Escribe Walter Ernesto Celina
Como es sabido, el espíritu de lucro es la esencia del mercado y define al liberalismo económico.
En las profesiones liberales, caso de la médica, la noción de salud pública, por el carácter esencial de sus prestaciones, limitó la expansión de aquel espíritu mercantilista.
El Estado, por un lado, y las asociaciones “mutuales” y otras “fraternidades” de auxilio, cumplieron y cumplen un papel regulador, según el concepto que considera que la salud es un derecho humano fundamental.
El criterio sobre una salud pública para todos fue fortalecido desde los inicios del siglo XX, bajo las administraciones de José Batlle y Ordóñez y hacia los años 50 mostró su brillo. Baste recordar lo que fuera el Hospital Universitario de Clínicas “Dr. Manuel Quintela”.
En los últimos años, las intervenciones quirúrgicas oftalmológicas se hicieron inviables para miles de uruguayos a causa de una tarifación exorbitada.
El corporativismo, dominando en la especialidad, llevó a que el gobierno nacional actual -en una medida acertada- cortara el proceso lucrativo, que hacía inviable para los ciudadanos de menores recursos la recuperación de la visión.
El corporativismo, dominando en la especialidad, llevó a que el gobierno nacional actual -en una medida acertada- cortara el proceso lucrativo, que hacía inviable para los ciudadanos de menores recursos la recuperación de la visión.
Para ello Uruguay se apoyó en un convenio sanitario internacional, impulsado por dos países hermanos: Venezuela y Cuba.
Más de 5.000 (cinco mil) procedimientos fueron ejecutados al amparo de esa formidable cooperación. La impresionante cifra cubrió necesidades perentorias de personas con severas limitaciones oculares.
Los pacientes compatriotas recuperaron el don de ver sin desembolsos. Venezuela y Cuba apoyaron traslados, asistencia y estadías. Luego, los equipos de especialistas cubanos se instalaron en el país, evitando los desplazamientos y, aquí, están cumpliendo una labor de altísimo significado.
Este programa se conoce internacionalmente como “Operación milagro”, pero su naturaleza no es religiosa, sino política y médico-científica. Se viabiliza en el marco de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA).
Prevé la asistencia quirúrgica de 6 millones de personas afectadas por trastornos de la visión. Llega a 31 países de América Latina, el Caribe y África.
En diciembre de 2007 Cuba celebró haber arribado al millón de pacientes que recuperaron o mejoraron su percepción del mundo exterior.
La vasta acción involucra 165 instituciones cubanas. La red abarca 49 centros oftalmológicos, con 82 clínicas quirúrgicas.
La “Operación milagro” es un hecho único en los anales de la medicina mundial.
Uruguay continúa recogiendo los beneficios de la coordinación dispuesta por el Estado nacional con los dos países amigos.
Conclusiones básicas: La solidaridad entre pueblos y gobiernos hermanos derriba barreras. Está ganado la gente. El lucro en medicina y los abusos antihumanitarios están bajo censura.
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