y abrió nuevas posibilidades, ya que nuestro país comenzaba a producir su propia energía en cifras crecientes.

Desde años antes, el imperio, preocupado por sus intereses en ese país, ya tenía planeado liquidar aquella revolución, lo que intentó en abril de 2002 e intentará de nuevo cuantas veces pueda, para lo cual preparan su resistencia los revolucionarios bolivarianos.
Mientras tanto, Bush arreció sus planes de ocupar Cuba, al extremo de proclamar leyes y un gobierno interventor para instalar una administración imperial directa.”

2.- “A pesar de todo iremos creciendo lo necesario y lo posible.
“La libertad cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio”, dijo Martí.

“Quien intente apropiarse de Cuba recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha”, proclamó Maceo.

¡No somos los primeros revolucionarios en pensar así! ¡Y no seremos los últimos!
Un hombre puede ser comprado, nunca un pueblo.
Durante muchos años pude sobrevivir por azar, a la máquina de matar del imperio. Pronto se cumplirá un año desde que me enfermé y, cuando estaba entre la vida y la muerte, expresé en la proclama del 31 de julio de 2006: “No albergo la menor duda de que nuestro pueblo y nuestra Revolución lucharán hasta la última gota de sangre.”
¡No lo dude Ud. tampoco, Sr. Bush!
¡Le aseguro que no tendrán jamás a Cuba!”

waltercelina1@hotmail.com

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