miércoles, 10 de diciembre de 2008

PERIODISTA EDMUNDO ROVIRA

CONTRAOLVIDO EN LA JUNTA MONTEVIDEANA
Escribe Walter Ernesto Celina

La recordación en la Junta Departamental de Montevideo de los 90 años del diario “El País” permitió poner de manifiesto los claroscuros de la publicación.
El legislador comunal Dari Mendiondo tuvo, sin duda, una parte destacada en el sedicente homenaje. Rememoró la adhesión del matutino a la campaña “moralizante” de los golpistas, bastante antes que dieran el zarpazo. Asimismo, situó bajo un haz de luz a personalidades que cruzaron por dicha tribuna y escenario laboral, enmarcando su intervención en el valor intrínseco de la libertad de prensa.

Cuando el diario de la Plaza Cagancha se sumaba a la acción de desprestigio contra el cuerpo deliberativo, en los prolegómenos del 27 de junio de 1973, hubo individuos principistas que, trabajando en ese medio -conectado a la agencia de espionaje y contrainformación CIA-, se jugaron por el destino de la República.

Mendiondo rescató el nombre, casi olvidado, del periodista Edmundo Rovira.
Había nacido en Mercedes (Soriano), en el seno de una familia digna, a la que conocí por ser oriundo del hermoso reducto litoraleño y, aún, por mi condición de vecino de los Rovira, en horas de la infancia.
Con Edmundo nos encontramos cumpliendo funciones periodísticas similares para medios opuestos. Fuimos cronistas parlamentarios. Él, en la Cámara de Representantes; yo en el Senado y, ocasionalmente, en Diputados y la Asamblea General. Nos cruzábamos, asistíamos a las mismas sesiones. A veces, codo con codo, estábamos registrando los eventos políticos en el hemiciclo parlamentario.
Era un individuo correctísimo, de cordialidad invariable. Cuando fui requerido por Luis Pedro Bonavita y Rodney Arismendi para ejercer la Secretaría de Bancada en la Cámara de Representantes, la proximidad con él me permitió un trato más habitual. En su trabajo era riguroso como profesional. Por supuesto, sus crónicas pasaban por un filtro que exigía desconocer a los adversarios de izquierda.

La intensidad de aquellos momentos políticos no dejaba espacio para el disfrute de la amistad. Más, nos sabíamos hijos del mismo terruño, teníamos un mismo horizonte, no nos desligábamos de los compromisos contraídos con el país. Cada uno en lo suyo, actuando en mundos diferentes. La brega era dura y despareja.
No disputábamos cargos. Éramos partícipes de una causa que reputábamos superior. Nada nos arredraba.

Por supuesto, el nombre de Edmundo Rovira ha estado ausente en “El País” en su conmemoración.. Y en otros ámbitos.
El Edil Dari Mendiondo rescató su figura, con una breve exacta y pincelada, en una intervención que levantó polvos por todo lo que manifestó.
Sostuvo: “...Respeto a Edmundo Rovira, cronista parlamentario del diario “El País”, en cuya casa de Pocitos nos supo amparar al Edil Luis Tourón y a mi, durante muchas noches de clandestinidad previas a la dictadura.
Luego me encontré con él en el Batallón 5to. de Artillería. Estuvimos seis meses con los ojos vendados, Seis meses incomunicados. Seis meses desaparecidos, sin que nuestras familias supiesen de nosotros. Él, sin embargo, hacía palabras cruzadas para que pudiéramos mantenernos en una silla las veinticuatro horas.
Murió en el Penal de Libertad.”
En esa inicua forma de cegar su vida, cobra altura y trasciende la memoria del ciudadano, del periodista, del compañero, del amigo. De uno de los tantos justos que dejaron su ofrenda en el altar de la Patria, que un día será plena y de todos.

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