miércoles, 11 de julio de 2012

OTRA PINTURA AL VUELO DEL CUQUE


Escribe Walter Ernesto Celina

Podría decirse que Danilo Astori y Leonardo Nicolini hicieron casi al unísono una meteórica carrera política. Sin brillos, casi entre sombras.
El primero fue vestido de senador cuando el Partido Comunista se avino a una fórmula electoral en la que, con sus votos, se le regaló por cinco años un sillón parlamentario.
El segundo era aquel modesto mensajero, especializado en repartir fotocopias de la prensa diaria entre algunos diputados del Frente Amplio. Y héte aquí, que el correísta comienza a alternar con Astori. En las mañanas le ceba mate y cuchichea, sonriéndole de paso a alguna funcionaria.
Tan meritorio currículo lo catapultó como diputado de Asamblea Uruguay, donde entró a ejercer cierto patronazgo. Por tal don alentaba al colorido Enrique Pintado -otro emigrante sin bandera, acogido por la agrupación astoriana-, quien resultó agraciado en la rifa de cargos. Por la misma graciosa virtud cortesana, el avieso Nicolini colocó como su suplente a una telefonista, que lo acompañaba en su perdurable ocio.
Mucho antes que se precipitara Pluna, viajó el cansino Nicolini por los cielos del Frente Amplio, perdió su banca, la tomó emocionada su amiga. En cuanto a Astori se agarró como pudo. Antes de una nueva elección (y en EE.UU.), se aseguró el Ministerio de Economía.
No es fantasía. Aunque parece serlo.

El Cuque, que es un político de alma y mira los partidos desde la tribuna  (y si cuadra del talud), con su pluma al viento le pintó un óleo muy bonito a Don Astori. Es una tela en la que cabrían, si apenas fuera un poquito más amplia, los ya mencionados Nicolini y Pintado, sin que pudieran dejar de tener un lugar el ex Ministro Víctor Rossi y el otrora capitán de vuelo Matías Campiani.
Recodando la afición carnavalera del hoy vicepresidente, recordaba el maestro de la sonrisa que “es el único contador de una empresa al que más que el superávit, le preocupa “La falta y resto”. Aunque siempre quiso ser murguista, fracasó porque tiene cara de cura.
Ojo, pero la cara de cura de Tabaré. Más que cara de cura, la de Danilo es de cardenal. Cardenal de aquellos del renacimiento frente a los cuales los Borgia eran bebés de pecho.
No dudo que, en aquellos tiempos, se habría manducado unos cuantos al spiedo y con cara de póker.
De rasgos duros y voz mansa, mientras para las mujeres es un pinta, para los hombres, con  su largo pelo blanco a lo Artigas en el Paraguay y chamuyo sentencioso, es una tía vieja a la que sus sobrinos le regalaron un “power point”.
Su sonrisa es de sordo. Excepto Beethoven, los sordos siempre sonríen  como pidiendo disculpas por su sordera. Beethoven, en cambio, desde el busto clásico que ponemos arriba del piano, nos mira desafiante, como diciendo: -Sí, soy sordo y a mucha honra. A ver si vos te animás a hacer 9 sinfonías como las mías. ¡Gil!
Cuque, que no es olvidadizo y evoca historias, mucho más que recientes, casi del hoy, anota que cuando despunta “Asamblea Uruguay, lleva como solista a Nicolini. Pero este se engrupe y lo rajan, como al Canario Luna…, luego de varios desafines en el cuplé de “Foco-ex”, un tema basado en el folklore español. Lo canta en los escenarios pero el público le pide bis porque su dicción es poco clara. Y la gente chilla. Especialmente Jaime Trobo, con  barba (excelente Lula), quien pide que lo retiren y pongan a la telefonista de Asamblea Uruguay, como suplente. Danilo pide que el Boyero lo retire del escenario (impresionante, Baráibar).”
Asimismo, Cuque recordará “el carnaval de las promesas”, aquel en el que Tabaré Vázquez prometiera que, después de su presidencia, vendría la de Astori…
Tampoco falta el momento en que a Nicolini “se le pudre el apéndice y se hace operar por el carné de pobre.”
Claro: en el 2009, cuando estas páginas recogen ciertos sucesos serios  pero bromeando, el rompecabezas estaba incompleto.
Si a Astori ahora le faltaba una pluma para volar, antes que le creciera cayó a tierra, en alas de Pluna y todo el elenco.
En 2006 había inducido a contratar un intermediario para salvar a la línea aeronáutica. Paul Elbese, Ficus Capital, Leadgate. Exultantes en la foto histórica, Víctor Rossi -un desaparecido político vazquista-, saludando a Matías Campiani y en el medio, agachado y casi de rodillas, el inefable Astori. En 2012 dos criados llevan las velas al funeral. Son los ministros astoristas Fernando Lorenzo y el colorido E. Pintado.
¡Qué cuadro compañero!
-Diga, don Cuque: ¿Ud. que maneja tan lindo los pinceles, no se anima a entrar en palacio, cual un Goya, para poner a punto este capítulo de la obra progresista?
(Fragmentos tomados de “50 años al santo bleque” - Jorge “Cuque” Sclavo - Edic. “El Galeón” - 2009)
    

2 comentarios:

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