El Sr. Néstor Aguirre ha sido protagonista de un episodio poco frecuente, si se quiere, inusitado.
A raíz de la aparición de un sello emitido por la Administración Nacional de Correos, en junio del 2000, titulado “Club Soriano 1910 – 90 años – 2000”, advirtió -como filatelista- que el organismo público había padecido un error conceptual, al no procesar la información recibida contrastándola con documentación fehaciente.
El Sr. Aguirre nació en Mercedes, donde cuenta con familiares. Emigró joven para Montevideo. Fue funcionario de carrera en la Cámara de Representantes. Es autor de la obra “La verdadera historia de los Clubes Soriano en Montevideo – Un sello postal la alteró”. La imprenta Rosgal la editó en abril de 2006, con el esmero característico de su producción.
Para el tratamiento de la cuestión planteada y, como circunstancia relevante, cabe decir que el Sr. Aguirre fue un pesquisador severo de la historia institucional chaná en la capital; es coleccionador de sellos y, por añadidura, cofundador del Club Soriano actual.
De este último hecho da cuenta el Diario “El Radical” de Mercedes, del 24/XI/1951, cuando indica la constitución de la comisión provisoria de la novel entidad, integrada por sorianenses radicados en Montevideo, siendo sus miembros: María A. de Klappenbach, Raúl A. Vernengo Battro, Vicente Beretervide, Félix Milans, Tomás Estévez, José De Sanctis, Elixer Fernández, Luis A. Calleros, Luis Galagorri y Néstor Aguirre.
Dicho grupo de trabajo, señala la comunicación de prensa, contó con el asesoramiento jurídico de los Dres. Mario Soumastre y Jorge Moller en la estructuración de los proyectos de estatutos y reglamento, instrumentos cuya consideración se efectuaría en una asamblea general, convocada para el 20/XI/1951, en el Club Treinta y Tres, con sede en la calle Yaguarón Nº 1323 (Montevideo).
El documento periodístico lo suscriben la Prof. María Alzugaray de Klappenbach y el Sr. Néstor Aguirre, como presidenta y secretario, respectivamente.
La monografía de Aguirre, 55 años después de aquel evento tan señalado, registra los esfuerzos llevados adelante por distintas generaciones de residentes chanaes hasta poder consolidar un centro, con continuidad histórica, como éste, surgido en el comienzo de la segunda década del siglo pasado.
Al margen de la polémica, respecto a si al 2000 el Club Soriano pudo o no cumplir 90 años, el investigador permite que el lector desapasionado realice sus deducciones y, muy especialmente, aprecie el interés -siempre renovado a través de los tiempos- de personas bien dispuestas, que guardaron los recuerdos del terruño y alentaron nuevas realizaciones en acciones puntuales o poniendo los cimientos de programas más ambiciosos.
Acerca del itinerario de los clubes de residentes de Soriano puede decirse, siguiendo el trabajo de Aguirre que, desde 1910, hasta que se crea el Club Soriano en 1951, hubo 4 instituciones sociales. La Asociación primera, que subsistió hasta el 09/IX/1912. El Club Soriano, que se inicia el 19/III/1924 y llega hasta fines de 1925 o principios de 1926. El tercero que nace el 18/II/1933 y fenece en enero de 1934, a consecuencia de discrepancias entre partidarios y opositores al golpe de Estado de Gabriel Terra. El último es el que surge en 1951.
El seguimiento de este proceso fue examinado por el Prof. Washington Reyes Abadie y por el historiador Aníbal Barrios Pintos, quienes ratificaron las conclusiones a las que pudo llegar Aguirre.
Se trata de cuestiones fácticas, que no han sido levantadas.
Cabe indicar, primero, que como reacción, el Correo declaró la “reserva” del expediente, en la decisión recaída en el legajo 236/00. Allí, la resolución 142/01, suscrita por el presidente del organismo, Jorge Octavianelli, demuestra la falta de transparencia de los procedimientos, con el objeto de ocultar la ausencia de rigor técnico y el error cometido y, de suyo, la endeblez del sistema.
Recién el 12/I/2005, por resolución 149/05, originada en los planteos del Sr. Néstor Aguirre, se dispuso -tras citarse los antecedentes en cuestión- que: “toda vez que se solicite a la Administración la emisión de un sello o un matasello conmemorativo o de homenaje, éstos deberán ser acompañados de la documentación probatoria correspondiente que, a juicio de El Correo, respalde en forma fehaciente la información incluida en la solicitud peticionada”, agregándose que “dicha información deberá contar con el visado en forma de la División Asesoría Jurídica”.
Como curiosidad que coronaría el suceso, quien esta vez firma la resolución es el Sr. Winston Elutchanz, entonces presidente del instituto postal, persona oriunda de Soriano.
La cuestión reseñada permitió recrear una faceta de los sorianenses en sus actividades montevideanas a través de casi un siglo, generó un texto de consulta e influyó en la forma en que deberá operar el correo uruguayo cuando analice editar sellos y matasellos de homenaje.
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