sábado, 19 de enero de 2013

DANZAS MILITARES - EL GRAN HALCÓN TODAVÍA QUIERE


Escribe Walter Ernesto Celina
19 .01.2013

Me propongo retornar al ámbito claustral y sigiloso de la X Conferencia de Ministros de Defensa, que en octubre último tuviera por escenario la península de Maldonado.
A diferencia de cuando décadas atrás las reuniones interamericanas se efectuaban en el Hotel San Rafael, con servicios de seguridad corrientes y de inteligencia discretos, en esta ocasión desde mar, cielo y tierra se ejerció un tutelaje tan vasto que podía detectarse el más pequeño insecto en la arena. Los periodistas que cubrían el concilio de secretarios de guerra no dieron un paso sin ser observados e impedidos en sus movimientos.
Fue ostensible el freno a la libre circulación de informaciones, aún de las más adictas y menos críticas de los quehaceres de la Junta Interamericana de Defensa.
De ahí que la indagatoria sea imprescindible. La cobertura nacional fue de trazo episódico y endeble. Poco trascendente la internacional, aunque con excepciones que permiten ahondar la mirada.
Por encima de la cuota de pintoresquismo de los Sres. Mujica y Fernández Huidobro -que unos alaban y otros censuran-, se apreció una cierta incomodidad en el ambiente.    
En un medio pulido y circunspecto, la alocución de apertura del Sr. Eleuterio Fernández Huidobro, Secretario de Defensa de Uruguay, rozó el desafío: “En estos años hemos sufrido la acción de organizaciones delictivas internacionales peores que las del tráfico de drogas, armas, terrorismo. Estas organizaciones delictivas disfrutan con todos esos crímenes, especialmente mediante el tráfico de dinero y el lavado.” Dijo segundos después: “Hablo de una buena parte del sistema financiero que mediante rapiñas, robos y estafas ha hecho estragos en los países más ricos del mundo (alusión a la 2da. Crisis  Mundial de 2008, iniciada en Estados Unidos - WEC) y, especialmente, en sus poblaciones. Y están libres. Deambulan sueltos; es una banda transnacional, altísimamente peligrosa, que no podemos omitir de nuestra lista de amenazas y riesgos.”
 Antes había hecho referencia a la “dilapidación” de recursos que suponen los gastos militares, cuando es la “desigualdad” la que subyace o sobrevuela todos los demás problemas. Ergo, ¡“no van a alcanzar todos los militares del mundo para resolverla”!
Los aplausos fueron tibios, a lo que José Mujica, sin  hesitación, acotó: “Me siento representado por lo que ha dicho mi viejo compañero”.
Si esta fue la portada del cónclave, algo sugería que las instancias previas, donde la diplomacia militar y política juegan sus cartas, no habían tenido el encanto de los te de la media tarde, en los que prevalecían los más genuflexos asentimientos. Este interamericanismo huele distinto.
A pesar del cambio de los tiempos, Uruguay sigue siendo una presa codiciada por Estados Unidos, como lo fue por otros poderes en tiempos coloniales. Es un punto geográfico estratégico, entre Brasil y Argentina, un envidiable espacio terrestre y marítimo de control y de salida para el Atlántico Sur, rumbo al Continente Antártico y las Islas Malvinas.
El gobierno uruguayo no ha dicho qué le pidió el Gran Halcón del Norte, ni qué le respondió, ni a costa de qué podría incrementarse el comercio hacia el enorme mercado norteamericano.
No obstante, el menos avisado advierte que, el ex Director de la CIA y actual Ministro de Defensa de EE.UU., se vio sometido a una manifestación pública de desagrado, nada casual.
Más claro aún está que León Panetta, tras una agenda cuidadosamente diseñada, sólo recibió de la mayoría de los ministros concurrentes sucesivas votaciones que rebajaron los objetivos buscados por su país.
Luego de 24 horas de estadía y tras un discurso -a analizar-, lo requirió una reunión de la organización militar del Atlántico Norte, OTAN. Partió raudo, insatisfecho y con las alforjas vacías.
La superpotencia del planeta, la que detenta el mayor despliegue militar conocido de la historia, la que administra un peso casi irresistible dentro y fuera de sus fronteras, busca un control afín al poder que custodia. Y no lo logra como quiere. No, al menos, por estas latitudes, cuando otrora, de un  fustazo, hacía tambalear a los gobiernos de América Latina.
Estamos en otra fase de la historia; nueva y no exenta de amenazas. Los ministros conversaron de defensa y seguridad, de nuevos tratados y de la actualización de formalidades operativas y  revitalización de los aparatos de coordinación…
Habrá que entrar a ese laberinto para buscar los nuevos significados.-


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