jueves, 16 de febrero de 2012

EXPLORANDO LA BREVE HISTORIA DE SORIANO

UNA POSTAL INVALUABLE DE EDUARDO VÍCTOR HAEDO
mailto:walter.celina@adinet.com.uy- 11.02.2012

Me he referido a los aspectos más generales de la obra del Lic. José Olazarri, atinente a la historia particularizada de Soriano. Del tercer tomo me ha parecido ilustrativo extraer una página invaluable, perteneciente a la pluma de Eduardo Víctor Haedo.

El autor de la postal, aunque para muchos resulte ocioso recordarlo, fue un ilustre y controversial político, perteneciente al ala herrerista del Partido Nacional. Su proficua actividad se extendió desde 1901 a 1970, habiendo alcanzado las más altas dignidades conferidas por la soberanía popular. Entre ellas, la de presidente del Consejo Nacional de Gobierno (equivalente en el sistema colegiado a la de primer magistrado).
Tal vez, su fidelidad más constante haya sido la valoración de las virtudes de su madre, una mujer laboriosa que cinceló su carácter. Audidacta, orador de fuste, amante de las artes, acompañó la decisión de Luis Alberto de Herrera de participar en el gobierno del dictador Gabriel Terra, siendo ministro. En el proceso democrático posterior, es recordable su vehemente retórica oponiéndose a la instalación de bases navales norteamericanas en suelo patrio.
Desafiando la tesitura prevalerte en el Partido Nacional, recibió a Ernesto Ché Guevara, en su chalet La Azotea, en Punta del Este, en circunstancias de tramitarse la expulsión de Cuba del sistema interamericano. Corrían los años 60 del siglo pasado, cuando la emblemática casa albergaba su atelier de pintura, siendo cenáculo en la vida intelectual de la península.

¿Cómo era Mercedes en 1910, cómo sus gentes y estamentos sociales? Eduardo Víctor Haedo lo recuerda con enorme frescura y penetración. He aquí algunos fragmentos aportados por su memoria:
“Mercedes era una ciudad destinada a residencias de una reducida burguesía que tiene en los campos feraces de Soriano el motivo de sus ocupaciones y en las costumbres rurales el ordenamiento sencillo de su existencia.”
“No excedía los 8 mil habitantes, esparcidos la mayoría, sobre las estribaciones de una suave colina que desde el norte se mira en el Río Negro, que termina entregándose blandamente en extensas alamedas, apenas interrumpidas por un muelle de los “Aguateros” y un “Puerto Viejo”,
construido con piedras coloradas, distribuidas sin obedecer a otra inspiración que la buena voluntad de quienes durante años agregaban toda clase de desperdicios.
No había casas de señorío. Las mejores eran de construcción simple, del tipo que difundieron los constructores genoveses que llegaron al Río de la Plata en las inmigraciones de 1880.
Frente a la plaza principal, la Iglesia consagrada al culto de la virgen de las Mercedes, entonces sin torres, ofrecía un pórtico amplio, de líneas severas, arcos y pisos de ladrillo rojo y portales de madera dura sin tallas.”
“La vida transcurría durante el día en menesteres sin trascendencia y por la noche, al término de la “novena” en la Parroquia a las ocho, era la hora del recogimiento y del silencio; apenas interrumpido en la Plaza Nueva, situada al sur de la ciudad, por frecuentes candombes en el Cuartel…”
“A medianoche sólo permanecían tenuamente iluminados el Club Progreso, donde hacían sus partidas de solo, gofo y billar una elite reducida de doctores y hacendados, las casas de juegos, los lupanares y algunas modestas casas de familia en las que la lotería de cartones distraía a las ancianas, permitía el escarceo amoroso de los jóvenes, mientras los hombres maduros daban y recibían informes de conspiraciones y asonadas…”

Transcripciones como esta, tomada de la Breve Historia de Soriano, dan amenidad a la sucesión de hechos que registra el Lic. José Olazarri en su original estudio sobre una porción de la vida regional de Uruguay.-

NUEVAS VIEJAS NOTICIAS EN LA OBRA DE JOSÉ OLAZARRI

DESEMBARCO MASÓN EN MERCEDES
walter.celina@adinet.com.uy – 11.02.2012


José Olazarri es un periodista actual, indagador, que exhibe un título académico. Toma la historia como lo que es, una disciplina científica. En su empeño, ordena datos e informaciones de manera metódica y, de este modo, presenta sus obras.
La más reciente, titulada Breve Historia de Soriano recoge, en el tomo tercero, elementos documentales que, más allá de su vejez, constituirán novedad noticiosa sobre el pasado mercedario.
Con los buenos oficios de su erudición, me detengo para recrear un momento especial. Ignorado, por el revestimiento del secreto, que tantas veces merodea propósitos políticos.
Se trata de la instancia en que se funda la primigenia sociedad masónica local.

El episodio es tomado de un cronista de la época: Mariano (Marino) Berro Chopitea (1874-1915). De manera desacostumbrada, este relató a la prensa lugareña que la reunión preparatoria para la conformación de la cofradía tuvo lugar el 13 de mayo de 1855. En rigor, las bases de la logia La Constancia se venían estableciendo desde tres años antes. “Los abuelos eran breves en todos sus procedimientos” sostenía, para indicar que hecha la fundación, se procedió a dar normas internas y a arrendar una casa, propiedad de la Sra. Gertrudis Sienra, ubicada en la calle Montevideo 223 (hoy Eusebio Giménez) esquina Colón.
No ha sido frecuente, salvo para estos últimos años, que los masones uruguayos den publicidad a sus actividades. El sigilo ha sido su ley.
Sin embargo, configurando casi una herejía para su tiempo, Berro Chopitea reveló otros detalles.
La comisión directiva fue compuesta por Manuel Chopitea (1802-1880), como presidente; Joaquín Egaña (1802-1876), vicepresidente; Juan Basilio Braga, secretario; Federico A. de Vasconcellos, prosecretario; David Silveira, tesorero y, José González, vocal. Lisandro Cumplido y Francisco Albín ocuparon grados de destaque en el grupo. La entidad masónica se disuelve el 23 de mayo de 1860.
Una digresión muy puntual: Elvira Cumplido de Chopitea fue la benefactora de las primeras obras para la infancia desvalida Mercedes. Ambos apellidos son de tronco masónico. El Dr. Alfredo Alambarri, ilustre sorianense que revolucionó pediatría social -siguiendo los pasos del Dr. Luis Morquio- y encauzó noveles institutos asistenciales infantiles, pasó por la entidad, siendo de su costumbre ensalzar el nombre de la bienhechora Cumplido.

Al extinguido centro le sucederán la Logia Luz y La Lira, para la promoción musical. Otras fueron las llamadas Armonía y Porvenir.
En 1990, el Dr. Alfonso Fernández Cabrelli, masón activo, reveló más facetas de la historia de las cofradías mercedenses.
Los edificios de la Sociedad Italiana y el Orfeón Español detentan símbolos masónicos, como que fueron levantados por miembros de estas colectividades no públicas.

La recreación formulada por José Olazarri, en los tres tomos publicados, invita a una lectura amena que permite saber más sobre Soriano, un fuerte eslabón de la sociedad uruguaya.-

3ER. TOMO DE LA OBRA DEL LIC. JOSÉ OLAZARRI

SOBRE LA HISTORIA PARTICULAR DE SORIANO
Escribe Walter Ernesto Celina
walter.celina@adinet.com.uy
– 07.02.2012

Coincidiendo con la culminación de la celebración de los 200 años de la revolución artiguista de 1811, la editora mercedaria Entrega 2000 S.R.L. presentó el tomo III de la Breve Historia de Soriano, escrita por el Lic. José Olazarri.
Me he referido a los trabajos precedentes que, con este abarcan un impresionante friso en que el autor reseña, con meticulosidad, episodios y personajes que son parte de la sublevación anticolonial de los pueblos orientales.
Aún, a riesgo de repetir elementos ya comentados, me permito recordar que Olazarri -que es biólogo de profesión- había presentado en julio de 2006 La Tierra y la Vida en Soriano, Uruguay, trazando el escenario geofísico regional, los elementos de flora y fauna y, por consecuencia, el ambiente en que el hombre primitivo comenzaría a identificarse, a establecer relaciones grupales e iniciar el camino de conocimiento de la naturaleza.

El tomo I se abre con el capítulo referente al Soriano indígena, ocupándose del segmento histórico que abarca 1520-1824. El tomo II ubica los sucesos que inundan el período azaroso que transcurre entre 1825-1880. Finalmente, el tomo III lo hace para fotografiar los años que van desde 1881 a 1930.
Al interés que suscitan los últimos 11 capítulos, en cada uno se suman una síntesis, una cronología y la bibliografía utilizada. La fórmula o método de exposición es un aporte invalorable para investigadores, estudiosos y docentes.

Con objetividad, previene el autor, que “en historia no siempre está dicha la última palabra”, por lo que su empeño se ha orientado a la “transmisión del estado actual de conocimientos”. Más aún, avisa que entre fines del siglo XIX y primeras décadas del XX, la recopilación se vuelve complicada, por la abundancia de documentos, muchas veces antitéticos.

Esta historia particular de Soriano, como llamo en el título, es una focalización de la nacional. Su originalidad radica en que se trata del primer compendio totalizador de la exuberante ocurrencia de sucesos en una de las circunscripciones territoriales del Uruguay. De un lugar que, como otros, tuvo incidencia en el perfil de la orientalidad, ese rico acervo del que los uruguayos nos sentimos orgullosos depositarios
El material está reunido en 228 páginas de cuidada impresión y armado. Su precio, exento de fin lucrativo, es de $180.

De la empeñosa tarea del Lic. José Olazarri para este último tomo, me permitiré recoger, en su momento, algunos antecedentes ilustrativos.