Los ciudadanos que acceden a cargos de representación mediante el voto, por regla general, vienen de ejercer profesiones, oficios u ocupaciones variadas.
Esto es lo conocido. Cada uno de nosotros tiene una idea de la actividad que ha caracterizado a un presidente, senador, intendente, diputado, edil, etc.
Como la fase oculta de la luna, que no deja ver lo que está detrás de la parte visible del cuerpo, así, algunos políticos disimulan vínculos con determinadas redes.
El dictador Gregorio Álvarez, sorprendió a la opinión pública cuando, más allá de su doble calidad de castrense y presidente de facto, se declaró “patrón de pastoreo”, por un tema de vacas que le permitiría acceder a una triple jubilación.
Salvando distancias, no faltan personajes que en democracia custodian celosamente sus ámbitos de influencia. Con una misma particularidad: cuidan no exhibir aristas reveladoras de sus debilidades metamorfoseadas (poder, codicia, etc.).
El socialdemócrata Dr. Tabaré Vázquez cuando accedió a la presidencia de la república mantuvo su cargo de especialista en oncología en la Asociación Española. No declinó su empleo. A su vez, el gerente general de la mutualista, Don Oscar Magurno, exdiputado del Partido Colorado -y como Vázquez miembro de la sociedad masónica-, fue nombrado presidente de la Comisión Honoraria de lucha contra el cáncer, de la que antes había sido tesorero.
Ya, en el instante en que se creara este organismo, Vázquez se movilizaba para que especialistas afines a su círculo, ocuparan puestos directivos.
Tengo buenas razones para recordarlo. Me lo revelaron actores de la época con los que tuve vínculos políticos. Tanto como que elaboré el proyecto original con el que trabajó la Cámara de Diputados, a solicitud de los Dres. Prof. Emérito Yamandú Sica Blanco y Marcos Carámbula. Fueron de mi autoría el texto de la iniciativa, así como la exposición de motivos, inspirada en antecedentes aportados por el Sindicato Médico del Uruguay.
En el trámite de la ley participó, subsiguientemente, el senador colorado Adolfo Singer, hasta el nombramiento de las primeras autoridades. Desde entonces Vázquez marcó presencia
En esta línea, bajo su presidencia, se friccionó la relación con los excelentes especialistas oncólogos del Hospital Pereira Rossell, lográndose su apartamiento y sustitución por miembros del grupo vazquista.
A la salida de Oscar Magurno de la Comisión Honoraria citada, la Dra. María Julia Muñoz -alter ego del político socialdemócrata-, es incrustada en el cargo vacante.
No es el último hecho.
Una vez más, la sombra de Vázquez reaparece, sigilosa y casi inocentona, en el teatro de batalla.
Primero, emerge como convidado de piedra en la toma de posesión de los noveles jerarcas del Ministerio de Salud Pública. Reparte algunos saludos. Abraza al Sub Secretario, de profesión es oncólogo.
Si fuera un hilandero podría decirse que no deja escapar un punto…
En otros actos, originados en recambios en el gabinete, su ausencia marcó la diferencia, aunque se tratara de correligionarios. Por la razón del artillero: ¡Fernández Huidobro podría ser un avezado militar, más no sabría cómo atacar un tumor maligno!
Segundo. Invitado por el Partido Socialista -a cuya afiliación renunciara- fue presentado en una cena benéfica de lujo, cumplida en los elegantes espacios del Fantasy Garden – Mel Rose, en el residencial barrio de Carrasco.
Desde la tribuna, en polémica indirecta con Danilo Astori, manifestó que no existe crisis en el Frente Amplio, pero… llamó a cerrar filas.
Sin que lo declarara, los hechos conducen a interpretar que su candidatura entró en campaña hacia las venideras elecciones.
¿Sus objetivos? Mostrar que existe, reordenar fuerzas y asumir el liderazgo en el lema multicápite.
Por ahora, indisputable en el área de su especialización médica, se muestra apuntalado con un séquito de referentes políticos. Silenciosamente relega, una vez más, a su amigo Astori y viene hacia el ring.
¿Lo espera la misma suerte que a la malhadada Crhis Namus?
Sabido es que hay cruzadas que se pueden ganar a lo Pirro…
Y, no es menos cierto que, “no por mucho madrugar se amanece más temprano”.-
Esto es lo conocido. Cada uno de nosotros tiene una idea de la actividad que ha caracterizado a un presidente, senador, intendente, diputado, edil, etc.
Como la fase oculta de la luna, que no deja ver lo que está detrás de la parte visible del cuerpo, así, algunos políticos disimulan vínculos con determinadas redes.
El dictador Gregorio Álvarez, sorprendió a la opinión pública cuando, más allá de su doble calidad de castrense y presidente de facto, se declaró “patrón de pastoreo”, por un tema de vacas que le permitiría acceder a una triple jubilación.
Salvando distancias, no faltan personajes que en democracia custodian celosamente sus ámbitos de influencia. Con una misma particularidad: cuidan no exhibir aristas reveladoras de sus debilidades metamorfoseadas (poder, codicia, etc.).
El socialdemócrata Dr. Tabaré Vázquez cuando accedió a la presidencia de la república mantuvo su cargo de especialista en oncología en la Asociación Española. No declinó su empleo. A su vez, el gerente general de la mutualista, Don Oscar Magurno, exdiputado del Partido Colorado -y como Vázquez miembro de la sociedad masónica-, fue nombrado presidente de la Comisión Honoraria de lucha contra el cáncer, de la que antes había sido tesorero.
Ya, en el instante en que se creara este organismo, Vázquez se movilizaba para que especialistas afines a su círculo, ocuparan puestos directivos.
Tengo buenas razones para recordarlo. Me lo revelaron actores de la época con los que tuve vínculos políticos. Tanto como que elaboré el proyecto original con el que trabajó la Cámara de Diputados, a solicitud de los Dres. Prof. Emérito Yamandú Sica Blanco y Marcos Carámbula. Fueron de mi autoría el texto de la iniciativa, así como la exposición de motivos, inspirada en antecedentes aportados por el Sindicato Médico del Uruguay.
En el trámite de la ley participó, subsiguientemente, el senador colorado Adolfo Singer, hasta el nombramiento de las primeras autoridades. Desde entonces Vázquez marcó presencia
En esta línea, bajo su presidencia, se friccionó la relación con los excelentes especialistas oncólogos del Hospital Pereira Rossell, lográndose su apartamiento y sustitución por miembros del grupo vazquista.
A la salida de Oscar Magurno de la Comisión Honoraria citada, la Dra. María Julia Muñoz -alter ego del político socialdemócrata-, es incrustada en el cargo vacante.
No es el último hecho.
Una vez más, la sombra de Vázquez reaparece, sigilosa y casi inocentona, en el teatro de batalla.
Primero, emerge como convidado de piedra en la toma de posesión de los noveles jerarcas del Ministerio de Salud Pública. Reparte algunos saludos. Abraza al Sub Secretario, de profesión es oncólogo.
Si fuera un hilandero podría decirse que no deja escapar un punto…
En otros actos, originados en recambios en el gabinete, su ausencia marcó la diferencia, aunque se tratara de correligionarios. Por la razón del artillero: ¡Fernández Huidobro podría ser un avezado militar, más no sabría cómo atacar un tumor maligno!
Segundo. Invitado por el Partido Socialista -a cuya afiliación renunciara- fue presentado en una cena benéfica de lujo, cumplida en los elegantes espacios del Fantasy Garden – Mel Rose, en el residencial barrio de Carrasco.
Desde la tribuna, en polémica indirecta con Danilo Astori, manifestó que no existe crisis en el Frente Amplio, pero… llamó a cerrar filas.
Sin que lo declarara, los hechos conducen a interpretar que su candidatura entró en campaña hacia las venideras elecciones.
¿Sus objetivos? Mostrar que existe, reordenar fuerzas y asumir el liderazgo en el lema multicápite.
Por ahora, indisputable en el área de su especialización médica, se muestra apuntalado con un séquito de referentes políticos. Silenciosamente relega, una vez más, a su amigo Astori y viene hacia el ring.
¿Lo espera la misma suerte que a la malhadada Crhis Namus?
Sabido es que hay cruzadas que se pueden ganar a lo Pirro…
Y, no es menos cierto que, “no por mucho madrugar se amanece más temprano”.-
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