viernes, 20 de febrero de 2009

CARÁMBULA: UN JUEGO CON TRONERA ABIERTA

Escribe Walter Ernesto Celina

En el juego de billar la operación más simple consiste en golpear con el taco una bola que, para convertir un tanto, debe tocar a otras dos. Esto es una carambola.
En billares con troneras (abiertas o cerradas) puede darse un juego más completo: la bola de un jugador debe golpear a la contraria, la que tiene que buscar derribar uno o más de los cinco palitos parados en el centro del rectángulo.
Cuando, además, se toca a una esfera menor (el mingo), se convierte carambola.
En una jugada se pueden hacer puntos a favor o en contra. Si tras un buen lanzamiento el jugador mete su esférico en la tronera, deberá considerarse que suma puntos a su adversario.
¿Cómo es esto del “tercer polo” en el Frente Amplio, con Marcos Carámbula compitiendo con José Mujica y Danilo Astori?
En el último congreso frenteamplista, emepepistas, comunistas, afines y ex, además de otros, enterraron la candidatura de Astori. Le adelantaron a Carámbula en la orgánica, que apenas trotaba atrás, por una baranda.
Los socialistas, tras perder a Tabaré Vázquez, sacaron de la galera la candidatura del Ministro Martínez para formar el “tercer polo”, con Rubio -de la Vertiente- y Carámbula, Intendente de Canelones. Aquel y Rubio, finalmente, se fueron al mazo.
El Vicepresidente Nin Novoa, por su parte, dio apoyo a Astori y manifestó que el “tercer polo” era “un mamarracho”. Advertía que la Alianza Progresista se desgranaba.
El ubicuo Ministro Rossi -amigo entre bambalinas de Carámbula-, comunista vacilante, luego renunciante, reeleccionista -como la Ministra Muñoz-, abandonó la Alianza de Nin y apareció jurando fidelidad al nuevo precandidato. Allí estaba, también, el claudicante Ministro de Defensa Bayardi. Es que su Vertiente se desmoronó con la sequía, desmonetizando su cabeza, Mariano Arana. El ex intendente capitalino pasó a ser un desaparecido político, del que sólo se tienen recuerdos por sus viajes alrededor del mundo y los escándalos de los señores Areán y Bengoa, más años de conflicto con el gremio ADEOM.
En consecuencia, el “tercer polo” nació cojitranco. Casi inviable. Se ahogó en su propia salsa.
Emergió un huérfano: Marcos Carámbula. Tabaré Vázquez le ha apostado algunas fichitas, como antes lo hiciera con Astori y, lo repitiera consigo mismo, a través del moribundo grupo de adláteres reeleccionistas.
Más que un juego de billar político, con un Marcos Carámbula autopropulsándose con ciertos amigos -y otros jugando a trancar a competidores mayores-, todo exhibe un amasijo insoportable.
En las aguas revueltas del Frente Amplio, por arriba y por abajo, nadan personalistas y ambiciosos, reunidos tras un objetivo: instalarse en el poder, sin banderas definidas, ni grandes compromisos.
Carámbula tiene un registro pobre en las encuestas de opinión. Él, igual, ha lanzado su bola. Puede rozar o derribar algún palito. Si la emboca en la tronera abierta, se desfonda sin remedio.
En el cuadro general del Frente y de los partidos conservadores, tal vez, este Carámbula no sea el peor. Juego con muchas sombras y algunas luces.
Se verá oportunamente, porque ¡hay más para este boletín...!

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