lunes, 5 de enero de 2009

FORMIDABLE APORTE DE BARRIOS PINTOS

BASES DE LA ORIENTALIDAD
1RA. DE 2 NOTAS

Escribe Walter Ernesto Celina

El sociólogo y escritor Gerardo Caetano presentó, días atrás, en la Academia Nacional de Letras, el homenaje que la entidad cultural consideró de justicia tributar a su académico, el historiador, investigador y escritor Aníbal Barrios Pintos.
Dicho evento vino a coincidir con la aparición de la tercera edición de la monumental obra Historia de los pueblos orientales, corregida y ampliada, que Barrios Pintos da a conocer con Ediciones de la Banda Oriental y Cruz del Sur, en una compaginación realizada con esmero por Tradinco S.A.
El trabajo es el más compacto y sustancioso compendio de antecedentes sistematizados por quien, como su autor, consagró décadas de silenciosa labor para develar hechos relativos a las raíces de lo que, acaso podría sostenerse, constituyen bases iniciales de lo que luego daría paso a la orientalidad.

En el primer tomo examina el curso seguido por los asentamientos dispuestos en la Banda Septentrional del Río de la Plata hasta 1773, en que se inician las obras de la fortificación conocida como Santa Tecla, en el actual departamento de Rocha.
En el prolegómeno existe un estudio de los grupos indígenas (chanaes, charrúas, guaraníes, guenoas), con la consideración de aspectos etnográficos (lenguaje, religión, costumbres y actividades). Luego se desgranan temas de contexto -ineludibles para el diseño de la interpretación-, como los relativos al descubrimiento y exploración del Río de la Plata, la conquista y el poblamiento, los primeros ensayos colonizadores, el papel del caballo, la presencia de corsarios, bucaneros y piratas, la aventura de la penetración territorial, las reducciones y la evangelización de las comunidades autóctonas.
El informe se hace explícito y abigarrado al tratarse los segmentos que comprenden: Colonia del Sacramento, San Felipe de Montevideo, Paysandú, Fuerte de San Antonio, San Fernando de Maldonado, Las Víboras, San Carlos, Santa Tecla. En el apéndice hay referencias documentales sobre el origen de Santo Domingo de Soriano. Y no falta un capítulo dedicado a la unidad territorial y política.

Las de este tomo son 442 páginas imperdibles. No sólo han de servir a profesores y estudiantes. Atrapará, también, a quien desee saber algo más de una historia muy nuestra, plena de bizarría.

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