Escribe Walter Ernesto Celina
28.01.2013
Como es notorio, los temas
militares están ausentes en el debate público. Son ignorados ex profeso por los
grandes medios y, aún, por los institutos de análisis sociopolítico.
La información resulta pobre, no
porque no exista, sino porque se maneja con reserva y porque los actores políticos
la eluden, como disparándole a la parca.
El planeta es visto desde sistemas
satelitales, como si un ojo divino actuara permeando lo que sucede en las
grandes urbes, en las pequeñas ciudades, bosques y desiertos. Hasta el menor
artefacto de comunicación cae bajo operaciones inteligentes de rastreo.
Los océanos, mares, estuarios, los
grandes ríos y sus desembocaduras son objeto del más férreo control mediante un
sistema móvil y sigiloso, que se desplaza como una sombra abrumadora sobre las
aguas. Se trata de la ocupación extraterritorial que ejercen las unidades de la
United States Navy, la marina norteamericana.
La contemporaneidad del fenómeno no
puede omitir, siquiera a grandes trazos, un par de referencias a sendos
antecedentes ilustrativos, entre muchos otros. Pueden evocarse, en efecto,
situaciones distintas e irrepetibles, aunque sugestivas, al estar ligadas al
factor histórico de dominio. Esto es, del desarrollo y empleo de la fuerza como
elemento de sustento del poder.
Mare Nostrum, en los tiempos del Imperio Romano
fue la denominación del Mar Mediterráneo. Entre los años -29 (a.n.e)* y el 476
(d.n.e)* ocurría una concentración absoluta del poder político, militar,
religioso y administrativo en las áreas
de tierra firme bañadas por un mar encajonado por masas continentales. La
supremacía románica se extendía al sur
y oeste de Europa, oeste de Asia y el África norteña. Alcanzaba Britania, Galia, España, Suiza, regiones al
sur del Río Danubio, más Italia, Grecia, Turquía, Asia Menor y el Norte
africano.
Ese colosal mar interno fue la principal vía de
comunicación entre las posesiones citadas. No fue un espacio de libre
circulación. La classis (flota)
imperial lo custodiaba con dos bases principales y varias accesorias. La Classis Misenensis, constituida en el -27 (a.n.e), con
asiento en Miseno, controlaba el sector náutico occidental y, Classis
Ravennatis, con fondeaderos en Ravena,
desde el mismo año. Se ocupaba de la zona oriental. Tres siglos después fue
instalada en Constantinopla.
Granos,
materias primas y materiales para la construcción se comerciaban por las rutas
marítimas. El transporte terrestre era de un costo 60 veces mayor.
Manteniendo
el ejemplo anterior, con el fin de adquirir un papel de hegemonía marítima más
allá de sus fronteras, cabe citar la prevalencia que la Gran Bretaña tenía
hacia 1940 por las mismas latitudes.
Sus
buques precisaban de enclaves navales y los tenían: Gibraltar,
Malta, Alejandría
y Chipre.
Inglaterra controlaba asimismo el Canal de Suez
y, con Francia, disponían a comodidad del Magreb,
núcleo de países al norte de África.
El
fascismo mussoliniano, tras la conquista de Etiopía en 1936, produjo su sueño
imperial: crear una Potencia Italiana.
Formó una gran marina y, al modo románico o inglés, proclamó que formalizaría Il Mare Nostrum Italiano. Abatió ciertamente las posiciones de
Inglaterra y se fortaleció en su alianza con la Alemania Hitlerista hasta que,
en setiembre de 1943, Il Duce se desmoronó sin levante.
La potestad, casi absoluta, de los mares ahora
la detenta la mayor potencia de guerra de todos los tiempos: los Estados Unidos
de América. Con la peculiaridad sobresaliente que, en la transformación del
capitalismo, experimenta las virulentas convulsiones que se desataron desde
2008 en su economía y continúan pagando los pueblos del mundo.
Como una mancha oscura sus flotas ocupan los
océanos, con un poder destructor poco imaginable.
La IV Flota (The Four Fleet) se creó
en 1943, en plena guerra mundial; fue desactivada en 1950, durante la guerra
fría y se restableció -¡oh, casualidad!- en 2008 para asumir el control de
los buques, aeronaves de la marina y submarinos que operen en Centro América,
las Antillas y América del Sur.
No es un juguete para cadetes uniformados con
impecables casimires de hilo blanco,
como salidos de una revista de lujo. Es un instrumento para la Pax Americana,
una forma de sonreírle a las naciones del mundo apuntando a su soberanía.
Se está ante un Nuevo Mare Nostrum.
Examinando la diseminación de las numerosas flotas
de Estados Unidos, más el entramado de bases militares, un sofisticado arsenal,
alianzas militares diversas y en acción -como con la OTAN europea-, no se
precisa ser muy zahorí para advertir la proximidad del filo de la navaja sobre
cualquier país ribereño.
Habrá que volver al punto con los detalles.
Un animal transoceánico anda suelto. Y no es
papiroflexia.-
Llamadas
*:
(a.n.e) = antes de nuestra
era
(d.n.e) = después de
nuestra era
No hay comentarios:
Publicar un comentario