Selección por Walter Ernesto Celina
El 16 de julio de 1950 Uruguay accedió a la conquista de su último campeonato mundial de fútbol. He evocado, en anteriores ocasiones, esta fecha memorable en los anales del deporte nacional con notas personales.
Hoy lo hago llevado de la mano de Eduardo Galeano, una relevante personalidad de las letras uruguayas.
“Viene brava la mano, pero Obdulio saca pecho y pisa fuerte y mete pierna. El capitán del equipo uruguayo, negro mandón y bien plantado, no se achica. Obdulio más crece mientras más ruge la inmensa multitud, enemiga, desde las tribunas.
Sorpresa y duelo en el estadio de Maracaná: el Brasil, goleador, demoledor, favorito de punta a punta, pierde el último partido en el último momento. El Uruguay, jugando a muerte, gana el campeonato mundial de fútbol.
Al anochecer, Odulio Varela huye del hotel, asediado por periodistas, hinchas y curiosos. Obdulio prefiere celebrar en soledad. Se va a beber por ahí, en cualquier cafetín; pero por todas partes encuentra brasileños llorando.
Todo fue por Obedulio -dicen, bañados en lágrimas, los que hace unas horas vociferaban en el estadio-. Obedulio nos ganó el partido.
Y Obdulio siente estupor por haberles tenido bronca, ahora que los ve de a uno. La victoria empieza a pesarle en el lomo. El arruinó la fiesta de esta buena gente, y le vienen ganas de pedirles perdón por haber cometido la tremenda maldad de ganar. De modo que sigue caminando por las calles de Río de Janeiro, de bar en bar.
Y amanece, bebiendo, abrazado a los vencidos.”
(De “Memoria del fuego” – 1986)
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