Escribe Walter Ernesto Celina
NOCIONES DE PRINCIPIO
Los regímenes impositivos no son mecanismos neutros de recaudación. Detrás de ellos existe la filosofía política que los inspira y tienen un efecto económico sobre cada persona.
Cuando los gravámenes recaen fundamentalmente sobre los sectores populares y liberan de cargas a los estratos más altos de una sociedad, se les califica como regresivos.
Por el contrario, si la “imposición” incide en los que más tienen, ello ha de beneficiar a los estratos medios y bajos de una población dada.
Se entiende que un principio de justicia redistributiva es aquel que atiende situaciones distintas, con criterios distintos, de modo que, quienes ocupan peldaños diferentes desde el punto de vista de sus ingresos, no sean tratados de la misma forma. La priorización de la desigualdad de tratamiento busca desalentar las diferencias sociales de base económica. Esto hace a la justicia social y a los rumbos del cambio.
Más allá del enunciado artiguista, que sentenciara privilegiar a los más desheredados -lo que quedara estatuido como una noción básica en los fundamentos de la nacionalidad-, muchos años después, Don José Batlle y Ordóñez lo sintetizó en una expresión clara: “Que los ricos sean menos ricos y los pobres menos pobres”.
Por supuesto, las clases sociales, en función de sus intereses, no son indiferentes a las fórmulas con que los gobiernos aplican la línea económica en el Estado.
CONFIANZA INICIAL VERSUS DESCONFIANZA POSTERIOR
¿Qué análisis concreto se puede hacer, a grandes trazos, respecto al Impuesto a la Renta de las Personas Físicas -IRPF-, articulado por el Ministro Danilo Astori y el partido de gobierno?
La primera fase del debate transcurrió en forma pacífica, es decir, sin sobresaltos. La opinión pública alentó la creencia que, en función de los postulados electorales del Frente Amplio, el impuesto a la renta recaería “en los que más tienen”.
Las encuestas que auscultaron los apoyos al Presidente Vázquez -no obstante las diferencias anotadas entre las agencias “Factum” y “Equipos”- establecieron porcentajes de aprobación altos. Asimismo, eran más los que pensaban que la reforma beneficiaría al país, que aquellos que creían que resultaría perjudicial.
Así las cosas, con atmósfera plácida, fue aprobado el texto legal impositivo y se fueron conociendo las reglamentaciones dictadas por el Poder Ejecutivo.
Desde un punto de vista formal, especialistas del exterior, han calificado los distintos volúmenes normativos como “muy técnicos”.
¿Y en cuánto al fondo, o sea respecto de los contenidos, cómo se reparten las opiniones?
El panorama se ha mostrado distinto. Estalló la polémica entre los académicos y periodistas, lo que se reflejó en algún medio de prensa de izquierda.
Pero, la cuestión no quedó ahí. Se coló también por debajo de la puerta del PIT CNT. Municipales y bancarios, por ejemplo, abrieron objeciones. El Instituto Cuesta-Duarte apoyó la ley gubernamental. Sobrevinieron cuestionamientos. La Red de Economistas de Izquierda, a través de varios de sus expositores, ha criticado los textos sancionados, imputándoles falta de equidad.
El Ec. Antonio Elías ha sostenido que lo que se ha organizado es un “impuesto a los ingresos” y no un “impuesto a la renta de las personas físicas”.
La confrontación se trasladó a otros escenarios. El diario “La República” destinó un importante espacio a reportear al ex Ministro de Economía Isaac Alfie, actual senador del Partido Colorado.
LA CRISIS DEL 2002
El legislador opositor señaló que el Impuesto a las Retribuciones Personales (IRP, ahora derogado) fue incrementado en el gobierno del Presidente Batlle Ibáñez, aunque superada la crisis de 2002, volvió a su guarismo normal. Indicó que quienes lo pagaban, ahora -bajo la forma de Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF), lo verán incrementado por cuatro. Recordó que grava policías, militares y a los maestros, en el caso que tengan doble empleo: “…¡Ah!, ya verán cuando llegue diciembre y le cobren la diferencia”.
Preguntado cómo contesta que alrededor del 80% de los contribuyentes van a pagar lo mismo o menos que antes, razonó: -“El gobierno basa ese argumento en un análisis de la Encuesta de Hogares del INE. Es un análisis absolutamente imperfecto, que no se puede hacer. Ud., cuando declara en una encuesta, generalmente declara su sueldo líquido. La gente sabe, más o menos, lo que gana en el bolsillo, pero no cuánto le descuentan para el BPS, cuánto por ANDA, por alguna cooperativa o por Banco República. Además, el gobierno omitió el fenómeno de acumulación cuando hace esa aseveración. Todo se acumula para el IRPF. La prensa, por ejemplo, que tiene beneficios por canjes y demás; todo eso está gravado: clubes deportivos, emergencias móviles, vestimenta, etc. El otro aspecto es un supuesto. Yo creo que demasiado simplista que asumió el gobierno. El impuesto, en rigor, lo va a pagar siempre el que la ley dice. Es así desde el punto de vista legal, pero no desde el punto de vista económico. El ejemplo más claro está en los alquileres. Recorrimos el país diciendo: “Miren los alquileres van a subir por el impuesto”. Y lo va a pagar el inquilino, jamás el propietario, al menos a mediano plazo. En general, quien puede trasladar los impuestos, lo hace. El que no puede, lo paga. El que puede, lo traslada. Bueno, Ud. ya vio la suba de los alquileres. ¿Cuánto es el impuesto? Doce por ciento. ¿Cuánto es la inflación? Digamos… ocho por ciento. ¿Cuánto suben los alquileres? Veinte por ciento”.
LA ACUMULACIÓN DE PASIVIDADES PAGARÁ IRPF
A continuación, el entrevistador plantea que el gobierno dice que el 85% de los jubilados y pensionistas no tienen un ingreso imputable, es decir, que pueda estar alcanzado por el impuesto. El Ec. Alfie precisó: -“Hasta ahora, entre el 85% y 86% del total de los jubilados no pagaba el IRP. Ese porcentaje que no paga el IRP, en su enorme mayoría, tampoco pagará el IRPF. ¿Por qué? Por un decreto que nosotros emitimos en noviembre de 2003, las jubilaciones hasta los $ 9.816 -equivalente de hoy-, estaban exoneradas de todo impuesto.
Ahora el gobierno puso el mínimo para las jubilaciones en ese mismo valor. O sea, que no van a pagar menos. . En todo caso van a pagar igual, o sea, nada.
Pero, hay una diferencia. Como ahora Ud. suma todos los ingresos, sucede que hay jubilados que tienen pensiones, o dos jubilaciones, o la jubilación y un trabajo, por lo que muchos pasivos comenzarán a pagar el IRPF, a causa de la suma de los dos ingresos.
Nuestros cálculos son: Sólo tomando los jubilados con doble jubilación, y sumándolas, habrá un 25% que va a pagar más; un 73% que va a pagar igual, nada y, un 2% que, efectivamente, va a pagar un poco menos directamente.
Ahora, aún ese 2%, si alquila, ya el alquiler le come el beneficio y mucho más.
El grupo social más perjudicado de todos por la reforma es el de los jubilados, porque multiplican su aportación por cuatro frente al IRP. Y son el grupo sin revancha. Tenga en cuenta una cosa: los que tienen más de una pasividad son un poquito menos de 200.000; y pasivos que trabajan -en su mayoría mujeres que reciben pensiones- hay 100.000 largos. Entonces Ud. tiene un grupo de pasivos muy importante que va a pagar más, por una vía o por la otra. Es un error del gobierno cómo maneja las cifras. Nuestros datos, hasta ahora -lo hemos demostrado- son verificables."
¿SOBRE QUIÉNES RECAE LA MAYOR CARGA IMPOSITIVA?
Expone a continuación el periodista que “paradójicamente, ha acumulado críticas en la propia izquierda” la circunstancia que “el común denominador sería que la mayor carga impositiva por el IRPF cae sobre las rentas del trabajo y las jubilaciones y la menor sobre el capital”.
Anota el reporteado: -“Un poco más del 92% del total de la recaudación del IRPF es sobre rentas por salarios, jubilaciones y profesionales. Alrededor del 8% es sobre rentas del capital. Lo que pasa es que más del 5% de ese 8% es sobre los alquileres. Así que como eso también lo va terminar pagando la gente más humilde, yo lo pasaría a rentas del trabajo. Entonces, si Ud. quiere, 97% sobre rentas del trabajo y 3% sobre rentas del capital…”.
INCIDENCIA DEL IMPUESTO SOBRE LOS PEQUEÑOS AHORRISTAS
En otro pasaje, anota en su reflexión el ex ministro colorado: -“Se nos dice ahora que igual se grava a algunas rentas del capital y que eso es mucho más justo de lo que ocurría antes.
No. Yo le voy a decir porqué también es injusta la imposición sobre esa renta del capital.
Si Ud. tuviera mucho dinero, lo puede invertir, tanto en Uruguay, como en el exterior, en papeles que están exentos de IRPF. Ahora, si Ud. tiene poco dinero, no tiene esta opción. Así que el pequeño ahorrista, que está peleando por terminar su casa, para cambiar de auto, para ayudar a un hijo, bueno…, ese está gravado. El grande no. Nosotros decimos: Esa realidad es así y será así, siempre. Yo prefiero que no haya una asimetría a favor del gran capital, como hay ahora con esta reforma, que decir que soy un justiciero bárbaro y que le pongo impuesto al capital que es mentira, pues lo termina pagando el pequeño ahorrista…”.
ADVERTENCIAS Y MÁS OPINIONES
La politóloga Costanza Moreira, que puede considerarse una opinión frenteamplista con independencia de criterio, dio algunos puntos de vista, con los que se podrá estar o no de acuerdo.
Tomo dos, que tienen interés para el tema, en que el senador Alfie se ha manifestado con su perfil liberal, aunque con una valoración que puede catalogarse objetiva.
Anotaba la Sra. Moreira “que no ha habido hasta ahora ninguna campaña de difusión masiva que le explique a la gente cuál es el objetivo de la reforma, en que se gastará la plata que se recaude y cuáles serán los beneficios para los uruguayos…”.
Estimaba, asimismo, que las reformas tributarias “siempre son un “talón de Aquiles” pues no hay nada tan antipático como aumentar los impuestos o reducirle los sueldos y las jubilaciones a una parte de los uruguayos…”.
Lo que sostenía en su columna el 30 de julio la analista, le daba indirectamente razón al senador Alfie, quien en el mismo día se expedía, en los términos del diálogo glosado más arriba.
Moreira cerraba su comentario con la idea que en “agosto tendremos más información sobre cómo reacciona la población a la reforma”. Preanunciaba algo que parece estar en el aire: “…Será entonces el momento en que se evalúen todas las correcciones que sean necesarias”. Y agregaba algo que siempre debe tenerse en cuenta y que, por lo visto, siempre hay quienes lo olvidan: “Un país no es una empresa y, la lógica de que las cuentas cierren, aunque es una lógica responsable, no es una lógica política. La política debe convencer. Y quizá sea eso lo que está faltando”.
Diré que no convence porque no apunta a lo que los uruguayos esperábamos desde siempre: una reforma tributaria justiciera.
Esta reforma se sustenta en las quitas que se hacen a los salarios y pasividades más decorosas -que cubren la canasta familiar- y a numerosos ingresos provenientes de actividades laborales de estratos medios de la población.
No buscó a los que tienen las mayores riquezas.
waltercelina1@hotmail.com
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