ANÍBAL BARRIOS PINTOS
Escribe Walter Ernesto Celina
walter.celina@adinet.com.uy walter.celina@hotmail.com 30.09.2012
Con
motivo del Día del Patrimonio y, en alusión al lenguaje de los uruguayos, la Administración
Nacional de Correos emitió un sello postal en homenaje a la
preclara personalidad de Aníbal Barrios Pintos.
El
1º de junio se cumplió un año del alejamiento físico de quien consagrara su
vida a la investigación, en los campos de la historia y la lexicografía de
Uruguay. Asimismo, sus contribuciones periodísticas constituyeron un vehículo
idóneo para la difusión de sus pacientes trabajos.
Aunque
pudiere resultar redundante, cabe recordar algunos elementos generales,
distintivos de su perfil y obra.
Fue
un animador de las labores metódicas y silenciosas de los grupos de académicos
que examinan los siempre variados procesos de las letras y la historia de
nuestro entorno. Los sillones que ocupara, respectivamente, en la Academia Nacional
de Letras y en el Instituto Histórico y Geográfico, acusarán su ausencia. Las tareas
de ambas instituciones se reflejaron en las sucesivas ediciones de revistas de
gran porte cultural, a las que brindó su saber creador.
La
reedición de la Historia de
los Pueblos Orientales (tres tomos con un total de 1692 páginas) es un
registro amplísimo de los fenómenos poblacionales ocurridos en nuestro
territorio, lo que se concatena con sucesos políticos, militares, económicos y
sociales. Consagró años de su vida a la indagatoria y, también, a la espera de
la publicación completa de la obra. Por añadidura, fue el conocedor más
perfecto de la totalidad de los Departamentos
del Interior. Y, de seguro, el más avezado escudriñador de los barrios
montevideanos. Los meandros de la identidad oriental y uruguaya encontraron su
lupa vivaz, por lo que no existirá interpretación acabada si no pasa por el
conocimiento de los estudios y revelaciones aportadas por este maestro.
Su
herencia son el casi medio centenar de libros e incontables notas
periodísticas, orales y escritas, entre las que se destacan trescientos
cincuenta registradas para el Suplemento
Dominical del Diario “El Día” de MVD.
El
Diccionario
del Español del Uruguay lo menciona como uno de sus constructores. Es
muy exacta la apreciación. Siendo depositario de su amistad, muchas veces me
comentó con satisfacción los avances del equipo que afinaba las acepciones. Y,
otras tantas, lo sorprendí analizando las voces colectadas. Tenía empeño
en corroborar el significado de algunos giros lugareños y, más de una vez,
quiso saber cómo yo recordaba las maneras de aplicación de palabras y formas de
componerlas en frases. La profesión de pesquisador desbordaba su vida. Lo
hacía, además, con auténtica humildad. Como contratara, compartía con
generosidad archivos, libros y sucesos por él vividos con personajes
memorables.
De tierra adentro fue su último gran
aporte. En julio de 2011 se asistió en la Biblioteca Nacional
a la presentación del primer tomo, encontrándose con rezago la Editorial Planeta en emitir último.
Se
trata de un catálogo, el único existente, en el que Aníbal Barrios Pintos
sistematizó -hasta donde pudo- las nóminas de escritores, músicos y artistas
del Interior. A lo largo del tiempo acumuló los antecedentes de
individualidades, la mayoría ocultas para el ojo público. Procedió con ahínco a verificar, clasificar y, finalmente,
compendiar. La media muestra divulgada comprende los Departamentos de Artigas,
Salto, Paysandú, Río Negro, Soriano, Colonia, Rivera, Tacuarembó y Durazno.
Faltan Maldonado, Rocha, Canelones, Lavalleja, Cerro Largo, Treinta y Tres,
Flores, Florida, San José, conservados por la compañía española local.
Las
distinciones que recibiera son de gran prestigio y extensa enunciación.
Hace
semanas volvió a ser recordado en la
Cámara de Representantes y ahora, la Administración
Nacional de Correos lo hace con un sello postal.
En
el Día del Patrimonio, en esta
oportunidad dedicado al lenguaje de los
uruguayos, la estampilla destaca a la izquierda el rostro del investigador
y, a su derecha, un detalle de la escultura Los Charrúas, de
Pratti, Furest Muñoz y Lussich, con asiento en el Prado, de Montevideo.
La
razón está dada por dos elementos vinculantes: La dedicación que el historiador
le prestara a las etnias que antiguamente poblaron nuestro territorio y a sus
avecinamientos y, la perdurabilidad de voces autóctonas en el lenguaje vivo.
Entre
los méritos que el Correo destaca del compatriota indica uno, muy especial: la
determinación del área geográfica de Villa Purificación y del Cuartel General del Hervidero, asiento
del Primer Artiguista.
Detalles del impreso filatélico
Diseño de Eduardo Salgado.
Fecha: 27/9/2012. Código: 2012-20-c. Categoría: sello
conmemorativo.
Valor: $12. Plancha: 25
unidades. Tirada: 15.000. Imprenta: Sanfer SRL.
LA ÚLTIMA ENTREVISTA
El 26 de mayo de 2011 Ediciones de la Banda Oriental
celebraba en el Teatro Solís sus
50 años de vigencia.
Entre los autores invitados se encontraba el venerado
amigo. Las cámaras dieron cuenta de su presencia, al tiempo que concedía
algunas declaraciones requeridas por los medios.
El periodista Carlos Reyes recogió estas expresiones
testimoniales.
La siguiente refiere a cómo el historiador complementó
sus campos de interés, lo que a la postre se reflejó en aportes personalísimos.
“Iba seguido a Buenos Aires a trabajar en
los archivos, manifestaba. Allá estaban haciendo una historia de los
barrios, en la que cada historiador se ocupaba de un barrio específico. Y, una
vez, en Artigas, me encontré con el Intendente de Montevideo y le planteé la
posibilidad de hacer eso. Ahí empezó. Tres intendentes pasaron y se pudo hacer
con tres administraciones distintas. Tenía desde hacía muchos años la
experiencia de trabajar con temas del Interior, Departamento por Departamento.
Apliqué los mismos conocimientos y métodos a los barrios de Montevideo.”
Aludiendo a sus modalidades innovadoras, como a su
intrepidez no jactanciosa, recordó en otro pasaje: “Para escribir la historia de los pueblos, recorrí todos los caminos y
carreteras. Antes de la 2da. Guerra Mundial había visto en una revista francesa
la foto aérea de una granja. Pensé entonces en tomar fotos aéreas de las
estancias. Cada una de tiene una historia.” Tanto, como lo que relataría
inmediatamente: “Íbamos en avioneta y bajamos en un campo con mucha piedra. Al
despegar chocamos pero, al final, el aparato despegó. Íbamos para Vichadero y
veíamos que la gente nos hacía señas. Pensábamos que nos saludaban, hasta que
nos dimos cuenta que nos faltaba una rueda. Aterrizamos en una cancha de
fútbol; milagrosamente la avioneta quedó vertical, ¡parada sobre su propia
hélice!” (Fuente diario “El País” - 02.06.2011)