viernes, 20 de febrero de 2009

CÓMO JUEGA CARÁMBULA

Escribe Walter Ernesto Celina

Muchas veces, en política, pretensiones altas sólo aseguran posiciones de menor jerarquía, lo que no quiere decir que no puedan ser significativas.
Así, los vientos que hiciera soplar con ahinco el Intendente Vidalín, de Durazno, lo llevaron a renunciar a su candidatura presidencial sin chance, aunque sumando en el platillo de Luis Alberto Lacalle. Y este le prometió una senaturía. El hábil líder conservador blanco sabe que la gallina come de a uno y, por algo, compite para relegar a Larrañaga.
Un tercio de los votos frenteamplistas están al garete. En este plato puede picotear Marcos Carámbula, quien pretende doblegar a Mujica y Astori.
¡No es fácil formar el bolo alimenticio cuando no se tiene dentadura! Esto le pasa al hombre de la Intendencia familiarista de Canelones.
¿Cómo?
Sí, él no es el primero, ni será el último, en asignar puestos públicos a favor de familiares. Esta práctica -que la izquierda desde siempre censuró-, ahora le ha caído muy bien al jerarca canario y es de recibo en el actual equipo de gobierno.
Esto, con ser serio, no es sino consecuencia de otras modalidades, asunto que, por lo regular, no aparece en los análisis que practican los politólogos de profesión.
Los deseos irrefrenables de poder anidan desde bastante atrás en el pequeño clan carambulístico.
Hace tiempo que están sobre el billar. Practican por temporadas golpes que llevan a que las bolas recorran las bandas elásticas, en combinaciones con rótulos diversos.
Vayamos por parte. Sobre las sombras de la ambición y los vaivenes políticos, tanto Marcos como su hermano Gonzalo -sujetos simbióticos-, fueron opuestos a la dictadura. Marcos estuvo entre los que le arrancaron el Sindicato Médico a los interventores militares. Gonzalo, participó en la publicación “En la hora popular”, luego “La Hora”. El primero salió del Partido Socialista, emigrando para el Partido Comunista. El segundo del ROE, grupo ultra de izquierda, pasando al Partido Comunista. Allí ambos se posicionaron como diputados, en simultánea. Como tantos, luego labraron su porvenir en otras tiendas. Y ahí están: ¡en su vieja lucha!
No responden a ningún partido que discipline los apetitos y que responda a liderazgos firmes. El Frente Amplio, hoy es tan multicolor como difuso, como nunca antes.
El ejemplo mayor, tal vez, sea el de Tabaré Vázquez, con su socialismo invertebrado.
Conviene saber que los Carámbula vienen de un batllismo familiar, católico y masón, de tranco jesuítico. Más allá de algunas poses -no arriesgadas, por supuesto- no es dable pedir más.
Si el juego de billar del Intendente de Canelones hace que su bola caiga en la tronera, capaz que en vez de llegar a presidente -como Don Vidalín-, pueda asegurarse un silloncito senatorial o la vuelta a su intendencia.
El progresismo también aprendió de los viejos malabaristas y trapecistas del tradicionalismo.


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