Escribe Walter Ernesto Celina
walter.celina@adinet.com.uy – 15.06.2011
walter.celina@adinet.com.uy – 15.06.2011
Refiere a una forma de descripción de un individuo por sus cualidades físicas y morales.
El carbón deja los rasgos del personaje, negro sobre el blanco de la cartulina.
De este modo el politólogo de la izquierda oficialista Daniel Buquet, Licenciado en Ciencias Sociales de la Universidad de la República y Doctor con especialización en Ciencias Políticas, graduado en México, accede a un reportaje en la revista Socio Espectacular distribuida semanas atrás. El título es expresivo: El FA dominado por el ala radical; el gobierno, por el ala moderada.
Se trata de una extensa e interesante nota que, por encima de cualquier diferencia, rescata las cualidades de quienes no claudican del pensamiento autónomo en pro del seguidismo en boga y apuntan a exámenes razonados de la realidad.
Preguntado sobre qué balance efectuaba del gobierno encabezado por José Mujica, al cabo del primer año del segundo ejercicio del Frente Amplio, con las expectativas de un giro a la izquierda y de la predisposición de este a reflexionar sobre innúmeras temáticas, responde el analista:
-“…La candidatura de Mujica surge como el resultado de una disputa interna en el Frente Amplio ante lo que podríamos llamar un ala más moderada y otra más radical. La candidatura de Mujica es impulsada por esa ala radical, con la expectativa de un giro a la izquierda que el propio Mujica alentó en su campaña, no digo sólo la campaña hacia la interna sino en todo ese proceso. Pero, acá pongo un matiz, porque apenas termina la elección interna y gana, luego que se concreta la fórmula y se lanza la campaña hacia la elección nacional, desaparece la promesa de giro a la izquierda.
Fue básicamente con la promesa de la continuidad. Los centros de la campaña electoral fueron: el Frente Amplio es un equipo, no es una persona ni dos personas; el Frente Amplio promete seguir las políticas del gobierno de Tabaré Vázquez y, además, la campaña lo que hizo fue defender los logros, los éxitos del gobierno anterior. No hubo, más allá de dos o tres cuestiones que en el Congreso del Frente se metieron en el programa…una propuesta concreta, formalizada, de giro a la izquierda. Lo que había sí, seguro, aunque no sé en qué medida, era una expectativa de giro a la izquierda por parte de mucha gente. No sabemos cuántos.
Pasado un año desde que Mujica asume, creo que una primera constatación es que Mujica, ni por la forma en que armó el gobierno, ni por el tipo de cosas que ha venido planteando, tiene una agenda de giro a la izquierda…”
El Lic. Daniel Buquet, ahora aborda la modalidad con que el Presidente se conduce desde el poder:
-“El estilo tiene distintos aspectos que son complementarios. Empecemos por “la pinta”. Mujica se trabajó a lo Menem en su transformación en candidato y, luego, en Presidente, prolijando mucho su aspecto físico sin perder la identidad, sin hacer un maquillaje absoluto. Me hacía recordar mucho a Menem cuando se iba recortando las patillas de a poco… Bueno, Mujica se empezó a peinar, a afeitarse todos los días, a no usar una campera de nylon, en fin, a estas cosas. Está claro que quiso acercarse a la idea de una imagen presidencial sin perder su característica.
Lo otro que tiene Mujica, como rasgo, es una especie de incontinencia verbal, le gusta hablar y le gusta decir lo que se le ocurre en el momento…”
Después, el politólogo remata con algunos conceptos como estos:
-“Mucha gente expresa que Mujica le gusta porque dice lo que piensa. Para contrarrestar eso, digo: ¡No, el problema es que no dice lo que piensa, sino que habla sin pensar! No es cierto, es una forma irónica de referirme. Lo que quiero decir es que para un político, y sobre todo para un presidente, decir algo incluye riesgos. Entonces, da la impresión que Mujica no cuida lo que va a decir, no reflexiona antes de decirlo pensando “bueno ¿qué consecuencias me puede traer esto?...”
-“Creo que Mujica se da cuenta que eso puede ser problemático; no lo elimina no voy a decir que porque es una fuerza psicológica interna indomable, sino que también le gustará mantener un estilo y mantener su peculiaridad, porque es parte de su capital político. Pero es cierto y, es un dato muy relevante que, a lo largo del año pasado se mostró una sensible disminución de su popularidad…”
Concluyendo: tenemos un presidente transformista, montado sobre una hamaca. Ejercita un juego de vaivén. Unas veces de acerca a los tirios, otras a los troyanos. No gestiona los asuntos públicos. A lo sumo, los comenta. Está hecho a la medida de la preservación del statu quo, del freno al cambio.
¿Y el Frente Amplio? ¡Bien, gracias!
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