lunes, 29 de noviembre de 2010

PRUEBAS SOBRE PRUEBAS

Escribe Walter Ernesto Celina
walter.celina@adinet.com.uy – 17.11.2010

Apelaré al aforismo jurídico que establece “a confesión de parte, relevo de prueba”. Se trata de visualizar cómo se suman los nuevos crímenes del imperio, ahora con la exposición de documentos oficiales secretos, confirmatorios de prácticas de guerra prohibidas. Y, como si fuera poco, rematados con confesiones paladinas que Georges W. Bush relata en sus memorias.
Acudiré, primero, a una fuente uruguaya, de tradicional adhesión a la política de los Estados Unidos de (Norte) América. Me estoy refiriendo a ediciones recientes del diario “El País”, de Montevideo.
La correspondiente al 23.10.2010, en la sección A, página 5, a todo lo ancho -6 columnas-, titula en nota que ocupa media hoja: “Denunciaron torturas de EE.UU. en Irak". Subtítulo, también a 6 columnas: “Filtración. Según archivos militares hubo 109.000 muertos en guerra, 63% civiles”. A continuación ubica el origen de la noticia que viene en desarrollo: “Londres. AFP y ANSA”. La introducción, en negrita, anota: “Torturas, ejecuciones y crímenes de guerra con complicidad de fuerzas estadounidenses en Irak fueron divulgados por Wikileaks, en lo que se supone la mayor filtración de archivos clasificados. Las autoridades de Estados Unidos relativizaron la información.” En letra destacada, en la 2da. columna puede leerse este resumen: “Dudas: Los archivos señalan que 15.000 civiles murieron en hechos desconocidos”.

Tomo ahora el texto que, como pie de una foto que muestra la sevicia militar contra prisioneros, dice: “Torturas: “Los informes revelan que EE.UU. conocía los castigos a prisioneros iraquíes pero ordenó a sus tropas no intervenir”.
Lo que viene después, línea por línea, no tiene desperdicio. Desde el inicio de la guerra iniciada por los norteamericanos hasta fines de 2009 -precisa el informe de Wikileaks-, 109.032 personas perdieron la vida. Las víctimas civiles fueron 66.081. Los documentos secretos alcanzan a 400.000 piezas. Llegaron a “Le Monde”, “The New Cork Times”, “Der Spiegel”, “Al Jazzeera”, “Bureau of Investigative Journalism”. Una bomba distinta, cuyos detonadores se accionaron para estallar en manos de sus guardianes pretorianos.
Se citan casos de “detenidos vendados y colgados de sus extremidades, sometidos a golpes, patadas y shocks eléctricos”. Hay reportes que dan cuenta de la muerte de los torturados. Un oficial médico de Estados Unidos reporta “golpes y quemaduras, así como visibles heridas en cabeza, brazos, torso, piernas” de un hombre que apareció suicidado…

¡Seguro, más de lo mismo! Muy cerca nuestro hemos visto algo de este film.
La Sra. Hillary Clinton, al mejor estilo del Departamento de Estado, criticó las filtraciones. No el vandalismo.
Más elementos, irreprochables por su fuente. 26.10.2010. Título: “El silencio es la respuesta de EE.UU. a las denuncias de Irak”. Subtítulo: “Guerra. Ciudadanos atónitos ante revelación de Wikileaks”. Indica Daniel Herrera Lussich (alias “El Pingo”), corresponsal permanente de “El País” en Washington, que Julián Assange, periodista australiano, de 39 años, “amenazó con seguir publicitando, en serie, documentos de las torturas en Irak”. Se trata de quien sustrajo la información y se proclamó “enemigo de la violencia y torturas en las guerras”.
Como si esto no fuera suficiente para llevar a sus autores a un tribunal penal internacional -que no se instala- , el ex-presidente de USA George W. Bush dio una prueba escrita: sus memorias.
Acudo como fuente a un despacho de CNN México, tomado de Internet. Se ubica con los caracteres http:/mexico.cnn/mundo/2010/11709/george-w-bush justifica …
Revela: “Los expertos de la CIA elaboraron una lista de técnicas de interrogación. Bajo mi dirección, el Departamento de Justicia y los abogados de la CIA llevaron a cabo una revisión legal”. Una puesta a punto.
Progresa en su sutileza: “El programa de interrogatorios mejorados respetaba la Constitución y las leyes, incluidas las que prohíben la tortura.”
Su proclamada religiosidad le permite manifestar, con buen cuidado: “Había dos que sentí demasiado fuertes, incluso si eran legales. Ordené a la CIA no usarlas. La otra técnica era el submarino, un procedimiento que simula el ahogamiento (negrita de CNN). Y continúa: “Sin duda el procedimiento era duro, pero los expertos médicos aseguraron a la CIA que en el largo plazo no hizo daño a nadie.”
Salvo a quienes mueren en el martirio, podría agregarse.
Es una aberración que el pillaje y el crimen tengan luz verde internacional.-

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