miércoles, 4 de marzo de 2009

LA VUELTA DE JUANA DE IBARBOUROU


Escribe Walter Ernesto Celina




“...Amor no es beatitud sino centella
y mordedura honda del destino...”


REFERENCIAS PRELIMINARES

La Revista de la Academia Nacional de Letras, entre varios interesantes trabajos de la edición del primer semestre de 2008, dedicó uno a Juana de Ibarbourou.
Andrés Echeverría & Jorge Arbeleche se abren paso entre las sombras del tiempo y dan luz al perfil lírico de la poetisa melense. De ese pasado no tan lejano, en cierto modo desgastado por el paso de más de diez décadas, surgen datos interesantes, algunos casi desconocidos.
El investigador Aníbal Barrios Pintos, académico presidente de la comisión de publicaciones de la entidad citada, ejerciendo como periodista trató directamente con la escritora. Esta relación hizo que corroborara aspectos de su biografía: Su sentido de apertura cuando estaba en el cenit de la fama, algunas excentricidades -más allá de su sobriedad- y su discreto vínculo amoroso con un profesional porteño.
Asimismo, el poeta Hugo Petraglia Aguirre, quien frecuentara la amistad de Juana, me había dado señales similares, en los años 50.
Un hecho trascendente de 2009 es la exposición de objetos de Juana de Ibarbourou, que tiene lugar en el Centro Cultural de España, en Montevideo.
Los cuidados de su presentación corresponden a los eruditos ya mencionados, Echeverría & Arbeleche.

ITINERARIO DE LA MUSA

-De padre gallego y madre criolla, Juana Fernández Morales nace en Melo, Cerro Largo, el 8 de marzo de 1892. El jefe montonero Aparicio Saravia será padrino de bautismo, no obstante la convicción anticlerical del progenitor. Fallece en 1979.
-A los 16 años publica en “El Deber Cívico”, de su ciudad natal, uno de sus primeros poemas.
-En 1913 contrae matrimonio con un militar. Viaja por el interior.
-En Montevideo presenta sus poemas al periodista Vicente Salaverri, su impulsor a la fama.
-Entre julio y septiembre de 1919 sostiene correspondencia con Don Miguel de Unamuno y, por su intermedio, “Lenguas de Diamante” llega a Antonio y Manuel Machado y a Juan Ramón Jiménez.
-Apenas diez años después, es proclamada Juana de América, en ceremonia de la cultura latinoamericana, celebrada en el Salón de los Pasos Perdidos del Poder Legislativo.
-Entre sus relaciones calificadas es visitada o se reúne con Federico García Lorca, Pablo Neruda, Fidel Castro, Che Guevara; con Alfonsina y Gabriela, Sara de Ibáñez, Esther de Cáceres y Juan Zorrilla de San Martín; con Eduardo Víctor Haedo y Justino Zavala Muñiz.
-En su prolija reflexión Arbeleche recuerda que la famosa Generación del 45 relegó a la escritora, la que posteriormente fue revalorizada por voces como las de Bordoli, Benedetti, Vilariño; más atrás por L. Falco y hacia 1968, por A. Rama, con ciertas reservas.

SU VOZ

Tómame ahora que aún es temprano/ y que llevo dalias nuevas en las manos./ Tómame ahora que aún es sombría/ esta taciturna cabellera mía.
Ahora, que tengo la carne olorosa,/ y los ojos limpios y la piel de rosa./ Ahora que calza mi planta ligera/ la sandalia de la primavera.
Ahora, que en mis labios repica la risa/ como una campana sacudida a prisa./ Después... ¡oh, ya lo sé/ que nada de eso más tendré!
(Fragmento de “La hora”).

De pulso maduro, en 1950, la acompaña un presentimiento:
...Tengo la muerte, sin voz, sin ojos, sin cara. Enfrenta su muralla de misterio.


waltercelina1@hotmail.com
(03.03.2009)

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