jueves, 2 de julio de 2009

Escribe Walter Ernesto Celina

“Errar es humano”, sentencia el aforismo.
Predispone a la disculpa de los demás o, al menos, a mitigar los efectos de un error.
La ética de la verdad, en periodismo como en otras actividades, impone la rectificación de cualquier información no ajustada a los hechos.

En una reciente nota, titulada “Procedimiento espurio”, recogí un informe que me transmitía una persona confiable, en que supuestamente se esclarecía el episodio de la colocación de una bandera partidaria en el mástil principal de la plaza fernandina, en oportunidad de una concentración política.
Se atribuía el hecho a militantes maldonadenses del Partido Nacional, fracción del Diputado Cassaretto.
Prima facie, el episodio con la noticia propalada por una emisora local, quedaba cerrado.
Había dado lugar a un efervescente escándalo.
Lo abordé, no desde un ángulo partidario -en la actualidad soy un ciudadano absolutamente independiente, aunque leal a las ideas que siempre profesé-, sino de la perspectiva de un acto de corte provocativo, lesivo para la integridad democrática.

Debe quedar claro -y en esto consiste la enmienda- que fueron militantes del Partido Comunista lo que aceptaron haber izado la bandera de la hoz y el martillo, en proximidad del prócer José Artigas.
Lo señala así, en la edición de “La República” del 26.06.2009, página octava, su director, quien ante la llamada de consulta, manifestó: “La propia Departamental del Partido Comunista de Maldonado se atribuyó el hecho y pidió disculpas.”
Más allá de lo que pueda opinarse sobre este episodio, sepultado ya en medio del vendaval político, la rectificación de mi parte es pertinente por respeto a los lectores.
27.06.2009

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