jueves, 5 de diciembre de 2013

TESTIMONIO DE CARLOS QUIJANO

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Escribe Walter Ernesto Celina
05.12.2013
En nota anterior me he retrotraído al formidable testimonio suministrado por el periodista Prof. Dr. Carlos Quijano en un editorial del 24 de mayo de 1974, tiempo del arrasamiento de las libertades democráticas y de los derechos personales.
Un resumen hubiera distorsionado su expresión diáfana y los signos propios de una personalidad que no cedía a aquel cuartelazo hecho en conmixtión con una casta de civiles.
“Marcha” era espejo de una buena porción de la intelectualidad uruguaya, democrática y de izquierda. Disconforme con las políticas aplicadas por los partidos tradicionales y con la gestión del poder administrador; alzada contra las políticas de guerra de EE.UU. y renuente a la URSS. No asociada a las prácticas macartistas. Ergo: estaba apuntada en el index de los pacheco-bordaberristas, de los nombrados como “blancos baratos” y de la derecha militar. Había que callarla. Así fue.

EL MINISTRO JUAN CARLOS BLANCO INTERROGADO

Quijano es quien toma  nuevamente la palabra, en su memorable columna, anotando: Por esos días (20 de febrero) el señor Blanco, Ministro de Relaciones Exteriores, dialogaba con los periodistas en México:
"Pregunta: Usted declaró hace pocos días que el cierre del semanario MARCHA y el encarcelamiento de personalidades como el doctor Carlos Quijano y el escritor Juan Carlos Onetti se debe a delitos comunes.
¿Podría usted indicar qué tipo de delito común cometió el escritor al asistir como jurado a un concurso literario? ¿Qué disposición legal se aplicaría en este caso? ¿Existen antecedentes en la materia o es la primera vez que en su país se plantea un caso de ese tipo?
 Respuesta: Como este episodio ocurrió precisamente en momentos en que yo viajaba hacia México, no tengo todos los elementos de juicio necesarios. Lo que sí puedo asegurarles es que entre hoy y mañana, tal vez, haya pronunciamiento de la justicia con respecto a la acusación que se ha presentado por esa participación en una publicación que se permitió realizar, que vulnera disposiciones -y no se especificaba qué disposiciones- del Código Penal, que vulnera ciertas disposiciones del Código Penal, que velan por la moral pública. Pero no tengo noticias de cuál es el pronunciamiento de la justicia, porque esto está sometido a la justicia y espero que este pronunciamiento ocurra -según lo que he sabido esta misma mañana- entre hoy y mañana y me será muy grato poder trasmitir a ustedes oportunamente lo que han decidido los tribunales competentes".  
Replica el editorialista: La sintaxis de las manifestaciones ministeriales no es, a la vista está, muy correcta, la coherencia del discurso no es monolítica y la riqueza del lenguaje no es enceguecedora; pero ha de reconocerse que el señor Blanco no andaba descaminando en sus predicciones. Dos días después, como vimos, el juez militar nos liberaba.
Por otra parte, corridas ya varias semanas, el señor Bordaberry en conferencia de prensa con los corresponsales extranjeros, aquí en Montevideo (2 de mayo de 1974), decía categóricamente:
"Con respecto al caso de los directores y demás integrantes de la plana mayor del semanario MARCHA -izquierdista- Bordaberry aseguró que se encuentran a disposición de la justicia civil, dado que el juez militar que actuó en el caso no ha encontrado delito. Agregó que el dictamen de la justicia será respetado inmediatamente."

UN PLUS DE ENCIERRO

Anota luego: Pero ocurrió y eso no podía preverlo el señor Blanco que, liberados por el juez militar coronel Rodríguez Soto, seguimos detenidos. Sin duda, bajo el régimen de "medidas de seguridad". Pero ignoramos todavía y no vale la pena averiguarlo, la autoría y la fecha de la disposición. El expediente pasó entonces a la justicia civil, la que por su parte tampoco nos procesó, ni ordenó nuestra prisión y el domingo 24 de febrero, a las tres de la mañana, nos despertaron en la Jefatura y partimos con rumbo desconocido.
Arribamos al “Cilindro”, y allí nos quedamos -Onetti y Mercedes fueron internados pocos días después, por razones de salud en un sanatorio- hasta el martes 14 de mayo, a las doce del día. La justicia civil, para la cual, paradójicamente, estábamos en libertad, se expidió el viernes 10 de mayo, ordenando el archivo del expediente. Damos más adelante la vista fiscal y la resolución del juzgado. En total, tres meses y cinco días. Después de la liberación decretada por la justicia militar, ochenta y un días. Esta historia no sería completa si no recordáramos otros detalles:
Luego de nuestra liberación por la justicia militar, MARCHA fue clausurada por diez ediciones.

ENCARCELAN A JULIO CASTRO

Prosigue: Es confortante comprobar "que no hay matrero que no caiga". A Julio Castro que se había acercado temerariamente al pueblo, lo metieron preso y de nada le sirvieron el trabuco y el facón, el 20 de marzo. Por suerte, nunca fue interrogado por la justicia. Vaya a saberse cuántos disparates hubiera dicho o hecho; pero lo recibimos alborozados en el “Cilindro”, en las inmediaciones del cual dejó su flete más o menos aperado. Por más señas, un alazán tostado de esos que están muertos antes que cansados. (Ironiza con la situación y dichos anteriores de Julio Castro, referidos en nota anterior. W.E.C.)
 Y este es el relato de nuestra modesta peripecia y de nuestra exigua penitencia en este mundo convulsionado y en este desorientado país. Nada significa frente al dolor y la angustia de tantos y tantos que han sufrido y sufren. Apenas un episodio.
 Estamos de nuevo frente a nuestra mesa de trabajo para hacer lo que debemos hacer.
Es sencillo y no hay que alzar la voz.
No estamos muertos, ni cansados. O como decía Quevedo, con cuya deslumbrante lectura nos deleitamos en el “Cilindro”, gracias al incomparable Alfaro: "Antes muerto estaré que arrepentido". Todo oficio tiene sus gajes, molestias y perjuicios. Ejercerlo es exponerse. Es la ley: vivir es arriesgar. Y todavía vivimos. Aun­que, según tenemos oído, Santo Tomás decía que el mayor pecado es la imprudencia.

EL PRINCIPIO DE LA “JUBILOSA FRATERNIDAD”

El Prof. Dr. Quijano no olvida y estampa, finalmente: Algo, no obstante, traspasa los límites de la experiencia cumplida. La trasciende. Y es la jubilosa fraternidad, que tanto nos enseñó, de los camaradas del “Cilindro”. Los compañeros. Con ellos compartimos el pan, como la palabra enseña. Y la esperanza. La callada e inalterable certeza de tiempos mejores para esta tierra entrañablemente nuestra.
La prisión hermana y aunque parezca incongruente, ayuda a liberarse. Todos pensaban más en los otros que en ellos mismos.
Y es también la conmovedora solidaridad de cuantos, muchos -al punto de sorprendernos- nos tendieron su mano o nos hicieron llegar su palabra. Aquí o desde lejos. Ahora, más que nunca, no nos está permitido, ni desertar, ni defraudar, ni traicionar.

 Fuente: Los golpes de Estado (1973) Carlos Quijano
CC.RR -  ROU - MVD IX.1989
 




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