miércoles, 3 de marzo de 2010

HAYES DE PALACIO

Escribe Walter Ernesto Celina
mailto:waltercelina1@hotmail.com%20- 23.02.2010

Está casi en la tapa del libro. Cuando un partido democrático de oposición salta del llano al poder, experimenta cambios. Aquellas concepciones de izquierda que pudieron alimentarlo, comienzan a diluirse
Y vaya, si el Frente Amplio ha experimentado transformaciones desde su irrupción al gobierno municipal montevideano, primero, y tras su acceso, luego, a los comandos del poder nacional y numerosas intendencias departamentales.
Inicialmente, fue la distribución cuotificada de cargos en la administración primigenia del Dr. Tabaré Vázquez, en Montevideo. Más adelante, cuando el Frente se acercaba al poder, participó de una negociación de puestos llevada a cabo por el Cr. Danilo Astori. Peleó por una presidencia de la Cámara de Representantes para un correligionario suyo -por un período- y obtuvo alguna otra achura.

Los cinco años del gobierno de Vázquez exhiben páginas vistosas.
Así, las que cobraran notoriedad en el libro Pepe Coloquios, donde el nuevo presidente José Mujica, alude a la voracidad descomunal de los camaradas socialistas para posesionarse en el aparato del Estado. Más que una estupidez -para parafrasear al mandatario saliente-, se trata de una verificación palpable.
¿De qué estamos hablando?
No de la defensa de ningún principio; no de la exposición de ideas, ni de proyectos concretos. Tampoco de una depuración democrática de la organización del partido de gobierno.
Todo es más rupestre, menos limpio, más salvaje.
Lo afirman quienes están dentro de la fuerza. No ningún radical, ultraizquierdista u opositor de derecha.

El Ing. Daniel Martínez -que obtuvo una banca de senador-, quería además ser intendente por Montevideo. Se autocatapultaba con el Partido Socialista. Pero, un acuerdo entre el movimiento de Participación Popular con el Partido Comunista -de ínfima presencia electoral-, sacó de la galera a una candidata de esta agrupación y la proclamó postulante única del FA para la capital.
La entente enterró el sueño del pibe del Sr. Martínez el que, sin más, fue enviado a llorar al cuartito.
De fondo, lo grave, fue el desconocimiento del derecho de los frenteamplistas del departamento con más votos, de tener 2 o 3 candidatos comunales, tal como se posibilitó para el Interior.
Cuestiones internas, por cierto, de una coalición con mucho personalismo y poca democracia.

Esteban Valenti, graduado como empresario político y adherente al llamado Frente Líber Seregni, asesor de imagen antes de Vázquez y, últimamente de Astori, prevenía, hace unos días, sobre la perentoriedad de saber controlar la fiebre de poder y la soberbia de palacio (Bitácora y Entrega 2000 Nº 726). Forma explícita de confesar que el virus de las guerras instestinas y otras yerbas atacan a los miembros de la izquierda centrista uruguaya.
Termómetro en mano, el publicista de referencia ensayó una diagnosis y prevención más severa: El que se excluye y se va, se jode.
Muy claro. Para no joderse hay que quedarse a resguardo, dentro del palacio.
Como lo hizo su correligionario Martínez, quien desde Facebook lloriqueó y pateó contra el clavo, para después disculparse…
Por un puazo perdió su trompo en la troya, pero quedó ahí, mirando desde afuera. Porque, como afirma su correligionario Estaban Valenti, si se margina del reino, sucumbe.

Esta es la nueva izquierda inaugurada por el Dr. Tabaré Vázquez.



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